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ENTREVISTA. Óscar Blanco, obispo Diócesis San Juan Bautista de Calama:

"Me llevo muchos recuerdos de Calama, los pueblos y sobre todo el cariño de la gente"

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Karen Elena Cereceda Ramos

El 10 de septiembre próximo, monseñor Óscar Blanco asumirá como el nuevo obispo en la diócesis de Punta Arenas, cerrando así su ciclo como obispo en Calama, tras seis años liderando la iglesia Católica en la provincia de El Loa.

A menos de un mes de su partida, el sacerdote hizo un balance de su gestión en la zona y dijo que no se olvidará de Calama puesto que fue el primer lugar en el que ejerció como obispo.

Además destacó a los loínos y loínas tanto de la ciudad como de los pueblos del interior y les pidió que oraran para que se designe pronto a un nuevo obispo para esta diócesis.

También señaló que se lleva muchos recuerdos desde esta zona, en especial del cariño de su gente e incluso deseó que Cobreloa pueda ascender a Primera División.

¿Cómo asume esta nueva misión a cargo de la diócesis en Punta Arenas?

-Lo tomé con mucha sorpresa, pero a la vez muy confiado en Dios que me esté pidiendo este otro servicio y eso a mi me anima a ir a Punta Arenas y ponerme al servicio de la iglesia de la Región de Magallanes a integrarme al trabajo pastoral que esa iglesia viene haciendo por mucho tiempo, esperando poder colaborar y sobre todo, haciendo presente el evangelio de Jesucristo en esas hermosas tierras.

Su nombramiento fue sorpresivo para la comunidad de Calama.

-Fue una sorpresa para todos, porque según la precedencia de los otros obispos, habían sido nueve o diez años aproximadamente, y yo también me proyectaba mas menos a ese tiempo porque creo que es un tiempo prudente para estar en una Iglesia y hacer un trabajo pastoral, pero claro llegó antes.

La verdad que la sorpresa también fue porque me había acostumbrado a Calama, a la Provincia El Loa, me encantó este lugar, me encantó el pueblo de Dios, me encantó el clima, me encantaron los pueblos del interior, la gente que me acogió y fuimos haciendo un camino junto de conocernos, creando lazos de amistad, cercanía y eso para mi fue muy importante me ayudó mucho a crecer como persona, a aprender a hacer mi oficio de pastor, de obispo y sobre todo, a conocer mas a Jesucristo acá en medio de este hermoso pueblo.

¿Cómo evalúa sus seis años de labor como obispo en la zona?

-Lo evalúo con gusto a poco, porque creo que el tiempo fue poco y además considerando que vivimos tres crisis que no fueron fáciles. Comenzamos con la crisis de la iglesia, todo el tema de los abusos, luego vino el estallido social, también un tiempo muy complejo donde había que estar con la gente, acompañando y luego, la crisis sanitaria, una experiencia muy dolorosa donde vimos partir a muchos hermanos y hermanas de una manera inesperada, que se hizo mas dolorosa y también fueron tiempos muy limitados para llevar adelante la misión pastoral.

Si bien es cierto, lo vemos como tiempo oportuno porque nos ayudó a abrirnos a otras realidades, a conocer otras realidades y a ser una iglesia mas creativa de cómo ir respondiendo a los signos de los tiempos y nos ayudó a conocer y a enfrentar situaciones complejas con mucha fe y con mucha confianza de que no estábamos solos en esto, Dios estaba con nosotros.

¿Cree que hay algo que le faltó concretar?

-Siempre hay cosas que se pueden hacer mejores, uno siempre tiene en la mente que podría ser mucho más, pero fue en el tiempo que estuvimos lo que hicimos se hizo con la mejor intención, con mucha fe, con mucha confianza en Dios y bueno, lo que vendrá sólo Dios sabe.

¿Qué destacaría del calameño y calameña?

-Yo lo que destacaría es que son hombres y mujeres muy arraigados a su tierra, con mucho sentido de pertenecía a Calama y los pueblos del interior, para qué decir un pueblo que se la juega por la ciudad, por lo local, en una provincia que siente los efectos negativos del centralismo.

Eso ha llevado a crear una identidad mucho mas fuerte acá en Calama por lo local, eso me parece muy bien, se han propuesto cosas muy importantes que las han logrado, como el mismo hospital, también el movimiento ciudadano que ha hecho cosas muy importantes por la ciudad y que siempre están tomando iniciativas por rescatar y mantener esta identidad del loíno, de estas tierras de sol y cobre.

Siento que son gente muy luchadora, de mucho esfuerzo y eso hacen que amen lo que tienen, cuesta entrar al nortino, pero cuando uno entra con todo y eso sentí.

¿Y con los poblados del interior de la provincia?

-A mi me encantó la experiencia de trabajar con los pueblos del interior, hay una riqueza cultural, hay costumbres, tradiciones muy importantes de los cuales uno puede aprender mucho y ojalá que eso no se pierda que se cuide, porque eso le da identidad a un pueblo y en Calama hay identidad como ciudad, como pueblo y también hay, diría yo, mucho sentido religioso todavía, eso a mi me llamó mucho la atención y ayudó mucho en el trabajo y ojalá que siga manteniéndose y promoviéndose ese sentido, el respeto por lo religioso y con una espiritualidad propia del pueblo andino.

¿Qué mensaje le entregaría a los fieles católicos de Calama que se quedan sin su líder?

-Acá tienen experiencia de estar un período sin un pastor y yo se que han sido tiempos de mucha oración, de mucho pedirle a Dios que envíe un pastor y eso yo creo que es importante rescatarlo.

Las personas que pasamos por acá no hemos sido personas que hemos postulado, ni hemos pedido sino que son personas que Dios ha mandado, fruto de la oración del pueblo de Dios, de pedirle a él cuando estamos necesitados, tal como lo hicimos en tiempo de pandemia, rezamos a Dios que nos mandara una vacuna y llegó así también tenemos que seguir confiando en Dios que él siempre nos va a proveer de lo necesario para llevar adelante nuestra misión y nuestra vida cristiana.

Les diría que nunca bajen los brazos, que sigan siendo ese pueblo de la piedad popular, que sabe bailar su fe, que sabe pregonar y que sabe hacer fiestas de lo poco y nada que tienen, pero saben hacer fiesta porque saben que Dios está ahí y eso, yo creo, que ese es un tesoro que tienen acá desde el punto de vista de la fe y la religiosidad popular.

¿Qué recuerdos se lleva de esta zona?

-Muchos recuerdos, todo Calama, el Alto Loa, Atacama La Grande, muchos recuerdos y sobre todo, el cariño de la gente y el que haya comenzado mi ministerio episcopal acá eso no se olvida, los primeros amores no se olvidan nunca y Calama fue mi primer amor como obispo y eso lo voy a llevar siempre en el corazón y agradecido que aquí aprendí a ser pastor y todo lo bueno que aprendí lo llevaré también para ponerlo en práctica y lo malo lo dejaré acá.

Y, ¿algún souvenir, un adorno o lago parecido?

-Aunque no lo crean me llevo la camiseta de Cobreloa y ojalá que suba a Primera División y por ahí, algunos cuadros propios del pueblo andino y algo de cobre también.

Tras su partida, ¿cuáles son los pasos a seguir en la Diócesis San Juan Bautista de Calama, quién quedaría a cargo?

-Cuando yo tome posesión en Punta Arenas, que sería el 10 de septiembre, recién ahí la Iglesia Diocesana de Calama queda como "sede vacante" y en ese momento se reúne el colegio de consultores y eligen al administrador diocesano y él sería quien quedaría al frente de la Diócesis hasta que llegue el nuevo obispo.