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Centenario de la radio en Chile

"Ha pasado un siglo desde entonces y la radio permanece entre las instituciones con mayor confianza para los chilenos, justo por detrás de las universidades". Director Radio Sol Universidad Católica del Norte
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La primera transmisión radial en Chile se realizó el 19 de agosto de 1922 y fue posible gracias a la iniciativa de los profesores Enrique Sazié y Arturo Salazar, ambos ingenieros de la Universidad de Chile. Esta se realizó desde un transmisor montado en el Laboratorio de Electrónica de la Casa Central de la propia Universidad, hasta un receptor instalado en el hall del Diario El Mercurio.

Las personas apostadas en la escala de El Mercurio, como se rememoró en el libro "Recuerdos conversados" de Hugo Andrades, escucharon unas palabras de presentación, seguidas de la música del violín de Enrique Cabré y Nolberto García; la actualidad política de un texto redactado por Rafael Maluenda, titulado "El perro de Alcibíades y el perro de Su Excelencia"; la interpretación de Quinteros; las últimas noticias del día; la Canción de Yungay; y la despedida, un "Buenas noches", que pronunció Quinteros.

Ha pasado un siglo desde entonces y la radio permanece entre las instituciones con mayor confianza para los chilenos, justo por detrás de las universidades.

Pero la Radio es mucho más que el aparato receptor, una antena y la compleja tecnología que hay detrás. ¿Quiénes somos? Es una gran y difícil pregunta, pero trataré de explicarla: somos individuos formados en la generación de la música en cassete y también aquellas que nos acostumbramos a las voces roncas y moduladas, la de la "Cabalgata Familiar" y el "Correo de Minería".

Nuestro recuerdo está lleno de nombres que se funden en un punto del dial. En el fondo somos vida, somos tu padre o tu madre en la cocina, somos tu manía de bajar el volumen cuando vas a estacionar. Somos tu memoria, porque somos el pegamento que une a generaciones de seguidores dispuestos a aplaudirnos o pifiarnos, algo que a la larga los hacer ser exactamente iguales. Somos el recuerdo, somos el futuro, somos los que están por esto o por lo otro, somos los de arriba y los de abajo.

Somos del norte, del centro y del sur. Somos un gol contado con vehemencia, una anotación que siempre tendrá muchas palmas, palmas. Somos comunicadores de sueños, somos tu curiosidad. Somos los que sabemos si algo pasa. Somos música, sonidos y silencios. Somos los que te entretienen y te emocionan, somos las pilas del transistor de tu abuelo, somos el aparato digital que nadie entiende, somos el F1 en la memoria de la radio de tu auto, somos la aplicación que aun teniendo 5G, no se abre.

Somos el ruido de fondo, somos compañía, somos noches enteras en vela estudiando, somos el ruidito que te hacía dormir en la parte de atrás del auto de tus padres, y curiosamente, somos el único medio de comunicación que sigue siendo analógico, conviviendo a la par en un mundo digital.

En el fondo, somos lo que tú quieres que seamos, somos una moda que ojalá nunca pase de moda, somos sensaciones, recuerdos, cercanía y sentimientos. Somos tu casa, que por cierto es la mía también.

Somos por encima de todo. Por eso, felices 100 años a la Radio en Chile.

Eduardo Guggiana

Déficit de proyectos en los municipios

Lo informado en el Core no es más que la ratificación que las administraciones comunales están al debe en la generación de iniciativas bien desarrolladas para ser financiadas. Sabemos que las realidades financieras que tienen los municipios son muy distintas, pero la principal preocupación debiera ser conformar un buen equipo de profesionales proyectistas.
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No es novedad, pero no por ello debemos dejarla pasar sin hacer una reflexión y consideración al respecto. Hace años que los intendentes de la época, hoy gobernador regional, manifestaban su preocupación por la escasez de proyectos bien estructurados y realmente necesarios provenientes de los municipios para su aprobación y posterior financiamiento.

Se criticaba que no cumplían con los requisitos mínimos para pasar los filtros que debe cumplir todo proyecto que pretende ser ejecutado con fondos públicos. Los presentados eran deficientes y quedaban en el camino por errores en la formulación, pese a ser buenas ideas.

Hoy, en el 2022. La realidad no ha cambiado mucho. De acuerdo al informe emanado desde el mismo gobierno regional, menos del 50% de los proyectos provenientes de los municipios logra salvar los filtros para ser recomendado para su financiamiento por Desarrollo Social.

Sin duda, que el promedio es muy bajo y debiera ser atendido con mayor preocupación por los gobiernos comunales que tienen al frente un fuente de financiamiento a la que no pueden acceder por errores procedimentales que a estas alturas debieran estar solucionados.

Sabemos que las realidades financieras que tienen los municipios son muy distintas, pero la principal preocupación debiera ser conformar un buen equipo de profesionales que puedan generar los proyectos urgentes y otros que sirvan para mejorar la calidad de vida de las distintas comunidades.

Es cosa de ver los estados financieros, los recursos mal gastados, contrataciones millonarias de profesionales cercanos a la administración de turno, pero que poco y nada se sabe de sus funciones al interior de la administración municipal. Es decir, hay recursos para poder crear equipos de proyectistas con experiencia y capaces de concretar las aspiraciones comunales.

Esa debiera ser la prioridad de los alcaldes y si se encuentran con dificultades, el gobierno regional debiera brindar el apoyo requerido para que los proyectos que se generen estén bien formulados. Lo que no puede seguir es que los recursos no se utilicen existiendo tantas necesidades que resolver en las nueve comunas de la región. Es un deber que no se puede seguir postergando.

La relación hombre/ambiente en la Constitución

"Veremos allí, en esta casa Estación, presentaciones y exposiciones, lecturas y talleres, caminatas y ayudas solidarias". Doctor en Ciencias Ambientales, Universidad de Antofagasta
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Hay una diferencia fundamental entre la constitución del '80 y la alternativa actual; la primera fue escrita en dictadura, mientras que la segunda en democracia. En Chile, en la década de los ´80, la falta de conocimiento científico y el poco interés por los problemas de la naturaleza quedó plasmada en la constitución únicamente con un numeral (N°8) dentro del Artículo 19. En dicho numeral se lee: "El derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza".

Esta frase no solo establece un objetivo poco claro, sino que contiene errores técnicos en el uso del leguaje, toda vez que, entendido el concepto "contaminación" como cualquier alteración del ambiente, producto de la actividad del hombre, resulta imposible al Estado (y a cualquiera) asegurar un ambiente libre de contaminación. Si bien, la Ley 19.300 sobre medioambiente, buscó armonizar el crecimiento económico con el cuidado de la naturaleza, muchos de los problemas ambientales se mantienen o se han agudizado. Más aún, han surgido nuevos conflictos derivados de una legislación que no asegura el derecho establecido en la propia constitución del '80.

Esto hace de dicha constitución, un documento ineficiente para abordar las temáticas ambientales. Por el contrario, la propuesta de nueva constitución incorpora la necesidad de poner al ciudadano en un doble rol de causante y a la vez víctima de los problemas ambientales, y delega en el Estado la responsabilidad de remediarlos.

La nueva Constitución incluye 24 artículos (del 127 al 150) en el Capítulo III (Naturaleza y Medioambiente), y otros 3 artículos (1, 8 y 14), que establecen la forma en que el Estado y sus ciudadanos se relacionan con el territorio que ocupan.

Estos artículos abordan temáticas relacionadas con la gestión responsable y realista de los bienes naturales. Adicionalmente les asigna a las nuevas comunas autónomas las competencias para salvaguardar el desarrollo sostenible, los instrumentos de gestión ambiental y la generación de las normas necesarias para cumplir con estos compromisos. Con esto, no sólo promueve la descentralización del Estado, sino que reconoce la heterogeneidad del territorio nacional y la diversidad de ecosistemas existentes, los que requieren una gestión ambiental local, sustentada en los factores y procesos que le son propios. Todos estos aspectos no son factibles de incluir, mediante reformas, en una constitución extemporánea, ya que estos derechos y deberes están íntegramente vinculados a los diversos capítulos establecidos en el resto de la nueva carta constitucional.

Por ello, particularmente en lo relativo a la relación hombre/ambiente, la nueva constitución representa un significativo avance en cuanto al marco legal, dentro del cual el Estado y sus ciudadanos puedan desarrollar sus actividades asegurando una calidad de vida acorde con los principios del desarrollo sostenible.

Jorge Valdés Saavedra