Hacia el Buen Vivir
En estos días y semanas pre-plebiscitarias resulta interesante reconocer que normas más o normas menos, la opción de los futuros votantes llamados a dirimir si nos gusta o no la propuesta constitucional sobre la mesa, pasará más por un tema "sensodigestivo" que por argumentos que pretendamos revestir con un cierto halo de racionalidad y pragmatismo. Dicho de otro modo, la acción cívica que empujó la clase política un 15 de noviembre de 2019 a toda la población hacia este plebiscito de salida obligatorio se definirá por la emocionalidad del estómago y sensibilidades enquistadas a lo largo de la vida de cada uno de los votantes en materias relativas a la polis y su gestión y sobre todo, respecto de nuestras percepciones.
La casa propia por allá, la plurinacionalidad por acá y la Cámara de las Regiones por acullá representan árboles que impiden ver una fronda boscosa enorme que, dependiendo del interlocutor, se pretende denostar o realzar. Derivando los dimes y diretes en debates que, la mayoría de las veces, se asemejan a luchas en el lodo cuyos principales beneficiarios son programas de TV y noticiarios acostumbrados a la farandulización y banalización de lo humano y de lo divino.
En medio del vendaval de discusiones sobre el tema y "feik nius" mal intencionadas destinadas a la confusión y agotamiento de los potenciales votantes, hay preguntas y reflexiones que no asoman con frecuencia en el océano de estiércol informativo que abunda sobre todo en la TV pública, prensa escrita y principales consorcios radiales y que tienen que ver con ¿En qué tipo de sociedad nos gustaría vivir? O ¿Cuál es la calidad de vida que nos gustaría que tuvieran nuestros hijos, hijas, nietos y nietas, padres y abuelos?. Claramente no me gustaría seguir viviendo en una sociedad intrínsicamente desigual, donde la vida cotidiana de la grandísima mayoría de la población forma parte de las leyes de la oferta y la demanda y donde el sistema económico imperante desde hace más de 42 años reduce a un precio y bien transable, derechos tan básicos como la salud, la educación, la seguridad, la jubilación, la vivienda, la justicia e incluso el medio físico y natural donde actualmente nacemos, vivimos y morimos.
Ante esas interrogantes de futuro y las marcas acumuladas en los cuerpos, mentes y almas de aquellos que hemos vivido las consecuencias de una realidad jurídica impuesta a la fuerza en 1980, debiese ayudar a despejar la ecuación que se deberá resolver a principio de septiembre: ¿continuar dentro de la caja donde hemos aprendido a sobrevivir o abrir esa pequeña pero significativa puerta para salir del enclaustramiento neoliberal y echarnos a andar en busca del buen vivir?
Marcelo Saavedra P. Biólogo
De las frases
A propósito de tipos de frases. Hay frases para el bronce, para la historia, inspiradoras, bonitas, positivas, sacadas de contexto, históricas, míticas, célebres, épicas, inolvidables, románticas, sabias, irrepetibles, desechables, cortas, kilométricas, preocupantes, de grandes pensadores, perturbadoras, tristes, importantes, icónicas, etcétera.
Y por supuesto también las desubicadas.
Luis Enrique Soler Milla
Deserción escolar
Desde hace un par de años, los índices de depresión han aumentado en Chile por la pandemia, sobre todo en los niños y adultos mayores, la población más de cuidado, por lo que se hace urgente contar la atención de profesionales en salud mental, eso lo sabemos, pero la pregunta es ¿a qué costo? En las miles de familias existe el dilema de asistir o no a una consulta por la incertidumbre de cuál es el valor de la sesión, si se cuenta con el tiempo necesario, si se reembolsará parte de ese valor. Esto último en el caso de quienes cuentan con Isapre.
No es un secreto que el sistema de salud debe repensarse, porque no es posible que se le reste importancia a una depresión no tratada frente a un esguince, por ejemplo. Más aún si hablamos de niños, quienes serán los adultos del mañana. Esto se suma a la relevancia que cobra la educación emocional de la familia en la infancia, entregando las herramientas necesarias a los más pequeños para cuidar su esfera afectiva a lo largo de su desarrollo vital, lo cual permitirá decidir a futuro de manera asertiva sobre el invertir en salud mental como un aprendizaje fundamental, en lugar de experimentarlo como un gasto innecesario en nuestras vidas, en el que veremos logros a largo plazo.
Valeria Godoy Mondaca psicóloga infantojuvenil