Correo
Delincuencia
El aumento de la delincuencia y la poca capacidad para controlarla han ido creando un nuevo fenómeno social: el cerrojo. Instintivamente, nos estamos encerrando en nuestros hogares como una forma de proteger nuestro patrimonio y nuestras familias. Estamos fortificando nuestras casas con muros y rejas y dotándolas de sofisticados sistemas de alarmas. Esta situación nos ha transformado en verdaderos ermitaños y desconocidos para nuestros propios vecinos. La delincuencia es como una enfermedad grave, se cura con operaciones y no con píldoras.Jorge Valenzuela Araya
Foco y calle
Mientras la Constituyente está preocupada de hacer de Chile un estado plurinacional, de que no exista igualdad ante la ley y de debilitar el derecho de propiedad, existe una realidad que poco se visibiliza y de total abandono: el nivel de rezago cognitivo y social en niños y, a su vez, la falta de herramientas que tienen sus padres para propiciar su educación temprana. Es algo que jamás me había tocado vivenciar en mis más de 10 años trabajando en terreno con familias de contextos vulnerables.
Las secuelas del estallido y pandemia, tras dos años y medio de encierro, se resumen en que, por ejemplo, los niños de 4 años no dicen más de 5 palabras, no reconocen los colores, no han tomado nunca una tijera, caminan con cierto grado de inestabilidad, varios están con sobrepeso e incluso chutear una pelota no está en sus instintos. Además, son hogares en que se ve mucha pobreza, oscuridad y exceso de pantallas para "calmar" a los niños. Junto a ello, por parte de los padres hay una muy poca valoración sobre la importancia de estimular y educar a sus hijos desde temprana edad.
Si queremos hacer de Chile un país menos desigual, más inclusivo y con mayores oportunidades para todos sus habitantes, claramente no estamos poniendo el foco donde corresponde: los niños y su familia. Urge un mayor involucramiento de los padres apoyado de políticas públicas.
Invitamos a los constituyentes a darse una vuelta por las comunas más vulnerables de Chile.
Anne Traub Directora de Fundación Familias Power
Motor de movilidad social
Se ha venido instalando en la opinión pública un debate respecto del rol que juegan las universidades públicas en la formación de profesionales y en otras áreas de relevancia. Estoy convencido de que el país debe fortalecer sus instituciones de educación pública, pues irá en directo beneficio de todas y todos los estudiantes y sus familias.
Las universidades estatales somos las principales aportantes a la movilidad social de Chile, es decir, destacamos por lograr que nuestros estudiantes puedan obtener una mejor calidad de vida luego de pasar por nuestras casas de estudio.
El reporte del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales de enero de 2022 así lo constató y además rankeó a las casas de estudio por su impacto en movilidad. Es así como dentro de las primeras diez universidades de Chile por tasas de movilidad, acceso y éxito (quintil 1-quintil 5), ocho son públicas estatales y solo dos privadas.
Dato importante: todas son de regiones, algo que personalmente me llena de orgullo, como profesional nacido y criado en provincia.
¿Por qué ocurre esto? Las universidades estatales, al tener una vocación pública, tenemos en nuestro objetivo basal el lograr que los estudiantes puedan acceder a la educación superior de calidad.
En este contexto, que el Estado quiera potenciar más a sus universidades es una buena noticia para todo Chile y no debería sorprender a nadie. Las razones están a la vista.
Eduardo Hebel Rector Universidad de La Frontera
Ley Fintech
Hace pocos días se conmemoró el Día Nacional del Emprendimiento, esta vez en un contexto donde las cifras económicas nos siguen alertando del difícil panorama que se avecina. Según datos de IPSOS, un 46% de los chilenos inició algún emprendimiento en pandemia, una cifra que revela cómo aún en épocas críticas las pymes continúan siendo el motor de la economía. Pero cómo las ayudamos a generar más y mejores estrategias de inversión y cómo las impulsamos a ser digitales para adecuarse a las demandas de los consumidores, debe ser nuestro desafío, un desafío que abordemos desde el mundo privado y del público, y en el que las empresas de finanzas tecnológicas tenemos mucho que aportar.Por eso nos alegra que se esté gestando un cambio tan importante en Chile: la Ley Fintech, un texto legal que creará las condiciones para que se eliminen las brechas que hoy persisten en el mercado financiero y que afectan a las pymes. Hoy las Fintech representan una solución para los emprendedores y su rápido crecimiento hace urgente contar con una ley que promueva su regulación y sano crecimiento.
María Ignacia Jofré Vicepresidenta de FinteChile