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Diplomacia
Las últimas semanas nos hemos enfrentado a desastres diplomáticos, donde el Gobierno ha pecado de falta de "cortesía aparente" y de falta de "habilidad y disimulo", características fundamentales de la diplomacia desde su definición más general. Y es una lástima, porque es un Gobierno, en su mayoría, de jóvenes que podrían muy bien demostrar que la edad no es requisito para respetar los protocolos y tradiciones. Sin embargo, hemos tenido que soportar el faltarles el respeto y la cortesía a países como Estados Unidos, Israel, Argentina y España, en momentos donde ni nuestra economía ni nuestra política exterior pueden permitírselo.Y es que la diplomacia es una carrera profesional que se estudia en la Academia Diplomática Andrés Bello, de la que todos los años egresan alrededor de 20 profesionales. Hoy, muchos de estos se manifiestan en contra de todos estos traspiés y ruegan al Gobierno que se considere a los diplomáticos de carrera para los cargos políticos encargados de las relaciones internacionales. Todo esto nos lleva ante otro gran problema por el que está pasando el Gobierno de Gabriel Boric: los cargos diplomáticos para ciudadanos sin carrera, y más aún, para políticos con malos resultados electorales, sumado a cargos para cercanos, como el discutido caso del embajador en España, pese a que una de las banderas de la campaña del Mandatario fue "no más pitutos".
Los gabinetes ministeriales y diplomáticos del Presidente son la cara visible de más de 17 millones de chilenos. Es de esperar que en algún momento lo recuerde y comience a tomar los protocolos y las relaciones internacionales con la seriedad y solemnidad que merecen.
Javier Ávila Parada Fundación para el Progreso
Consecuencias
En relación con el artículo de Francisco Bartolucci Johnston, publicado el 6 de octubre bajo el título "Responsabilidad histórica", cabría comentar que el Congreso Nacional, como poder constituyente derivado y donde nuestra sociedad delibera democráticamente, le puede introducir a la Constitución Política actualmente vigente todas las reformas que estime convenientes en aras del bien común y del funcionamiento eficaz de nuestras instituciones republicanas, sean estas de carácter tributario, educacional, laboral, de salud, previsionales o de otra índole. Sus únicos "bordes" son los establecidos en el Capítulo I "Bases de la institucionalidad".
Un eventual nuevo proceso constituyente es absolutamente innecesario, que solo prolongaría la incertidumbre y sus indeseables efectos económicos. No obstante, si se insistiere en cambiar la Carta Fundamental propongo que el texto de la actual, apropiadamente reformado por el Congreso, sea tenido como propuesta de nueva Constitución, la que en caso de ser aprobada en un plebiscito nacional pasaría a ser la Constitución Política de la República de 2023.
Repetir un proceso constituyente mediante una nueva convención y que el Congreso no asuma su responsabilidad histórica tendría consecuencias que podrían costarnos muy caro.
Adolfo Paúl Latorre
Bordes
Los bordes pueden ser filosos y peligrosos. La experiencia dice que si los rebasamos a menudo, sobreviene la desgracia. Si están bien hechos, centran y ennoblecen, como un marco a una obra valiosa. Hasta una hoja en blanco tiene bordes.
Kenneth Ledger Toledo
Retiro programado
Dentro de las propuestas previsionales que el Gobierno está considerando está la eliminación de la modalidad de pensión "retiro programado", para dejar solamente la opción renta vitalicia. ¿En cuánto mejoran las pensiones al eliminar la modalidad de pensión de retiro programado? La respuesta es $0. Por el contrario, el daño a la libertad de elegir de las personas sobre el futuro de sus fondos de pensiones es grave.
Acá lo que vemos es la mano ideológica del Gobierno en su propuesta previsional, pues lo que se está buscando finalmente es atacar de raíz el sentimiento de propiedad y heredabilidad de los fondos previsionales, atributos altamente valorados tras los retiros previsionales.
Es importante que el Gobierno entienda que no fue electo por su propuesta previsional y que si bien tiene todo el derecho de presentar la propuesta que estime conveniente, no puede ir en contra del sentir popular, pues arriesga que no quede en nada, al igual que las propuestas previsionales de los dos gobiernos anteriores.
Eduardo Jerez Sanhueza