Tras un año de trabajo, la Convención entregará hoy su propuesta de Constitución Política de Chile al Presidente Gabriel Boric. La ceremonia será sencilla, pero tendrá algunos gestos simbólicamente significativos. Por ejemplo, al inicio entonarán el Himno Nacional los integrantes de las orquestas juveniles, FOJI, los mismos que fueron interrumpidos en la ceremonia de apertura del 4 de julio del 2021. Luego, el secretario de la Convención, John Smok, certificará que no queden votaciones pendientes y hará entrega de tres ejemplares del texto a la presidenta y el vicepresidente del órgano constituyente, María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez, respectivamente. Ellos harán la entrega oficial de la nueva Constitución al Mandatario, quien acompañado de los ministros del Interior, Izkia Siches, y de la Secretaría General de la Presidencia, Giorgio Jackson, deberá suscribir el decreto por el cual se convoca al plebiscito nacional del 4 de septiembre. Finalmente, habrá una interpretación musical del maestro Valentín Trujillo, quien dará el cierre oficial a la ceremonia y a la Convención Constitucional.

Aunque frente a los micrófonos el Presidente Boric prefiera rechazar la idea, el acto que disuelve la Convención abre un camino que el Gobierno y el proceso constituyente caminarán juntos. Por ello, la misión inevitable del gabinete será pensar en todos los escenarios que podría enfrentar el país a partir de los dos eventuales resultados de septiembre. Ya es evidente que las campañas por el Apruebo y el Rechazo tenderán a polarizar al electorado, provocando un ruido ambiente que podría afectar el principal objetivo de los próximos dos meses: explicar pros y contras de la propuesta, situarla en el contexto que vive el país y proyectarla en sus aplicaciones y consencuencias. Para el Poder Ejecutivo y sus autoridades, incluidas aquellas de alcance regional y provincial, el desafío será mantener la neutralidad frente a los actos de la campaña que partirá el 4 de agosto. Más allá de las preferencias personales, el ejercicio de un cargo en el aparato estatal exige prescindencia y probidad, más aún en momentos claves para el futuro del país.

La ceremonia también marcará el retorno de los convencionales Cristina Dorador, Pablo Toloza, Dayyana González, Hernán Velásquez y Félix Galleguillos a sus labores habituales. A varios de ellos seguramente los veremos como protagonistas en el próximo ciclo, cuando ya haya pasado el año de inhabilidad que deben esperar antes de postular a cargos de elección popular.

Hace algunos años, nadie en Chile hablaba de inflación. A pesar de que siempre han existido las alzas de precio, los niveles de estas en nuestro país eran tan marginales que la inflación nunca fue tema en las portadas de diarios ni tampoco en la sobremesa familiar.

Lamentablemente, el panorama actual es absolutamente distinto. La inflación es un tema cotidiano y está en las conversaciones y decisiones del día a día. Los niveles de inflación actual, con los tres últimos meses sobre el 1% mensual y con un acumulado acercándose al 12% anual, corresponden a niveles no vistos desde los años 90 en nuestro país.

El objetivo de esta columna no es tratar de explicar o justificar el origen de este fenómeno, sino que reflexionar cómo la inflación afecta a la ciudadanía, sobre todo a los más pobres, sobre la base de la idea que la inflación es un impuesto a ellos. Si bien la inflación no es un impuesto por definición, son las personas de menos recursos las que más tienen que "pagar" o bien, son a quienes más les afecta el escenario actual.

Para entender este concepto hay que considerar que todas las familias dedican parte de sus ingresos al consumo: alimentación, transporte, vestuario, etc. A mayor nivel de ingreso, el consumo nominal es más alto; sin embargo, el consumo relativo, vale decir, respecto del ingreso, es más bajo. A modo de ejemplo, una familia con un ingreso de 700 mil pesos podría destinar el 50% de este a consumo, vale decir, 350 mil. En la otra vereda, una familia con ingresos por 4 millones podría destinar 1 millón a consumo, lo que representaría solo un 25% de sus ingresos. En función de esto, quienes más destinan sus ingresos a consumo son las familias más pobres y, por ende, es a quienes más afecta este proceso inflacionario.

En segundo lugar, las familias de menores ingresos tienen un alto nivel de deuda, dado que, muchas de ellas, consideran el uso de tarjetas de crédito como herramienta para lograr gestionar sus ingresos. La inflación ha obligado al Banco Central a subir la tasa de interés, por lo que el uso de estos instrumentos se hace cada vez más oneroso, afectando directamente a los hogares con menores ingresos. Finalmente, estos niveles de inflación generan una alta barrera para la adquisición de propiedades, por los precios indexados en UF y las altas tasas de los créditos hipotecarios. En ese escenario, quienes tengan menos capacidad de ahorro son quienes más dificultades tienen en el proyecto de comprar una casa o departamento, estando obligados a seguir pagando un arriendo, los que, dado el mismo fenómeno, no han parado de subir.

Se hace de vital importancia el adecuado manejo de esta situación, ya sea por el Banco Central, organismo obligado por ley a controlar la inflación, así como del Gobierno, dado que, como ya se ha demostrado, quienes más efectos negativos tienen con ella son los sectores más desposeídos de nuestra sociedad.

Fue en el segundo semestre de 2019 que trabajé durante pandemia en el Hospital provincial de Calama y al igual que muchos profesionales que poseen años de estudios en temáticas de lingüística, redacción, comunicación estratégica, entre otros, he debido supeditar inicialmente mis conocimientos a personas u otros profesionales que intentaron decidir rumbos e ideas basadas en nuestra labor, sin tener el conocimiento adecuado porque adolecen de la robustez de un aprendizaje adquirido en aula y en terreno en esta labor.

¿Parece una situación azarosa?, soy un convencido que no, y que, a diferencia de profesores, sociólogos, psicólogos y asistentes sociales, nuestro título universitario es cuestionado y poco respetado en diversas áreas de la vida laboral.

En la actualidad es fácil acusar a la prensa, al departamento de comunicaciones o a los y las periodistas como responsables de cada problema o acción que ocurra, es ahí cuando nuestra primera misión es darle credibilidad a nuestro trabajo. Para que un profesional pueda ser creíble en su labor, no basta sólo con nuestro título, sino también con un proceso de persuasión hacia los demás, pero basado muy profundamente desde la ética.

En este 11 de julio se celebrará un nuevo día del periodista, momento ideal para reflexionar en torno a nuestra labor actual, pero, sobre todo, para poner en valor nuestra carrera y revindicar el trabajo de muchos y muchas colegas en estos años difíciles para el país y el mundo.

Hoy, los comunicadores juegan un rol trascendental en la sociedad, pues la información pública, interés social y concientización de la sociedad, es parte de nuestra responsabilidad. Las y los periodistas somos comunicadores especializados en investigar, analizar, interpretar y divulgar información.

Probablemente cuestionaremos una imagen donde se revictimice a una persona; somos conscientes que no siempre es correcto titular una noticia o generar morbo en la comunidad sin analizar y profundizar sobre la realidad de la información; intentamos dejar de lado los prejuicios y juicios valóricos de un tema o personas; todo esto, pues nuestra labor debe ser ejercida bajo un fuerte poder ético.

Como Colegio de Periodistas Regional El Loa, queremos saludar a todos y todas nuestras socias y también a los y las colegas que no lo son. Creemos en la necesidad de mantenernos unidos y estar juntos pese a las diversas diferencias políticas o ideológicas que existen y dejar de manifiesto en nuestro entorno laboral y en el paradigma actual, que no cualquiera puede realizar nuestra profesión, que al igual que un ingeniero, contador o médico, nuestro trabajo es especializado y requiere, además de la práctica, de una base, un sustento de conocimiento adquirido para cumplir a cabalidad con este rol.

Decía David Arraz, licenciado en Periodismo, Filología Hispánica y Teoría de la Literatura, señalaba que las noticias son un material complejo y resbaladizo, y aunque el periodista no es objetivo, sí deberían serlo sus métodos... es quizás ahí la diferencia sustancial con cualquier persona que desee comunicar y es que en nuestra labor existe una ciencia que obliga a una estructura científica en el proceso de la información, interpretación y opinión.

Javier Cuevas del Prado

Presidente Colegio de Periodistas Consejo Regional El Loa