¿Cómo regulamos a las empresas extranjeras?
"Es fundamental que las empresas de nuestro país estén amparadas frente a estafas, vacíos legales". "Nuestros hallazgos presentan un panorama preocupante en vista de disparidades".
Si bien todas las inversiones son importantes para el crecimiento económico y productivo de la región, muchas de ellas resultan ser muy amigables con el medio ambiente, y es así como muchas empresas extranjeras trabajan en la zona, sin embargo, existen algunas muy particulares que solo han provocados daños, perjuicios, deterioros y en algunos casos quiebras de nuestras empresas locales a raíz de las malas prácticas que han tenido.
Durante el último tiempo, las empresas fotovoltaicas han ganado protagonismo respecto a proyectos que se desarrollan en nuestra región, y en el que participan empresas extranjeras en calidad de contratistas principales y éstas se vinculan o subcontratan a empresas locales que se ven afectadas debido a malas prácticas que parecen formar parte de su modelo de negocio. Por eso, creemos que es necesario que exista un ente regulador con estas transnacionales, tal como ocurre en el rubro minero.
Es fundamental que las empresas de nuestro país estén amparadas frente a estafas, vacíos legales y millonarias deudas impagas, que finalmente se traducen en dolor, demandas y quiebras de nuestras pymes debido a la dilatación y en muchos casos, al cambio de razón social de las empresas extranjeras, que hace imposible hacerles seguimiento.
Frente a este tema, como Cámara Chilena de la Construcción sede Calama, hacemos un llamado a las autoridades y a los socios de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), para tener un mayor control respecto al origen de cada una de las empresas que desean invertir en proyectos de la región y del país, y de esta manera hacer un seguimiento y vigilancia a su comportamiento. A estas alturas ya no podemos recibir de parte de ACERA una respuesta como la que dio en el Webinar "Energía Eólica: Presente y Nuevo Horizonte para la región de Antofagasta", realizada en diciembre del año pasado diciendo que: "el problema era de las empresas contratistas y no de las generadoras dueñas de los proyectos".
La minería en este sentido ha realizado un buen trabajo, nos tiene acostumbrados al respeto en las relaciones contractuales y no podemos esperar menos de la industria de las energías renovables, mucho menos tener una respuesta como aquella.
Como CChC, creemos que es importante, necesario y urgente visibilizar esta problemática a nivel público, ya que la industria de las energías tiene deudas por más de 10,5 millones de dólares con las pymes de Calama, Antofagasta y Copiapó, pedimos reconocimiento del problema y reparación para los afectados, porque ya no se puede seguir confiando en empresas que sólo buscan el lucro, burlando la legislación de nuestro país. Por lo anterior, es necesario que nuestras autoridades promuevan leyes sobre el tema y que de una vez se fiscalicen a las empresas que ingresan a nuestro territorio y se les exija cumplir con la legislación y reglamentación a la que todos estamos obligados en este país.
Brechas de género en la salud mental
de los chilenos y chilenas
Hace dos años y medio, el COVID-19 se impuso como una emergencia sanitaria a nivel mundial. La que se transformó en una crisis económica con un alza relevante del desempleo. Un tema que recién está saliendo a la luz, es el efecto que tuvo la pandemia en la salud mental de las personas. Tanto estudiantes como trabajadores vieron su bienestar psicológico afectado debido al encierro, al aislamiento y el desempleo.
Lamentablemente, hay un grupo en particular que sufrió las consecuencias con mayor impacto: las mujeres. Durante la pandemia, sectores tales como hospedaje y comercio donde el empleo femenino es más prevalente fueron particularmente afectados. Esto llevó a mayores tasas de desempleo, caída de ingresos, y salida del mercado laboral para las mujeres, en relación con los hombres. Otra causa importante se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas.
En un trabajo recientemente publicado en el International Journal of Public Health, utilizamos datos de 2.545 adultos a lo largo de Chile para estudiar el deterioro de la salud de mujeres y hombres a raíz de los primeros meses de la pandemia, cuando los niveles de confinamiento fueron elevados. Los resultados muestran que ellas reportaron peores niveles de salud mental, incluso controlando por el nivel de ingreso previo a la pandemia, el nivel de educación, la edad, y la presencia de niños pequeños en el hogar.
El deterioro en salud mental, así como también los problemas relacionados al sueño estuvieron vinculados a la fragilidad económica de las mujeres en Chile. En comparación a los hombres, durante la pandemia, perdieron más sus empleos y experimentaron caídas relativas en su ingreso de manera más frecuente.
Nuestros hallazgos presentan un panorama preocupante en vista de disparidades de género en salud mental ya acumuladas previo a la pandemia. Datos a nivel nacional del 2017 muestran que la prevalencia de síntomas depresivos era de 23% entre las mujeres, y 13% entre los hombres.
Uno puede preguntarse ¿cómo un tema tan fundamental como el bienestar psicológico, ha sido tan poco discutido? Según nuestra investigación, sólo un 5% de las mujeres y menos del 3% de los hombres tuvo acceso a un tratamiento relacionado a su salud mental, lo que evidencia las dificultades para acceder a este tipo de asistencia.
Nuestro estudio enfatiza la importancia de desarrollar intervenciones y políticas públicas con enfoque de género que mitiguen el efecto de futuras crisis en la situación económica y el bienestar psicológico. Además, enfatiza la necesidad de generar un acceso más inclusivo a servicios de salud mental que permita mejorar el bienestar de todos los chilenos.
Patricio Valenzuela,
Investigador del Instituto Milenio MIPP
Alfonso Sánchez Díaz,
Presidente CChC sede Calama