La humildad
"La humildad y el coraje son las cualidades necesarias para las situaciones difíciles".
Podemos pensar que la humildad como virtud es un enfoque real consciente de nuestras limitaciones, es la sabiduría de lo que somos.
El camino de la humildad es el camino de Moisés, Jesús, Mahoma, de Buda, el camino de Gandhi, de un desconocido monje en el Tíbet o de un médico solo en un lejano país luchando contra la peste, sabiendo que será superado y va camino a morir en su cometido, pero su vocación, su humildad y entereza lo hace fiel a la llama sagrada, que lo quema por dentro. La vocación con humildad vivida, construye su ser interior, lo llena de virtud, aunque lo destroce físicamente. Tantos músicos, misioneros, santos, mártires, científicos renunciaron a la vida cómoda para servir a la humanidad. Y del otro lado tenemos la soberbia, la pedantería, la intolerancia, la prepotencia, lo ostentoso y la vanidad, todo lo que trae confusión y desconcierto.
La humildad es un requisito indispensable del verdadero aprendiz, del iniciado, del verdadero discípulo, pues la disciplina de este estará basada precisamente en lo limitado de sus conocimientos. La mente humilde es receptiva, está dispuesta a escuchar y aprender. Lo contrario es la mente arrogante, que, por saber mucho de algún tema, se cree con autoridad de hablar de otros de los que no tiene la más remota idea. Es más, se atreve a rebatir en su ilusión de saber, con hostilidad y con incisivas críticas destructivas, que no sirven de nada.
En contraposición a esto la humildad nos permite ser más honesto contigo mismo, trae alivio, es como la buena obra y la fe, pues no tenemos que fingir quienes somos, ni aparentar lo que tampoco somos.
La humildad nos permite ordenar el orgullo, que además de ser un generador de conflictos, nos incapacita para reconocer nuestros errores, defectos y limitaciones.
La humildad, la sencillez y la modestia son conceptos contrarios a la soberbia.
Podemos ver las páginas de nuestra historia a grandes personajes, todas personas que pensaron en los demás, más que en ellos mismos; porque la humildad te hace ser generoso y solidario con el resto.
La humildad y el coraje son las cualidades necesarias para las situaciones difíciles. La apatía y el portazo, el "me levanto y me voy", la actitud contestataria desafiante rompe el compromiso, afecta al grupo y desgasta las relaciones entre las personas. Los grandes de verdad son gente auténtica, sin complejos, con elevada autoestima, no necesita gritar, ni amedrentar o faltar a la verdad. Solo un humilde puede ser comprensivo y compasivo…en la soberbia no hay cupo para la compasión, y el egoísmo tampoco.
En el Imperio Romano, cuando desfilaba un cónsul o un general que venía de sus conquistas con sus legiones, trompetas, honores y gran pompa; junto a su caballo caminaba un esclavo que le iba diciendo: "Mira detrás de ti, recuerda que eres un hombre, no un Dios, y vas a morir"; Tertuliano.
Es parte de la naturaleza humana querer mostrar fortaleza y autosuficiencia, eso a la larga no hace más que dificultar las cosas. Pongamos un poco de humildad, amor, paz donde hay rencor y discordia.
Arturo Mardones Segura
Rotary Club Chuquicamata