Adultos mayores y niños con patologías podrían sufrir con el cambio de hora
SALUD. Neuróloga recomienda ir adelantando paulatinamente las rutinas para no incomodarlos y causarles más irritabilidad por esta situación.
Si bien este cambio, en general, no tiene mayores repercusiones en las personas, a algunas sí puede afectarlas con molestias leves -como somnolencia- o síntomas más graves, si ya tienen alguna patología del sueño u otra crónica de base.
Al respecto, la médico Anna Milan, neuróloga de Clínica Universidad de los Andes, afirma que los dos o tres primeros días luego del cambio de horario, es normal sentir irritabilidad o somnolencia, porque producto de los cambios de luminosidad y de hora, se alteran los ritmos biológicos habituales.
"Pero, quienes ya presentan enfermedades del sueño como insomnio o los síndromes de adelanto de fase y de apnea del sueño, podrían verse más afectados", añadió Milan.
Para evitar estos problemas, la sugerencia es mantener una adecuada higiene del sueño y adelantar paulatinamente la rutina nocturna (15 minutos durante los 4 a 5 días anteriores). En especial adelantando la comida, hora de baño en los niños y rutina nocturna en general. Lograr dormirse unos 15 a 30 minutos antes de lo habitual los días previos ayudará a que la "falta de una hora" no sea tan notoria en la calidad de las actividades de los días siguientes.
La especialista explica que, al menos, son cuatro los grupos de la población que podrían considerarse más vulnerables en estos cambios: Personas con enfermedades en las que existen trastornos en el ciclo de vigilia-sueño; Personas con enfermedades cardiovasculares, metabólicas o endocrinas; Adultos mayores con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer u otras demencias. En estos casos, se pueden presentar alteraciones de sueño como agitación nocturna o somnolencia diurna; Niños: podrían tener alteraciones como irritabilidad o cambio en el apetito y ánimo durante los 2 a 3 días posteriores al cambio de horario, por lo que se recomienda que un par de días previos, se duerman y levanten unos 15 a 20 minutos antes de lo habitual para que los cambios no sean tan bruscos y logren una mejor adaptación.
"Es muy importante mantener una higiene de sueño constante, no solo los días antes del cambio de hora. Así, se puede mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo de desarrollar algunas enfermedades metabólicas y cardiovasculares", explica la médico Milan.
Estos hábitos son: mantener un horario estable para despertarse y levantarse de la cama de inmediato. Acostarse cuando se tiene sueño, no por obligación. Procurar dejar un tiempo de "tranquilidad" antes de acostarse a dormir.
Tomar unos 15 a 20 minutos para ir pasando del ambiente de actividad a uno de calma, bajando la intensidad de la luz y apagando pantallas ojalá una a dos horas previo a dormir.
No quedarse leyendo ni tomar desayuno en cama, evitar estimulantes como café, bebidas, nicotina, té, cacao y alcohol después de las 17 horas. Evitar la automedicación de inductores del sueño, ya que los malestares que puede generar el cambio de horario podrían aumentar.
Evitar ver TV en la cama, idealmente sacar el televisor del dormitorio, evitar resolver problemas y planificar actividades en los momentos previos a acostarse o en la cama. Si se tiene cosas pendientes, dejarlas anotadas antes de irse a dormir, evitar comidas abundantes y excesivamente condimentadas.
Procurar un ambiente silencioso, oscuro y con temperatura agradablemente baja (16 a 20°C en el dormitorio) y si se despierta en la noche, no mirar la hora, ni prender la luz, solo darse vuelta e intentar conciliar nuevamente el sueño.