Un camino que una al país
Espero que los parlamentarios y dirigentes políticos aprendan la lección que les dio el pueblo de Chile el domingo. En razón de lo anterior y dada esa lección, confiamos en que no vuelvan a cometer el error de ofrecer votos a proyectos o iniciativas ajenas a nuestra idiosincrasia y que nos dividan como nación.Esperemos que las decisiones que se adopten representen a la mayoría de la población que votó Rechazo el 4 de septiembre y que estas sean pausadas y en un contexto donde las ideologías se subordinen al interés del país, construyendo un camino que nos una y no violente nuestros valores, tradiciones e historia republicana.
Manuel Millones Chirino
Un trabajo mal hecho
Después del veredicto nítido y categórico expresado por la ciudadanía en el plebiscito constitucional reciente, es predecible que muchos argüirán que la derrota del Apruebo se debió a las mentiras, la desinformación, las campañas del terror u otras explicaciones de esa índole, que en realidad nada tienen que ver con la calidad del texto que fue sometido a consulta.
Sin embargo, esos son argumentos secundarios, porque si se aprecian las cosas con honestidad intelectual, forzoso es admitir que la principal explicación de ese resultado es que la Carta Fundamental propuesta sencillamente es mediocre, está mal hecha, su contenido está salpicado de lugares comunes e ideas toscas, y el modelo de sociedad que ofrece ofusca la historia y el presente del país, imponiendo un modelo colectivista fracasado, defectuosamente democrático, voluntarista y tupidamente ideológico. Ese, y no otro, es el dato más rotundo y fundamental de los elocuentes resultados de este referéndum.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Ser o no ser
Hay momentos en los que es inevitable volver a los clásicos, es decir, a lo que permanece por encima de la superficie mudable de los acontecimientos, especialmente cuando se ha puesto término a un ciclo de violencia y locura que se ha extendido por los últimos tres años y que mantuvo a una gran mayoría del país con la respiración contenida, en una sístole obligada por el temor a la violencia y la cancelación.
Un clásico como Shakespeare y su "ser o no ser", pues lo que estaba en juego en este plebiscito pertenece al ámbito de las bases culturales y civilizatorias de nuestro país. Si no, piensen en esa idea de la plurinacionalidad u otras que de la noche a la mañana se quisieron imponer de contrabando, con un discurso público transformado en una sarta de estupideces y puros esperpentos, todo esto en medio de una guerra entre palabras posibles e imposibles y en un momento en que no hubo imagen grotesca que no viéramos, al punto que muchos aún nos preguntamos con estupor cómo fue que llegamos a vivir todo esto. Y aún más grave, cómo fue que llegamos a un proyecto de Constitución plagado de delirios de lo pluri esto y lo otro y al deseo delirante de querer rehacernos como país y a la grotesca impostura de pretender tergiversar lo que hemos sido.
Cuando en la propia Constitución de un país se propugnan tales delirios nihilistas, lo que está en juego es ser o no ser.
Y resultó que nuestro amado Chile aún quiere ser y se dio cuenta del peligro que todo ello implicaba y ha reaccionado en consecuencia, infligiendo el más serio revés a los mismos que hace unos días presumían de ser los auténticos representantes del pueblo chileno.
Rodrigo Díaz Yubero
Reforma previsional
Los resultados del plebiscito de salida fueron contundentes y, con ello, un duro golpe a la propuesta original de reforma previsional, la cual ha sido postergada en varias oportunidades.
Conceptos propios de sistemas de reparto, como solidaridad intra e intergeneracional, suficiencia y sostenibilidad, difundidos ampliamente durante la campaña del Apruebo, tendrán que ser reemplazadas por propiedad, heredabilidad y libertad de administración, los cuales fueron negados por la Convención Constitucional al rechazar la iniciativa popular "Con mi plata no".
Es el momento de avanzar en una reforma previsional transversal y, por lo mismo, no hay que cometer el error común de los últimos dos gobiernos de buscar destinar un porcentaje de la cotización adicional a un fondo de reparto, sino por el contrario, afianzar las cuentas individuales y con algunos grados de liquidez sobre los fondos previsionales.
Eduardo Jerez Sanhueza