Nuestro país es el miembro de la OCDE con la señal más fuerte de ralentización económica
PROYECCIONES. El FMI sumó que en 2023 Chile será el único país de la región con PIB negativo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) coincidieron ayer en dar pronósticos pesimistas para la economía chilena en el mediano plazo.
En primer lugar el FMI ajustó al alza sus pronósticos para 2022, sin embargo, ve una profunda caída en 2023 e incluso espera que Chile sea el único país de la región que anote un retroceso de un Producto Interno Bruto (PIB).
Para este año, el FMI espera que la economía se expanda 2% -sobre el 1,8% que previó en julio- y para 2023 proyecta una caída de 1%.
Por otra parte, el FMI proyecta que el PIB de América Latina crecería 3,5% este año, mientras que en 2023 la expansión sería de 1,7%, inferior en tres décimas a lo esperado en julio, según reportó el más reciente informe "Perspectiva Económica Mundial".
Las diferencias de este año con respecto a las previsiones de julio pasan por una actividad más fuerte de lo esperado en la primera mitad de 2022 en varios países, como consecuencia de un contexto de fuertes precios de las materias primas, unas condiciones financieras que todavía son favorables, y la normalización pospandémica de la actividad en sectores de contacto intensiva.
La OCDE, por su parte, expuso que Chile es por un nuevo mes el país miembro para el que los indicadores compuestos avanzados preludian de forma más clara una ralentización económica.
El organismo explicó en un comunicado que el indicador de Chile en septiembre cayó 73 centésimas respecto al mes anterior, frente a las 20 centésimas para el conjunto de la organización.
Con ello se quedó en 94,53 puntos, que es el nivel más bajo de todos los miembros (la media de la OCDE fue de 98,56 puntos), muy por debajo de los 100 puntos que marcan la media de largo plazo.
GPM recomienda subir más la tasa
El Grupo de Política Monetaria (GPM) recomendó al Banco Central aplicar un aumento de 75 puntos base a la Tasa de Política Monetaria (TPM), para situarla en un nivel de 11,50%. Lo anterior, "manteniendo un sesgo neutral a la espera de nuevos antecedentes respecto de la evolución de las variables macroeconómicas relevantes", advierte la instancia especializada.