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Acciones necesarias
El megaincendio que recientemente ha sufrido Viña del Mar ha puesto una vez más en discusión el problema de la vulnerabilidad que afecta a un número importante de nuestrs ciudades a lo largo del país. Independientemente de las causas que originan eventos como estos y de las condiciones ambientales que amplifican su desarrollo y los daños asociados, la planificación y gobernanza urbana no han estado a la altura de los desafíos que conlleva vivir en asentamientos humanos consolidados.
En esta línea, y sin perjuicio de un sinnúmero de otros factores, consideramos que el crecimiento exponencial del hábitat informal, la insuficiente conservación de las áreas naturales suburbanas, así como también la falta de mantención y limpieza de la ciudad, han atentado contra los esfuerzos que se han adoptado para prevenir eventos como este.
A la lamentable pérdida de vidas se suman dramas humanos que pudieron ser evitados de haberse tomado oportunamente medidas en la línea de lo descrito. En tal sentido, y sensibles con el dolor humano, le pedimos nuevamente a las autoridades observar críticamente el problema y disponer las acciones necesarias para disminuir el riesgo de sufrir de manera tan frecuente episodios como el vivido.
Jadille Baza Presidenta nacional Colegio de Arquitectos de Chile
Tragedia que se repite
No veo matinales de televisión, pero preocupado por el avance del dantesco incendio de Viña del Mar, tuve que verlos. Vi a panelistas tratando de captar audiencia mediante preguntas sensibleras a los damnificados desde la comodidad de un set iluminado y climatizado, siendo el fin último lograr un alto rating. Panelistas y expertos vuelven a repetir las razones del desastre, tales como construcciones en quebradas con basurales, caminos hechizos sin desmalezado y sin red de grifos, todo lo cual se dijo en 2014 con el megaincendio de Valparaíso. Sin embargo, los políticos están dedicados a perder tiempo discutiendo acerca de una nueva Constitución que poca gente quiere. Mundo cano.
Marcos Concha Valencia
Fuegos artificiales I
Aún no puedo creer la falta de interés en los asuntos importantes de Viña y Valparaíso. Los fuegos artificiales de fin de año, literalmente, "han explotado en el rostro" de estos alcaldes. Hay desidia involucrada en la falta de gestión para anticiparse al problema, más aún cuando están avisados por los organismos técnicos estatales que daban cuenta por escrito anticipadamente del asunto.
Ahora, con el nudo en frente, solicitan cambiar o eludir el reglamento que regula el uso de estos explosivos, traspasando e involucrando a otras autoridades en la irresponsable solución. En paralelo, y por si fuese poco, el alcalde porteño respalda una fiesta masiva de tres días para "zapatear" sobre lo que queda de Valparaíso, pasando por encima de la vida cotidiana porteña. Lamento el efecto negativo en el rubro turístico de no obtenerse el permiso; sin embargo, si se sigue pasando por encima de las leyes y reglamentos que nos rigen, no nos espera "nada bueno al final del día", especialmente de este par de alcaldes.
Octavio Quiroz
Fuegos artificiales II
El doctor Alberto Maturana, exdirector de la Onemi, solía preguntar: "¿Por qué las condiciones de poca humedad, altas temperaturas y mucho viento no terminan en desastre en Francia, Canadá o Nueva Zelanda y, en cambio, las mismas devienen en nuestro caso en uno de los peores incendios de nuestra historia?". Luego concluía aseverando que "los desastres naturales no existen".
Y esto es una gran verdad, especialmente en tiempos en que a veces olvidamos la importancia de la planificación de escenarios futuros y de acciones preventivas, además, por supuesto, de mayores recursos para controlar o enfrentar los hechos una vez producidos.
¿No es evidente, entonces, que insistir con usar artefactos pirotécnicos cuya vida útil ha caducado para la fiesta de Año Nuevo, es de una irresponsabilidad y de una imprudencia tan contrarias a la más mínima previsión que, tal como pensaban los juristas de la antigua Roma, resulta una conducta equiparable a la mala intención? ¿Cómo no entender que los fuegos artificiales son materiales peligrosos, cuyo uso debe ser regulado de manera mucho más estricta que el empleo de otros elementos de menor riesgo?
Si algo ha enseñado a los especialistas la experiencia en materia de catástrofes es que al parecer solo se logra aprender una vez que ocurren grandes tragedias, lo cual nos lleva a una reflexión de fondo: ¿vamos a esperar una tragedia en Valparaíso para avanzar en el modo en que se aborda la seguridad en el uso de fuegos artificiales en un evento masivo?
Rodrigo Díaz Yubero