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El ejemplo de la Sagrada Familia

"La Iglesia ha denunciado en muchas ocasiones las dificultades por las que pasa la familia en nuestra sociedad". Óscar Blanco Martínez, Obispo de Calama
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Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Después de haber contemplado en un niño el milagro de la encarnación del Hijo de Dios, contemplamos hoy a ese niño en el contexto de su familia; creciendo y madurando como cualquiera de nosotros. La fiesta de la Sagrada Familia se celebra en el contexto de la Octava de Navidad y nos invita a profundizar en el amor familiar también en las dificultades actuales y a tomar como modelo a Jesús, María y José.

La Sagrada Familia es un hogar en que cada uno de sus integrantes vive el designio amoroso de Dios para con cada uno de ellos: José vive la llamada de Dios a ser esposo y padre; María, la de esposa y madre; y Jesús, Hijo de Dios, su llamada y misión de enviado para salvar a los hombres. En este hogar es donde Jesús pudo educarse y formarse para la misión recibida de Dios

La Iglesia nos propone la fiesta de la Sagrada Familia como un modelo de experiencia de vida singular, porque su oferta es que vivamos la santidad en el amor, tal como lo viven Jesús, José y María en ese sencillo y humilde hogar de Nazaret. Jesús es el centro de la Sagrada Familia, porque Él une la familia de la tierra con la familia del cielo, porque Él es la segunda persona de la Santísima Trinidad. También podemos dar gracias a Dios por el regalo de la familia, como núcleo fundamental de la sociedad y de la Iglesia, cuyo sentido está basado en el amor y en el respeto mutuo.

La Iglesia ha denunciado en muchas ocasiones las dificultades por las que pasa la familia en nuestra sociedad y nos invita constantemente a recomponer el tejido esencial de la misma desde el amor, que le es propio. El Papa Francisco ha recogido toda la doctrina de la Iglesia y nos insiste ardientemente en trabajar para salvar la familia por encima de todo, estando cerca de sus necesidades, de acompañarla en su crecimiento, cuidando a los matrimonios, tanto a los de cerca, como a los alejados de la Iglesia, para que logren la madurez del amor con la clave de comprender, acompañar e integrar, y siempre con los brazos abiertos, especialmente para los que sufren.

El Santo Padre nos pide que "de ninguna manera la Iglesia renuncie a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza". Está claro que no podemos mostrarnos reticentes cuando se trata de cuidar este ideal. La familia es un bien indispensable para la vida de la Iglesia, es un bien valiosísimo para la evangelización de la vida y un patrimonio imprescindible para la sociedad humana.

Sabemos que las familias están en crisis, pero para saber de qué manera la familia puede ser lo que tiene que ser, dirijamos la mirada simplemente a esta familia sagrada para que de ella aprendamos, para que nuestra celebración no sea solo una queja de los problemas del mundo, sino una alabanza de las soluciones de Dios.

El rol del delegado presidencial

Se preveía que en algún momento el delegado y el gobernador regional podrían tener conflictos al desarrollar sus funciones y eso ya se está dando en la práctica. Por ello se espera un cambio en el gobierno de Boric. Así se mantendrá hasta que se produzca el cambio comprometido en campaña, pero que no será tan rápido como muchos creen. Será una de las tantas materias en las que se deberá llegar a acuerdos para que puedan materializarse.
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Una de los compromisos de campaña del Presidente electo Gabriel Boric, es eliminar la figura del delegado presidencial regional con el fin de otorgar mayores competencias a los gobernadores que son elegidos en votación popular.

Antes del cambio administrativo y con la creación del cargo de gobernador regional se sabía que podría existir conflicto entre la nueva figura y la que se crearía a través de una delegación regional. Pese a que las atribuciones estaban definidas, en el ejercicio de los cargos se preveía una pugna al momento de abordar diversas áreas.

Y así ha ocurrido a tal extremo, que el gobernador de Antofagasta y otros en el país han manifestado que es difícil avanzar mientras exista un delegado presidencial que en el caso particular se transforma en un obstáculo para cumplir un buen desempeño.

No obstante, hasta el momento esa es la forma de gobierno que tienen las regiones y mientras no se cambié a través de una modificación u otra ley, la convivencia entre ambas autoridades debiera marchar por un camino de mutuo respeto y colaboración.

Con la asunción del gobierno de Gabriel Boric habrá cambios en las delegaciones y de acuerdo a los miembros locales de la futura coalición de gobierno, el perfil de quién deba asumir esa función está claro. Debe ser de la región y de sobremanera que se caracterice por ser dialogante y con el claro compromiso de aportar a la zona.

Esas son las características que plantearán al próximo presidente y están seguros que así será, porque entienden que Gabriel Boric tiene muy clara la importancia de los gobernadores y tratará que sus gestiones sean lo más expedita posible. No olvidan que fue la ciudadanía quien los puso en esos cargos y por ello merecen el máximo de respeto.

Así se mantendrá hasta que se produzca el cambio comprometido en campaña, pero que no será tan rápido como muchos creen. Será una de las tantas materias en las que se deberá llegar a acuerdos para que puedan materializarse.

La realpolitik y los desafíos del futuro presidente

"El nuevo presidente deberá gobernar el Chile de las demandas del estallido con un contexto político frágil y fragmentado". Cristián Rodríguez, Director del Instituto de Políticas Púbñicas UCN
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Nadie que mire con mediana objetividad y distancia el programa de gobierno ofrecido por el presidente electo Gabriel Boric, podría pensar que estamos frente a una propuesta que llevará al país hacia modelos como el venezolano o cubano. Por el contrario, lo que se observa, es un programa conceptualmente ideado de acuerdo con las experiencias que los movimientos de cuño socialdemócrata han impulsado en los países con democracias capitalistas avanzadas. En el programa, lo que encontramos es un enfoque que equilibra el rol del mercado, y entrega al Estado las tareas de resolver la deuda de derechos sociales y con las minorías postergadas, la profundización de la descentralización, el cuidado del medio ambiente y la adaptación de la economía al cambio climático. Un curso de acción que aspira a realizar un salto al desarrollo y el bienestar con estabilidad política, económica y social, con horizonte de tiempos previsibles para las actuales generaciones.

Sin embargo, los programas tienen aspectos que son ideales y que pueden ser fuente del fracaso, los gobiernos sin renunciar a las metas ideales están obligados a analizar con detenimiento las circunstancias, para saber con precisión que es posible construir en el presente. El tiempo del programa es pasado, los desafíos del presente y el futuro son los de la realpolitik.

El primer desafío del nuevo presidente será el de la gobernabilidad. El nuevo presidente deberá gobernar el Chile de las demandas del estallido con un contexto político frágil y fragmentado. Las segundas vueltas, resuelven parcialmente el problema de la gobernabilidad, de los 4,8 millones de votos, los adherentes duros son los 1,8 millones de la primera vuelta, por ello, es importante explorar los límites posibles del verdadero mandato o contrato que resultó de la elección. Adicionalmente, el sistema político chileno expone al nuevo presidente a gobernar con una distribución del poder en el Congreso en la cual su coalición es una minoría, lo cual implica el desafío de ampliar vía consensos y negociaciones sus bases de apoyo.

Un segundo desafío, será reordenar su programa de acuerdo con los horizontes de lo posible en el presente, dada la distribución compleja del poder político que resultó de la elección. El mismo presidente ha dicho que "el programa no está escrito en piedra", convocó a economistas de centro izquierda y se corrió al centro en segunda vuelta. Lo más probable, es que su administración sea la combinación de los ideales programáticos con el realismo conceptual de la socialdemocracia. Un ejercicio que veremos en los próximos tiempos, dado que la remodelación de la escala impositiva para financiar las demandas sociales más esperadas como son las pensiones y la salud, no solo es un ejercicio cosmético, sino que tocará columnas fundamentales del modelo neoliberal chileno.

Finalmente, otro desafío será el de la racionalidad para disminuir las enormes expectativas y dar respuestas a las demandas de un país y región con altos niveles de frustración, causas que generaron el debilitamiento y la fragmentación de las fuerzas políticas tradicionales.