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Autoridad o responsabilidad

"Cómo nos comportamos y el cumplimiento de las medidas sanitarias es responsabilidad nuestra". Pablo Fuenzalida, Socio fundador de la consultora laboral Dinámicas Humanas
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La pandemia nos ha desafiado a todos. Las noticias de estos últimos días nos muestran una vez más que estamos en fase expansiva, con una tasa mucho mayor de contagios. Más allá de las diferentes variantes y olas que hemos vivido, es sorprendente que las noticias respecto de las medidas de cuidado no cambien y volvamos a escuchar "es importante que los rezagados se vacunen", "eviten aglomeraciones", "usen bien las mascarillas", etc. Sin duda la comunicación es clave para incentivar las conductas que requerimos bajo este escenario sanitario, pero ¿hasta qué punto la autoridad debe hacerse cargo de la responsabilidad individual?

Ser y sentirnos responsables significa comprometernos con autonomía a hacernos cargo de responder los desafíos que, en este caso, nos impone la pandemia. La autoridad necesita enfocarse en asegurar el mejor y más efectivo despliegue en torno a la vacunación y la atención para todos. Sin embargo, no es suficiente. Cómo nos comportamos y el cumplimiento de las medidas sanitarias es responsabilidad nuestra.

Tenemos la oportunidad de transformarnos culturalmente y dar un significado positivo a la pandemia, desde al menos dos perspectivas: todos somos ciento por ciento responsables de aportar positivamente con todas las acciones que están en nuestras manos. Y, en segundo lugar, hay una responsabilidad que va más allá de las causas y de quienes han sido los causantes.

Hablamos de una responsabilidad sistémica que nos debe llevar al compromiso con la sociedad, con la empresa, con el equipo más allá de que no seamos individualmente los causantes del problema. Debemos estar todos en disposición de trabajar para lograr un objetivo común, y ser capaces de movilizar a otros en esa dirección.

Lograr responsabilidad sistémica es una transformación profunda de nuestra manera de ver y actuar. Tal como lo señaló Tomás Pérez-Acle, director del Laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia y Vida, "vacunarse es un acto de amor hacia los otros".

Estamos en un momento crucial para nuestra sociedad y la pandemia puede ser el vehículo que nos permita aprender a sentirnos responsables sistémicamente, es decir, mirando nuestro compromiso con la sociedad, con la empresa, con el equipo, con la familia.

El autocuidado para combatir el covid

Parece un discurso añejo, pero es el único modo de hacer frente a esta cuarta ola de contagios y evitar colapsos hospitalarios. No es momento de ser tolerantes con quienes no cumple con las normas, principalmente, con las más necesarias como el uso adecuado de las mascarillas y el respeto por los aforos.
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Las autoridades sanitarias siguen apelando al autocuidado como una parte esencial en el combate de los contagios covid. Y tiene mucho de cierto, porque si el respeto por las medidas preventivas estuviera más extendido en la comunidad, los casos positivos serían muchos menos de lo que hoy contamos a diario.

Lamentablemente, a casi dos años de la llegada de la pandemia, tras sufrir extensas cuarentenas y otras restricciones, los ánimos no son los mismos que al principio y, por ende, menos compromiso con el autocuidado. Una realidad que hoy podemos volver a ver en las calles de cada una de las ciudades de la Región donde se ha olvidado la distancia física y el buen uso de la mascarilla.

Aún no hay conciencia que debemos internalizar la prevención, porque nos acompañará de ahora en adelante. Hay quienes venían de antes con el distanciamiento social y el uso constante de alcohol gel para desinfectar las manos. Solo agregaron el uso de mascarillas y lo hicieron con naturalidad. Ellos continuarán en el futuro con o sin pandemia con éstas prácticas de higiene. Pero la gran masa no lo hará a menos que se siga con medidas de coacción como multas y restricciones en movilidad.

Se entiende el cansancio por los largos períodos de confinamiento y la necesidad de abrazar a nuestros seres queridos y tal vez esa sea otra de las enseñanzas, porque deberemos aprender a relacionarnos con nuestro círculo más íntimo y con los cercanos.

En lo inmediato, la apuesta al autocuidado o la autotrazabilidad no pareciera ser el mejor camino en medio de una población agotada con las restricciones y ansiosa de no recibir más instrucciones de cómo actuar.

No es el momento de ser condescendientes o tolerantes con quienes no cumple con las normas, principalmente con las más necesarias como el uso adecuado de las mascarillas y el respeto por los aforos. Instar a no participar de reuniones masivas de ningún tipo y fiscalizar si se cumplen con las exigencias respecto a la cantidad de participantes y al pase de movilidad.

Los casos diarios se han elevado a cifras históricas y solo la vacunación ha podido controlar que los infectados no se agraven, pero de seguir esta escalada creciente llegará el momento en que quienes generen cuadros graves serán tantos que terminaran colapsando los hospitales.

En ese sentido las obligaciones ciudadanas se reducen a un comportamiento pandémico y a vacunarse.

Eliminación del crédito especial a la construcción

"Eliminar este beneficio tributario encarecerá el costo de construcción de las viviendas en aproximadamente 12%".
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Aumentar el valor de las viviendas y limitar aún más su acceso para las familias de grupos vulnerables, emergentes y de clase media, es lo que ocurrirá si se aprueba el proyecto de ley que busca eliminar el crédito especial a la construcción de viviendas con el objetivo de financiar la Pensión Garantizada Universal.

Chile ha sido pionero a nivel latinoamericano en implementar una política de Estado para atender el déficit habitacional. Para ello existen algunos instrumentos que facilitan a las personas, en especial a las de menos recursos, acceder a una vivienda mediante subsidios habitacionales, exención del pago del IVA a la compraventa, y el crédito especial a la construcción de viviendas, que consiste en la aplicación de un subsidio indirecto a las personas al evitar traspasar parte de los costos de construcción al comprador.

Esos instrumentos permiten que hoy anualmente nueve de cada diez hogares acceden a una vivienda con alguno de esos apoyos. De hecho, el en periodo 2010-2019, de las 126.630 familias que compraron una vivienda al año, 116.000 lo hicieron gracias a estas ayudas estatales. De ese número, 68.000 familias se hicieron propietarios con el respaldo de los tres instrumentos, y 48.000 solo con el apoyo del crédito especial al haber comprado una vivienda sin subsidio. Sin duda que el panorama no es auspicioso de llegarse a eliminar el crédito especial, sobre todo cuando nuestra región posee un déficit habitacional superior a las 25 mil viviendas, a lo que se suma la existencia de 89 campamentos que albergan a 7.298 familias según el catastro 2020-2021 de TECHO - Chile.

Eliminar este beneficio tributario encarecerá el costo de construcción de las viviendas en aproximadamente 12%, causando dos efectos directos en las viviendas con subsidio, dado que su precio tiene un tope máximo fijado en los decretos de los programas habitacionales, es probable que se produzca una reducción de la oferta de viviendas afectando al 72% de los hogares más vulnerables. Y las viviendas sin subsidio, donde lo esperable es que aumente su valor limitando las posibilidades de miles de familias emergentes y de clase media que aspiran a obtener la vivienda propia. Este impacto negativo ha sido advertido por el Gobierno electo, que ante esta eventualidad han planteado la creación de mecanismos alternativos que eviten perjudicar a las viviendas subsidiadas, pero no así a las no subsidiadas.

Como ejemplo en la comuna de Antofagasta, el 62,9% de las viviendas vendidas a septiembre de 2021, correspondieron a inmuebles con valores entre UF 2.000 y UF 4.000, susceptibles de aplicar este crédito especial.

Desde la CChC proponemos mantener el Crédito Especial a Empresas Constructoras (CEEC) para la vivienda que se adquiera con subsidio. De lo contrario, que se implementen dos medidas complementarias en paralelo con la eliminación del CEEC, tanto para viviendas adquiridas solo con subsidio y ahorro (DS 49, 19 y 01, para hogares vulnerables) donde se reconozca en el precio de las viviendas el mayor costo de construcción que implicará terminar con el CEEC y, al mismo tiempo, compensar directamente a los compradores de estas viviendas mediante un mayor subsidio, por un monto equivalente al aporte actual del CEEC.

Y en el caso de viviendas adquiridas sin subsidio, implementar una garantía estatal al pie de la primera vivienda, permitiendo que las instituciones financieras entreguen un crédito adicional con el respaldo de este "pie garantizado" hasta totalizar el 95% del valor de la vivienda. Medida que no tendría un costo fiscal relevante y permitiría apoyar a miles de familias anualmente, especialmente emergentes y de clase media.

El desafío de mejorar las pensiones no puede sostenerse agravando la crisis de vivienda ya existente. El Estado, el sector privado, la sociedad civil y las comunidades tienen el compromiso de actuar conjunta y coordinadamente para que el desarrollo social de Chile sea para todas y todos.