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Bajas expectativas en el comercio local

No ha sido un año fácil para el rubro, a la alta inflación y falta de liquidez se le ha sumado la inseguridad y el comercio informal, el que solo hace poco está en retirada. La claves estarán en la seguridad y eliminar el comercio ambulante. Con ello se entregarían las condiciones mínimas para que el rubro levante una estrategia para cautivar a los posibles clientes.
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Las expectativas de los comerciantes minoristas en la región no es muy positiva, más bien hay pesimismo en que las ventas repunten y logren terminar de buen modo el año para enfrentar el 2023. Las razones son múltiples, entre ellas la ausencia de liquidez -la que sí existió el año pasado con los retiros de fondos previsionales- y la inflación que no ha detenido su rumbo ascendente durante el año.

Ello, sin contar las afectaciones producto del comercio informal y la inseguridad en los centros de las comunas -donde se concentran sus negocios- y también los violentos asaltos de los que han sido víctimas muchos de los locatarios y compradores.

El actual no es el mejor escenario, porque según cifras de los comerciantes, se está viviendo lo pronosticado respecto a que este último trimestre del año en el sentido que sería complicado del punto de vista económico.

Así las expectativas no son buenas. Habrá un repunte en las ventas, pero no será como el del año pasado y no dejará opciones para ahorrar con miras al 2023, otro año que se proyecta difícil.

Este no es solo un problema de los comerciantes, es de un país que no ha podido salir de su proceso recesivo. Y las medidas son elevar las tasas de interés y de ese modo desincentivar el consumo a la espera de estabilizar la economía.

Esa medida frena la inflación, pero repercute en la venta de los minoristas.

Se necesitarán nuevas vías de apoyo para las pymes que no están cerrando bien el año y que proyectan otro igual o peor. Lo mínimo que piden es que la gente vuelva a los sectores donde desarrollan su actividad, conozcan sus ofertas y le den dinamismo al sector.

La claves estarán en la seguridad y eliminar el comercio ambulante. Con ello se entregarían las condiciones mínimas para que el rubro levante una estrategia para cautivar a los posibles clientes.

No se puede olvidar que en los cascos centrales de las comunas se concentra el comercio tradicional e históricamente ha sido el lugar de reunión de las distintas agrupaciones y especialmente de las familias. Allí se desarrolla la vida social y se crean los lazos que con el tiempo solidifican el arraigo en las ciudades.

No hay que olvidar ese aspecto y si bien es una tarea de quienes integran el rubro, las autoridades también deben estar atentas para apoyar y subvencionar la actividad comercial que crea identidad en las distintas comunas de la región.

Scaleups: empresas resilientes en tiempos difíciles

"La Región de Antofagasta representa sólo el 4,2% de scaleups delpaís. Esto, más que un factor crítico, debe transformarse en una oportunidad".
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Con un trabajo acucioso en las "scaleups", es decir, a través del formato de empresas resilientes, desde Endeavor consideramos este factor clave en medio de escenarios económicos con incertidumbre o adversos, tal como el escenario mundial que actualmente enfrentamos, donde Chile no queda exento.

En momentos adversos, las scaleups son las únicas empresas que crean empleos formalmente remunerados. Para graficar su impacto, si bien representan el 1% de las empresas, éstas generan el 42% de los empleos en Chile.

Además, crecen al menos 20% al año por tres periodos consecutivos en ventas o trabajadores contratados, una condición completamente excepcional. Las scaleup no son empresas ordinarias, son empresas que se caracterizan por ser el motor de la economía. Entre 2017 y 2020, solo 4.551 empresas en Chile lograron ese nivel de crecimiento, representando el 1% del total nacional, creando más de 556 mil nuevos empleos, y un promedio de 122 trabajadores adicionales por cada una.

Otro factor a destacar, es que la mayoría son pymes (96%) y tan sólo el 4% son grandes empresas. Es decir, las scaleups vienen de la mano con los emprendedores y su etapa de crecimiento acelerado, en el 50% de los casos, se inicia al quinto año de su existencia.

Además, están diversificadas en diferentes rubros de la economía, como la construcción (23,9%), comercio (13,4%), actividades de servicios administrativos (12,4%), agricultura (12,4%) e industria manufacturera (9,6%). No obstante, el rubro que genera mayor proporción del empleo corresponde a las actividades de servicios administrativos (28,8%), comercio (24,8%) y construcción (17%).

Cabe destacar que la Región Metropolitana concentra el 51% del total de empresas de categoría scaleups, seguida por las regiones del Biobío y Valparaíso con 7,6% y 6,6% respectivamente, mientras la Región de Antofagasta representa sólo el 4,2%. Esto, más que un factor crítico, debe transformarse en una oportunidad.

Estamos en una región que es el motor económico del país, donde el desarrollo de la minería y de energías renovables no se detiene, y requiere nuevas soluciones. Para ello, se necesita de este tipo de emprendedores, aquellos que piensan en grande y buscan retribuir al ecosistema, y desde una mirada sustentable y también conectada con las preocupaciones e intereses de las personas.

Crear empresas generadoras de empleo es un desafío para el mercado laboral, más aún cuando buscamos potenciar a aquellas que son capaces de transformarse en scaleups. No obstante, el ecosistema de emprendimiento en Chile ha dado muestras de vivir un proceso de maduración creciente, potenciando la gestación de una nueva generación de emprendedores que, revolucionando sus industrias, han logrando transformar startups en scaleups en un corto periodo de tiempo, aprovechando los instrumentos públicos, la nutrida red de emprendedores y el capital privado disponible tanto dentro como fuera de Chile.

Ahora bien, el nuevo desafío está en poder contar con una mirada regionalista para la focalización de la política pública, además de pensar en las oportunidades en torno a este desafío. Hemos avanzado, pero los escenarios actuales, tanto locales como internacionales, nos obligan a que busquemos nuevas fórmulas y alianzas para acelerar nuestros pasos como emprendedores de alto impacto.

Gonzalo Yun

Gerente de Endeavor Atacama

¡Vamos de mal en peor!

"Espero que el Gobierno supere la grave fractura generacional, institucional y digital. Que se abra al diálogo y la colaboración". Carlos Cantero Ojeda, Geográfo, master y doctor en Sociología
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Debo confesar que, cuando terminó el gobierno de Sebastián Piñera, pensé, en mi fuero íntimo, que sería muy difícil que Chile tuviera un gobierno peor que ese. La falta de liderazgo, el ensimismamiento endogámico, débiles y erráticas políticas públicas, falta de sintonía con la gente, abrieron en el país raudales de males que, ahora, impactan gravemente en la sociedad, en su economía y relacionalidad.

Pero, superada la instalación del Gobierno de Gabriel Boric, veo con preocupación -pleno de incertidumbre- el futuro de Chile. Todos los indicadores muestran que estamos frente a un gobierno todavía peor, sigue el vacío de liderazgo, estamos ante un equipo de gobierno inexperto y atolondrado, carente de unidad estratégica y gestional, preñado de mediocridad en el hacer.

Mala cosa para Chile. El quiebre en las confianzas políticas es alarmante, entre la ciudadanía y la política; entre gobierno y oposición; al interior del gobierno; al interior de la oposición; con una pléyade de movimientos ciudadanos y seudo-partidos ciudadanos, que terminaran fragmentando aún más nuestra democracia y debilitando la necesaria unidad de doctrina y de gestión que se requiere, para enfrentar los duros desafíos que se presentan.

El poder político cada día tiene menos de poder y más de farándula. No importan las acciones sino que la cuñas y apariciones en los medios. Es el imperio del individualismo, del egoísmo materialista, el destierro del bien común, reemplazado por el bien individual, se imponen los intereses de grupos.

Los partidos políticos sufren de una grave corrupción ideológica, responden más a la banalidad, el desdén, la mediocridad y una cultura egótica. Los principios y los valores son cosas añejas. Los valores han mutado en precios, todo está mercantilizado, incluso la política y el servicio público.

Se impone sin contrapeso el nihilismo, negación de toda creencia o todo principio moral, religioso, político o social. Sincrónicamente se instala la secularización, debilitamiento de los signos, valores o comportamientos que se consideran propios de la cultura. El hedonismo reina implicando una ética que entiende el bien identificado con el placer sensorial e inmediato. La subjetividad de la persona es "la presa" del depredador actual, el cebo es el consumismo. A la crisis social, ética, política y económica, se adiciona el peligro de la narco cultura con sus miserables consecuencias, ya entronizada y consolidada en la sociedad chilena, con secuela de violencia negada por la sociedad.

Todo esto en un contexto económico complejo. Espero que el Gobierno supere la grave fractura generacional, institucional y digital. Que se abra al diálogo y la colaboración, que se supere la soberbia y la mediocridad, por el bien de Chile y los chilenos. La colaboración depende mucho de si hay interlocución y disposición válida. No es posible si solo se valida a los que quieren confrontar. Tampoco se puede ayudar a quien no quiere ayuda.