Cómo hacer trabajadores más felices en minería
"Dependerá del compromiso de cada empresa trabajar en la generación de mayor satisfacción y felicidad laboral".
Más productivos, eficientes y comprometidos con lo que hacen. Así son las personas que se sienten felices en sus trabajos. La experiencia mundial muestra que una empresa que invierte en el bienestar de sus trabajadores puede llegar a quintuplicar su inversión.
Comparemos esta premisa con la realidad chilena: En 2021, Chile volvió a caer en el ranking anual de los países más felices de la ONU, ubicándose en el lugar 43 de una lista que considera 156 países. El resultado marca un nuevo retroceso, ya que en 2020 Chile ocupaba el puesto 39 y en 2019 se encontraba aún mejor, en el puesto 26.
Son muchos los enfoques que podemos utilizar para explicar esta tendencia, pero quiero centrarme en lo que se puede hacer desde la minería para contribuir a la felicidad de las personas. En los últimos años, la industria minera está viviendo una serie de cambios para adaptarse a los nuevos desafíos. Históricamente reconocida como un sector con mayoritaria presencia masculina, hoy tiene como foco principal lograr la integración de las mujeres en el rubro. Según datos del Estudio Fuerza Laboral de la Gran Minería Chilena 2021-2030, la participación de la mujer en empresas mineras alcanzó un 12,2% en 2021, una cifra aún baja, pero que se está buscando aumentar a través de diferentes iniciativas.
¿Qué tiene que ver la presencia laboral femenina en la minería con la felicidad laboral? Mucho más de lo que uno pudiera imaginar. En primer lugar, la diversidad de género genera buenos resultados en las empresas porque se reconoce y potencia el valor de la diferencia.
Por eso, aumentar la cuota promedio es fundamental para las mineras y se espera que la participación de las mujeres alcance un 22% en los próximos años a través de distintos planes de capacitación y profesionalización. Incluso algunas grandes empresas mineras están utilizando la estrategia de acompañar a las jóvenes desde la educación técnica y entrenarlas en el uso de maquinarias y tecnologías aplicables a distintas fases de las faenas mineras, para que a futuro puedan desempeñarse en el sector.
En segundo lugar, porque una correcta integración femenina en la minería debe considerar factores que antes no eran parte de la ecuación, y que contribuyen a mejorar y mantener a largo plazo los puestos de trabajo. Por ejemplo, la compatibilidad de la vida familiar con la laboral. Durante muchos años, las mujeres se sintieron excluidas de la minería por la dificultad para conciliar la crianza con el sistema de turnos con que operan las empresas. Pero ahora, con la ayuda de la tecnología, esto ya no es un problema, porque las mujeres pueden trabajar y seguir conectadas con su realidad familiar. Además, están accediendo a oportunidades laborales como becas de estudio o reembolsos de salud que proporcionan una mejor calidad de vida a ellas y a sus hijos.
Los beneficios para la empresa y la sociedad están a la vista. Ahora dependerá del compromiso de cada empresa trabajar en la generación de mayor satisfacción y felicidad laboral a través de programas que busquen la inclusión, la conexión entre los equipos, la capacitación constante, la retención de talento y el bienestar general.