Determinan muerte por ahogamiento de un pescador que vivió hace 5 mil años en la región
CIENCIA. Estudio utilizó técnicas forenses en el individuo hallado en Copaca, a 30 km de Tocopilla.
Hace unos 5.000 años en la costa del desierto de Atacama de Chile, un pescador se ahogó en las frías aguas del Pacífico. Gracias a un giro en una técnica forense moderna científicos chilenos pueden contar hoy aquella historia de vida o muerte de un individuo que vivió hace milenios en la costa atacameña.
El estudio "Evidence for a mid-Holocene drowning from the Atacama Desert coast of Chile" publicado recientemente en la revista "Journal of Archaeological Science" reveló la muerte por inmersión de un pescador en el desierto costero de Atacama hace más de 5.000 años. El trabajo lo realizó un equipo internacional de científicos y estuvo encabezado por el profesor asistente de la carrera de antropología de la Universidad de Concepción, Pedro Andrade Martínez.
La investigación es parte de un estudio anterior del sitio Copaca, un terreno ubicado 30 kilómetros al sur de la ciudad de Tocopilla, en las cercanías de la ex caleta Cobija. En ese lugar, el año 2016, Pedro Andrade Martínez, Martínez junto a la investigadora antropóloga de la Universidad de Chile, Victoria Castro, hallaron un sitio funerario con cinco individuos (tres adultos y dos niños) enterrados de acuerdo a las costumbres de quienes habitaron el desierto costero de Atacama. Sin embargo, uno de ellos, recuerda Andrade, les llamó la atención, no solo por la disposición corporal final del cuerpo, sino además por la serie de fracturas que evidenciaba.
"No estaba en la posición usual para los tiempos de la época. Tenía las piernas separadas, toda la parte de la articulación de los hombros estaba desplazada. La caja torácica estaba abierta. Las cervicales estaban desplazadas. En un principio pensamos que era un ritual de descarnamiento, que lo habían cortado a propósito y enterrado al estilo de la cultura de Chinchorro, pero en el análisis más fino nos dimos cuenta que no tenía huellas de corte y no se notaba intervención de terceros. No habían instrumentos que dejaran huellas en los huesos", sostiene el académico.
Buscando diatomeas
Tiempo después, el académico conoció al geólogo inglés James Geoff, profesor del Centro Nacional de Oceonografia de la Universidad de Southampton, quien se especializa en el estudio de tsunamis en el pasado y quién estaba en busca de evidencia de personas que, probablemente, podrían haber muerto por la formación de maremotos.
"Fue ahí cuando me acordé y le comenté del individuo de Copaca. Quedamos de analizarlo cuando estuviera en Chile. El año pasado finalmente pudo venir y logramos hacer los análisis en el laboratorio, extrayendo material genético de la médula ósea de los restos", comenta Andrade.
Para ello se valieron de técnicas forenses modernas, en particular, de las denominadas "Prueba de diatomeas", que se usan hoy día para identificar a las víctimas de ahogamiento. La técnica da cuenta de lo que le sucede al cuerpo humano cuando el agua inhalada rompe los pulmones, es bombeada alrededor del cuerpo moribundo y a través del flujo sanguíneo atraviesa los huesos y llegan hasta la médula. Y si bien la técnica se había utilizado en investigaciones arqueológicas en Europa, es la primera vez que se aplica en individuos muertos en agua salada.
"Es la primera vez que se ocupan en aguas saladas. En Suecia habían hecho un tema similar en un individuo de 2 mil años encontrado en un pozo de agua dulce. Este es el primer individuo con causa determinada de ahogamiento en el mar y es el más antiguo, sin duda. En este caso tenían que ser huesos completos. Hicimos unas incisiones bien chiquitas y extrajimos médula. La hidratamos con agua destilada para no contaminar la muestra y si bien no encontramos diatomeas, si encontramos restos de parásitos marinos que la única forma que hayan llegado ahí es por una causa de muerte por inmersión", puntualiza Andrade.
Para el investigador, la utilización de la innovadora técnica forense, no solo constituye un avance que puede ofrecer una nueva forma de investigar efectos sobre la población de tsunamis prehistóricos, sino también, posibilita abrir un nuevo campo de investigación que ayudarían a explicar la relación entre las comunidades y el entorno de quienes habitaron el desierto costero chileno en el pasado.
"Cambia por completo la forma de aproximarse a cómo vivían estos pueblos en relación con la costa. Cuando hacemos interpretaciones a restos óseos estamos condicionados a las huellas que nos dejan los huesos y estas pista s microscópicas nos permiten tener una nueva visión de la forma de vida y los riesgos asociado en estos ambientes", indicó.
Repercusión internacional
El paper publicado por los investigadores produjo una gran repercusión en medios especializados e internacionales. De hecho la revista National Geographic publicó un extenso artículo en su última edición. Para Andrade, la atención mediática de la investigación ayuda a difundir y valorar la actividad científica realizada en Chile en materia arqueológica.
"No esperábamos tanta repercusión, pero sin duda que nos ayuda a la difusión del conocimiento, de la ciencia, que se conozca la comunidad de investigadores que hacemos ciencia en Chile. Cuando uno hace este tipo de cosas está habituado a publicar en revistas de especialidad, pero siempre es bueno dar a conocer lo que se hace porque el pasado es de todos nosotros y siempre es importante difundirlo", señaló Andrade.
En ese sentido, uno de los aspectos que subraya los investigadores apunta a la multiplicidad de disciplinas y conocimientos que permitieron obtener los resultados del pescador de Copaca. En ella, intervinieron arqueólogos, antropólogos, geólogos, biólogos.
"Ha sido un trabajo cooperativo. Lo más importante es el carácter interdisciplinario. Claramente una sola persona no da abasto. Y este es un buen ejemplo que la combinación de saberes resulta súper importante y enriquecedor para la investigación científica", precisó.