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El trabajo es más que pan

"En este panorama lleno de incertidumbre, no debemos olvidar las preocupaciones de las personas que necesitan de un trabajo". Óscar Blanco Martínez, Obispo de Calama
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El 1° de Mayo, Día Mundial del Trabajo se celebró entre grandes incertidumbres, son muchas las situaciones que hacen ver con preocupación la posibilidad de un trabajo digno para nuestros hermanos y hermanas, todavía no termina la pandemia y son muchos sectores productivos que no alcanzan los niveles de desarrollo que permitan entregar una oportunidad de trabajo a todos quienes buscan el sustento diario, la economía mundial se ha visto muy afectada por la nueva situación de guerra que se vive en el mundo, como país estamos iniciando la tarea de nuevas autoridades y en el corto plazo tendremos que decidir ´por un posible cambio de reglas y normativas de nuestra sociedad en su conjunto.

En este panorama lleno de incertidumbre, no debemos olvidar las preocupaciones de las personas que necesitan de un trabajo que les entregue dignidad y les permita alcanzar el sustento diario para ellos y sus familias. Ante esta falta de certeza vemos como muchas familias buscan en la iniciativa personal desarrollar un "emprendimiento" que les permita sobrevivir, pero sólo les alcanza para una solución diaria ante la precariedad; sin embargo, no ofrecen la posibilidad de la construcción de un futuro, muchos migrantes han encontrado en esta práctica una manera de sobrevivir día a día, es por esto que nuestros hermanos necesitan con urgencia un trabajo, pero no cualquier trabajo, necesitamos para nuestros hermanos uno que les permita una existencia que los dignifique ante Dios y ante cualquier persona. El trabajo debe ser algo más que un medio para ganarse el pan.

El papa Francisco ya desde hace mucho nos plantea esta necesidad: "¡El trabajo nos da la dignidad! Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona: el hombre y la mujer que trabajan son dignos. En cambio, los que no trabajan no tienen esta dignidad. Pero tantos son aquellos que quieren trabajar y no pueden. Esto es un peso para nuestra conciencia, porque cuando la sociedad está organizada de tal modo, que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de estar unidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es justa! va contra el mismo Dios que ha querido que nuestra dignidad comience aquí".

Se requiere mucha de voluntad de todos los sectores de la sociedad para que encontremos los caminos necesarios que permitan favorecer las medidas y soluciones que efectivamente generen las oportunidades de crear los trabajos dignos que todos merecemos, y alcanzar esa sociedad justa que todos necesitamos.

La esperanza está puesta en que por medio del diálogo lleguemos al entendimiento necesario para que todos en nuestro país puedan acordar las medidas necesarias y se logre favorecer a todos quienes día a día requieren vivir en paz y con un trabajo que dignifique sus vidas construir un futuro para todos y cada uno de nuestros hermanos.

Las Reformas y el Desafío del Orden

"El New Deal verde que inaugura Chile, es un conjunto de reformas que tienen por objetivo disminuir y superar gradualmente las desigualdades". Cristián Rodríguez, Director del Instituto de Políticas Públicas UCN
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La actual agenda de gobierno incorpora un ambicioso plan de transformaciones de nuevo cuño para Chile. Una reforma tributaria que viabiliza un nuevo sistema de pensiones, cambios en el acceso a la salud, un ambicioso plan para enfrentar el déficit de casi 600 mil viviendas que enfrenta el país y un programa económico destinado a adaptar la economía chilena a la transición climática. En paralelo, la Convención Constituyente con sus más de 300 artículos aprobados incorpora un amplio abanico de principios que garantizarán el acceso a la población a derechos y bienes públicos.

El New Deal verde que inaugura Chile, es un conjunto de reformas que tienen por objetivo disminuir y superar gradualmente las desigualdades del actual modelo, un esfuerzo por construir una comunidad con fines compartidos, esto es garantizar mínimos sociales, políticos, económicos y ambientales, un esquema de sociedad que pretende superar el individualismo incorporando la equidad, la solidaridad y la sustentabilidad en la relación Estado y Sociedad.

Sin embargo, la agenda de transformaciones impulsadas por el nuevo gobierno y la Convención Constituyente se enfrentan en el actual contexto con un enorme obstáculo, que implica restablecer el orden, la seguridad y la certidumbre que la sociedad y las personas requieren para aspirar a un horizonte de desarrollo y realizar un plan de vida personal. Hace pocas semanas el Subsecretario de Prevención del Delito, prendía las alarmas con un diagnóstico de los últimos años que señalaba que: "desde mi punto de vista creo que Chile está viviendo el peor momento en seguridad, al menos desde el retorno a la democracia…". No solo apuntaba a la violencia que ocurre en el sur de Chile, sino a la masificación del narcotráfico, y al aumento de los crímenes violentos que azotan en particular al norte del país.

En la experiencia comparada, las sociedades que abordan transformaciones destinadas a superar las desigualdades y que experimentan elevados niveles de inseguridad, finalmente las reformas terminan siendo desplazadas a un lugar secundario frente a la demanda prioritaria por restablecer mínimos de orden y certidumbre social. El principal desafío de estos tiempos será enfrentar la inseguridad desde un enfoque de derechos humanos, de lo contrario amplios sectores de la sociedad podrían retroceder en sus aspiraciones de cambio frente al aumento del temor.

Las sociedades más inestables son las menos eficaces, las menos dinámicas y las más conflictivas desde el punto de vista democrático. Las sociedades más estables, son aquellas en las que prevalece un orden entendido como una comunidad de horizonte compartido. Un estado en el cual emergen instituciones que permiten articular a hombres y mujeres libres e iguales, garantizar la buena organización del territorio, garantizar que exista una educación que asegure oportunidades o asegurar una salud pública sin distinciones. En suma, es gracias a este orden es cómo puede nacer una nueva Constitución y un Estado que asuma la misión de desarrollar el conjunto de las fuerzas productivas y sociales del país y la región.

Un retroceso en material laboral

Antofagasta registró la mayor tasa de desempleo en regiones del país con un 9.0% y con una alta brecha de género. Hay más personas compitiendo por trabajo, y estos suelen precarizarse debido a que no existe seguridad de mejores índices económicos que repercutan en la inversión y el consumo.
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Antofagasta, como Región, fue la que registró el mayor índice de desempleo en el trimestre móvil enero-marzo en el país, lo que representó un retroceso en el camino hacia la reactivación que venía experimentando en los últimos meses. La explicación oficial apunta a la llegada de desempleados de otras zonas, lo que puede ser un factor preponderante, pero que siempre ha existido sin generar grandes desajustes.

Junto a ello se confirmó una realidad país en el sentido que las mujeres han sido la más golpeadas con la ausencia de empleos al momento de querer reinsertarse en el mercado laboral tras los momentos más críticos de la pandemia.

Son dos aspectos que es preciso poner en contexto y detenerse con mayor profundidad, porque claramente hay otros que están provocando un desempleo muy cercano a los dos dígitos, que es la señal más clara de una desaceleración.

No es menor que una de las regiones de mayor impacto en la economía del país, principalmente por la industria minera, tenga esos niveles de cesantía.

Si bien a fines del año pasado las regiones de Antofagasta y Tarapacá eran las que tomaban la delantera en la recuperación de empleos prepandemia, hubo un retroceso que tiene insospechadas implicancias.

En Antofagasta se estima que se perdieron más de 6.800 puestos de trabajo en el trimestre enero-marzo 2022 respecto del trimestre anterior, lo que es preocupante para un territorio económico que siempre ha estado fortalecido en los últimos años.

Tener la mayor tasa de desempleo en el país le resta dinamismo a las economías locales. Hay más personas compitiendo por trabajo, y estos suelen precarizarse debido a que no existe seguridad de mejores índices económicos que repercutan en la inversión y el consumo.

Menos circulante, menor dinamismo, mayor endeudamiento y menos trabajo son factores de una ecuación cuyo resultado siempre será negativo para una zona determinada. Entonces la reacción debe ser inmediata y no caer en una sola explicación que en este caso sería la llegada de mano de obra foránea.

Si la Región que debe tirar el carro de la reactivación pasa por un problema de desempleo, difícilmente podrá cumplir ese rol y necesitará de una intervención más decidida del Estado para salvar la complejidad. De otro modo el futuro no se ve muy promisorio.