Productividad y seguridad
Al escuchar al Presidente de la República Gabriel Boric en su mensaje al país, quedé contrariado al darme cuenta que lo que les enseñé a muchos de los que hoy son profesionales en mi paso por la academia, al parecer estaba errado o los tiempos han cambiado más de lo que parece. Me refiero al desafío que planteó para aumentar la productividad en 1,5 puntos, señalando como uno de los caminos bajar "los costos de las empresas en seguridad". Como soy respetuoso de las autoridades públicas, quiero pensar que es un error y no una convicción lo que señaló. Todos sabemos que una mayor seguridad en el trabajo redunda en mayor productividad, en mejores condiciones de trabajo, en mayor calidad de vida para los trabajadores y sus familias. Siempre les enseñé a mis alumnos que la seguridad no es un gasto, es una inversión, y que lleva asociada una continuidad operacional y una mejoría en los procesos. A mayor desarrollo, mayor seguridad.
Francisco Javier Morera Hierro
Viejo refrán
Tal como ha resultado el proceso constituyente, en esto de la nueva Constitución será mejor que apliquemos el viejo refrán que reza: "No cambie lo viejo por lo mozo ni lo cierto por lo dudoso".
En efecto, la mínima prudencia indica que debemos quedarnos con la Constitución del año 2005 que nos rige e iniciar un proceso de reformas legales para acordar entre el actual Presidente y las distintas fuerzas políticas las transformaciones necesarias que nos permitan a todos vivir mejor.
Francisco Bartolucci Johnston
Sin temor
Recientemente, una serie de personas vinculadas o cercanas a la opción Apruebo han salido al paso ante un posible, eventual o hipotético triunfo de la opción Rechazo, en el contexto del plebiscito de salida del domingo 4 de septiembre.
Ya sean autoridades de Gobierno, intelectuales, políticos u otros referentes de izquierda, el denominador común es claro: el miedo. En todos los casos lo que se busca instalar es que si no gana la opción Apruebo el país entraría en un espiral de violencia, en un nuevo estallido social. Y lo hacen porque saben que el miedo es un fuerte factor de movilización y que para evitar revivir el estallido de violencia de 2019, la gente podría inclinarse ante la opción oficialista en desmedro del Rechazo que, dicho sea, se hace cada vez más ciudadano y transversal.
Esto demuestra dos cosas. La primera es que hay preocupación en la izquierda y el Gobierno respecto al resultado del plebiscito de salida. Y la segunda es que esta sobreexplotación del miedo, de sembrar temor y pánico en la gente, reconoce tácitamente que al ser una propuesta mediocre, mal hecha y severamente inestable en cuanto consistencia argumental, quienes la lean tenderán más bien a optar por la alternativa del Rechazo que la del Apruebo.
Con todo, será la soberanía popular la que decida -sin miedo, sin odio y sin violencia- el presente y futuro de Chile.
Rodrigo Durán Guzmán
40 horas laboralesEn la reciente Cuenta Pública, el Presidente Boric reafirmó que el Gobierno impulsará la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, alcanzando así algo que es una realidad en muchos países.
Si se miran las cifras, Chile figura entre las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que más horas trabaja al año, en un rango similar a Brasil, El Salvador, Honduras y República Dominicana (41 a 45 horas) y muy lejos de países como Holanda, cuya jornada laboral alcanza las 29 horas a la semana.
Sin embargo, más allá de los números, es fundamental reflexionar en torno a cómo lograrán las empresas mantener la productividad y el rendimiento sin afectar a sus trabajadores. La respuesta frente a ello es una sola: se debe invertir en capacitación para potenciar sus habilidades y fomentar el tan ansiado equilibrio vida-trabajo. Nuestros índices de salud mental han ido en decadencia y esta modificación, mal articulada, podría empeorar esa realidad.
Más allá de las 5 horas, la nueva ley debe impulsar estrategias para la formación de personas más efectivas, mejorando el desempeño de la fuerza laboral y no agobiándola con la presión de ser más productiva en menor tiempo. Más de tres años han transcurrido desde que se planteó por primera vez la idea. Es de esperar que las organizaciones hayan tenido tiempo para reflexionar en torno a cómo abordar este cambio sin afectar el bienestar de los equipos.
Rodrigo Correa Gerente de Mandomedio Consulting