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Es más que un plebiscito binario

Se tiene que partir sobre la aceptación de cambios sustanciales, los que pueden venir del Apruebo, pero también desde el Rechazo. La postura, para muchos ambigua, de Ricardo Lagos solo fue una muestra de la molestia con el proceso constituyente que miró con desprecio lo hecho en las últimas décadas
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Pese a los resultados de las encuestas, son pocos los que dan cabida a un triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre. El amplio respaldo en las urnas (80%) por cambiar la Constitución hace poco probable que exista una pérdida de respaldo de tal magnitud que signifique un derrota del Apruebo.

Para pesar de los que están por aprobar se han sucedido hechos que hacen pensar que puede ocurrir lo inesperado. La sucesión de acontecimientos no les ha favorecido y tras la entrega del proyecto constitucional las posturas por las opciones en disputa se dividen casi en números iguales.

Y esta realidad poco creíble o espejismo como la llamaron los sectores de izquierda, hoy es una probabilidad cierta en una carrera que entra en sus metros finales y que la ganará quien logre el mejor remate.

Esto ya se palpita y las fuerzas están desplegadas. Nadie se arroga una victoria y basan sus posibilidades en lo que logren en las campaña.

La postura, para muchos ambigua, de Ricardo Lagos solo fue una muestra de la molestia con el proceso constituyente que enarboló banderas refundacionales y miró con desprecio lo hecho en las últimas décadas. Tal vez con razón, pero quienes estuvieron en los cargos de poder, como Lagos, se sintieron vapuleados, menospreciados y ninguneados.

La ambigüedad para el buen entendedor es un rechazo al proceso y eso es lo que pesa en estos momentos. Muchos votarán no en contra de la nueva Constitución sino contra el discurso soberbio y los conflictos de aquella mayoría que conformó la Convención.

Allí es que surge la gran disyuntiva y quienes tienen participación deben hacerse cargo. No es posible torcer la voluntad ciudadana y no entregar una nueva constitución si es que se promueve el rechazo. Deben existir certezas que se harán esfuerzos y se convocará a acuerdos transformadores.

Y como lo presenta el senador Ricardo Lagos Weber, la derecha tiene que estar dispuesta a asumir y a apoyar los cambios que sean necesarios y no seguir con la política del veto o de oponerse sin ceder en lo más mínimo.

El país está frente a una elección importantísima para la historia y se tiene que partir del enunciado de reforma, quienes coincidan que lo redactado es suficiente tienen su opción, pero deben abrirse espacios para que lo perfectible pueda verse desde cualquiera de las opciones ganadoras.

La Concepción: "Hasta rendir la vida si fuese necesario"

"Hoy al igual que ayer, en todas las guarniciones militares de nuestro Chile amado, militares realizan su juramento a la bandera". Carlo Garbarini Ibáñez, General de Brigada, Comandante en Jefe de la I División de Ejército
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En los tiempos actuales que vivimos como sociedad, que nos exige a cada uno de nosotros entregar lo mejor de cada persona, resulta interesante detenernos y poder por unos instantes, reflexionar respecto a un hecho histórico, un acto sublime de entrega, de sacrificio y de cumplimiento del deber, que hoy está más vigente que nunca y que a pesar de los años, su legado está vivo y presente.

El lugar elegido, es una localidad en la Sierra Peruana llamada "La Concepción", la fecha estipulada por la historia, el 9 y 10 de julio del año 1882. Ahí tendrían una cita ineludible con la historia, 77 soldados chilenos de la 4ta Compañía del Regimiento Chacabuco, los que se verán enfrentado a la encrucijada mas importante de sus vidas: rendirse o cumplir con su juramento sagrado, teniendo como mudo testigo el emblema patrio.

Frente al ataque certero y feroz de las fuerzas peruanas, que se inició el 9 de julio, uno a uno, fueron cumpliendo su juramento sagrado. Ninguno de ellos claudicó, hasta que llegó el turno del más pequeño de los oficiales que quedaba con un puñado de hombres. Era el Subteniente Luis Cruz Martínez, de tan solo 15 años de edad, quien fue el último en ver flamear la bandera chilena en el mástil, sin temor y con la valentía de todo chileno, cumplió su juramento junto a sus soldados y dieron sus vidas antes de rendirse.

Hoy sus corazones descansan en la Catedral de Santiago. Desde ahí han visto pasar generaciones de hombres y mujeres que diariamente entregan sus vidas al servicio del país. La vida no sólo significa el acto sublime del último suspiro, no sólo es potestad u obligación de los militares chilenos dar la vida, no sólo se entrega la vida en una guerra. Al contrario, son cientos los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad que, en cumplimiento de su juramento sagrado, han entregado su último aliento en defensa del país y su gente, sin importar su familia ni sus intereses personales.

Hoy al igual que ayer, en todas las guarniciones militares de nuestro Chile amado, militares realizan su juramento a la bandera, a nuestro emblema patrio, que representa a cada uno de los chilenos, diciendo a todo pulmón: "juro, por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar (...) hasta rendir la vida si fuese necesario", teniendo a toda la sociedad como mudos testigos del compromiso contraído.

Como Comandante en Jefe de la I División de Ejército, felicitar a todos los oficiales, suboficiales y soldados que prestarán su juramento de honor, tanto en la región de Antofagasta como en la región de Atacama, esperando que Dios los proteja y nunca tengan que enfrentarse cara a cara con la encrucijada de tener que cumplir con su juramento, tal como lo han hecho desde el año 1813 hasta los tiempos actuales, los soldados de la I División, los herederos del 7° de Línea… "Vencedores del Desierto".

¿Quién es mi prójimo?

"Desde este espacio les invito a que en conciencia analicemos, qué pienso de todo este proceso, cuál debe ser mi definición".
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Este domingo el evangelio (Lucas 10:25-37) nos relata la pregunta de un doctor de la ley a Jesús sobre lo que ha de hacerse para conseguir la vida eterna y el Señor le respondió; lo que está escrito en la ley que dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»

Muchos seguramente se habrán preguntado, quién es mi prójimo y los que probablemente tengan una respuesta lo centrarán en el pobre, el desvalido, el enfermo y tantos otros rostros sufrientes. Identificarlos en ellos está muy bien, pero no exclusivamente.

Prójimo significa próximo y algunas veces nos cuesta trabajo amar verdaderamente a nuestro prójimo que está más cercano a nosotros, en el trabajo, en la escuela. Aquellas personas con las que tengo contacto personal cotidianamente y que a veces humanamente me es difícil convivir, -que es una cosa muy normal-, pero es en estas circunstancias en las que se manifiesta el verdadero amor a nuestro prójimo.

Por estos días estamos asistiendo a un momento en la historia de nuestra patria en la que se vuelve a poner a prueba la capacidad de aceptar una posición, una idea o una opinión distinta a la nuestra. Es cosa de leer o ver en los diarios, televisión y otras plataformas un sinfín de contenidos en favor del "Apruebo" o "Rechazo", que es la definición en la que tendremos que manifestarnos el próximo 4 de septiembre en el Plebiscito de Salida por una nueva Constitución, pero lo que más queda en el ambiente previo, son las divisiones a las que este proceso nos está encaminando.

Nos debe surgir y llevar a reflexionar entonces, frente a toda esta avalancha de opiniones y declaraciones de uno y otro lado, si seremos capaces de -cualquiera sea el resultado- aceptarlo y trabajar unidamente en perfeccionar lo que haya que perfeccionar por el bien de todos y especialmente de mi prójimo. Es un ejercicio que puede resultar complejo sobre todo si la división se ha ido alimentando con la descalificación de quienes piensan distinto a mí.

Desde este espacio les invito a que en conciencia analicemos, qué pienso de todo este proceso, cuál debe ser mi definición y a partir de ella volcarnos en construir puentes de unidad orientados a cimentar una mejor sociedad.

Es comprensible que estemos en desacuerdo en muchas materias, pasa de manera habitual, pero en la medida en que respondamos a la invitación que nos hace Cristo, en la que el mandamiento del amor trasciende desde el propio hacia nuestro prójimo, es cuando nos acercamos más a ese ideal, que nos respetemos y amemos todos los que compartimos esta tierra, los nacidos en ella como los que la han adoptado como propia. ¡Dios bendiga a todos!

Óscar Blanco Martínez

Obispo de Calama