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La crisis migratoria y humanitaria del norte

"Enfrentar el fenómeno implicará construir políticas públicas con enfoque de derechos humanos, infraestructura mínima de acogida". Cristian Rodríguez Salas, Director Instituto de Políticas Públicas UCN
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Hace unos días en la región de Tarapaca, la población de la capital se movilizó de manera importante en contra de la situación de inseguridad social que vive la región, siendo señalada la inmigración irregular, como la principal causa del desorden y hacinamiento que se expresa en las calles céntricas, los espacios públicos, y los principales lugares de recreación de la ciudad .

De acuerdo con las cifras de población extranjera en el país, las regiones de Arica -Parinacota, Tarapaca y Antofagasta concentraban hasta diciembre del 2020 el 13,8 % del total de la población extranjera. Sin embargo, el año 2021 el flujo migratorio hacia Chile, a través de las regiones del Norte Grande se aceleró, teniendo como causa principal el efecto amplificador que ha tenido la pandemia sobre la condiciones básicas de vida de una numerosa población que reside en países afectados por catástrofes políticas, económicas, sociales y climáticas.

El efecto amplificador de la pandemia sobre la crisis migratoria transformó la situación en crisis humanitaria, por la forma masiva e irregular de los ingresos, por la ausencia de canales institucionales, políticas públicas, recursos y consensos básicos que permitieran abordar la catástrofe bajo principios civilízatorios. La crisis se expresó en masivos ingresos irregulares y casi total ausencia de espacios de acogida, lo que determinó que el flujo de población migrante fuera descontrolado y canalizado hacia las calles de los principales centros urbanos.

La crisis migratoria, es un drama humanitario que se expresa con particular fuerza en las urbes de tamaño medio del norte de Chile. Enfrentar el fenómeno a partir del próximo gobierno, implicará construir cifras y datos oficiales, políticas públicas con enfoque de derechos humanos, infraestructura mínima de acogida, capacidades estatales eficaces de control, regulación y fiscalización del ingreso de personas al país, lejos de la retórica de construir murallas o zanjas en la frontera.

Desarrollar una política pública migratoria eficaz para tiempos extraordinarios , requiere incorporar los elementos y recursos que la actual normativa vigente desde abril 2021 no consideró .Probablemente, uno de las primeros desafíos que deberá abordar el nuevo gobierno será el deber de combinar los principios humanitarios con la necesidad de políticas de acogida e integración ordenada .

Llamados, transformados y enviados…

"Damos gracias al Señor que, sigue llamando a personas pequeñas, pecadoras, pero con una voluntad sincera de cambiar y ser mejor".
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El evangelio de hoy, nos recuerda un episodio que selló la vida de los primeros apóstoles, quienes después de haber trabajado toda una noche sin lograr pescar, sostenidos sólo en las palabras de este «Maestro» que los llama a re emprender la tarea que habían hecho como expertos pescadores, les pide volver a comenzar su faena y entonces milagrosamente se vuelve muy abundante. En ese instante, se dan cuenta que ha pasado algo excepcional que los remece por dentro, y a Pedro le brota del corazón decirle al Señor: «apártate de mí que soy un pecador». Muchas veces en la vida, esa sensación de haber hecho grandes esfuerzos humanos, sin éxito alguno nos desconcierta y nos desencaja; es porque muchas veces nuestros proyectos carecen de Dios, y qué bueno es darse cuenta y sentir cómo el Maestro nos pide «comenzar de nuevo».

Cada vez que tomo conciencia de haber sido llamado, surge casi espontáneamente la necesidad de un cambio importante de vida, que se refleje en actitudes nuevas, y así abandonar esa parte de uno que se ha anquilosado y endurecido en la vida espiritual. La conversión al corazón de Cristo, es una imperiosa necesidad para poder de algún modo reconocer a tan generoso llamado y elección que, sin mérito propios, uno recibe y comprende que el discipulado, no es sólo para los que han respondido consagrándose por entero a la causa del Evangelio, sino que esta llamada la hemos recibido todos en el momento preciso de nuestro bautismo. De ahí que un documento escrito en la ciudad de Aparecida, en Brasil, nos dice que todos los bautizados somos llamados a ser discípulos y misioneros en el mundo de hoy. Sería muy triste pensar que el Señor obró milagros e hizo llamados sólo a sus contemporáneos, como si hoy no hubiera las mismas necesidades. Por tanto, el Señor sigue clamando por personas que sepan responder hoy con nuevas actitudes en su vida. Jesucristo es «el mismo ayer, hoy y siempre» como nos dice la carta a los hebreos y, por ende, esta vocación a la alegría del evangelio sigue siendo un hoy en nuestra historia.

Y, el que se sabe llamado y elegido le es imperioso responder a la generosidad, propagando la Gracia del Evangelio como un misionero alegre y agradecido. Porque ser creyente es una muy buena noticia para el mundo que incasablemente busca la paz que nace en el corazón y que sólo puede surgir al alero del eternamente buscado: nuestro Dios y Señor. Damos gracias al Señor que, sigue llamando a personas pequeñas, pecadoras, pero con una voluntad sincera de cambiar y ser mejor. Porque en definitiva eso es lo más importante: llegar a ser siempre un mejor prójimo, más generoso y esperanzado, para poder traer una pequeña cuota de consuelo a quienes queriendo creer, no pueden.

Mejor debate, mejor educación

Urge entonces un que el debate en torno al mejoramiento de la calidad de educación ponga acento en los determinantes sociales en que los alumnos se desenvuelven. El horizonte de un nuevo pacto social, sirva de orientador a la hora de construir las condiciones que permitan a los estudiantes acceder a una mejor educación.
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Recientemente la Fundación Recrea dio a conocer que un grupo de siete estudiantes que participaban de su programa "Casa de la Juventud" lograron acceder a la educación superior. A través de orientaciones y cursos de formación en distintas áreas la Fundación busca orientar y apoyar a jóvenes que viven en campamentos de Antofagasta y Calama en sus estudios secundarios y, en lo posible, la prosecución de estudios superiores.

La alegría para las familias -en su mayoría migrantes- resulta difícil de cuantificar, mucho más aún cuando en casi todos los casos se trata de estudiantes que son la primera generación de sus respectivas familias, en ingresar a la educación superior con altas probabilidades de acceder a la gratuidad de sus estudios.

Un logro inmenso, sin duda, pero que en el análisis global debería llamar a autoridades y actores de la educación a un mayor debate. Son 7.200 familias las que viven en campamentos. Más de 5 mil estudiantes que, durante más de dos años, han debido lidiar con enormes dificultades para completar sus programas de estudio. Entre los estudiantes que fueron apoyados por la organización se reiteraban los problemas más recurrentes para tener clases telemáticas. Los continuos cortes de energía y la falta de disponibilidad de red de internet en estos sectores. El problema se profundiza si se piensa que para clases presenciales, muchos de ellos deben lidiar con la falta de transporte público y largos traslados.

Y es que pese a los esfuerzos por mejorar la conectividad y el acceso a clases a distancias de la autoridad pública durante la emergencia sanitaria, la extensión del confinamiento, parecen haber profundizado la brecha entre establecimientos públicos y privados a nivel regional. A la espera de las evaluaciones del proceso, se puede indicar como aproximación que del total de 15 máximos puntajes regionales, solo uno correspondió a un establecimiento público de la región.

Tanto expertos como autoridades del sector, coinciden que la presencialidad del aula resulta irremplazable en el proceso pedagógico.

Es de esperar que esos acuerdos y el horizonte de un nuevo pacto social, sirvan de orientadores a la hora de construir las condiciones que permitan a estudiantes acceder a una mejor educación, independiente de su origen y condición social