Calameños por Chile y el mundo mantienen la identidad de la tierra en donde nacieron
REFLEXIÓN. El choclo, el himno de la ciudad y Cobreloa, son algunos de los temas de conversación recurrentes de estos hijos del norte grande que debieron abandonar la ciudad de sus amores.
No resulta un misterio que en su gran mayoría los calameños, se saben el himno de la ciudad, se identifican con Cobreloa, están enamorados del Desierto de Atacama y hablan siempre de la "Tierra de Sol y Cobre" entre sus grupos de amigos o de trabajo.
El ciudadano de esta noble tierra es fiel a sus costumbres, tales como la "Fiesta del Choclo", y en alguna oportunidad de la creencia de que el Chupacabras merodeaba las parcelas en los límites de la ciudad.
Así lo dejó en claro Marco Zurita a SoyCalama hace unos años al asegurar que "se nos ha intentado imponer una identidad uniforme y homogénea al resto del país, y se nos reitera que debemos tener incorporadas las cuecas y las empanadas de pino, cuando el valor cultural principal de Calama, a lo largo de los milenios, ha sido la diversidad en vez de la uniformidad".
Pero, qué ocurre cuando por azares de la vida estos loínos abandonan la tierra que los vio nacer, tal es el caso del periodista de 34 años, Juan Ángel Torres, quien radicado en la zona central del país, reconoció que fue un cambio radical en estos siete años en Santiago.
"Hay muchas edificaciones en altura y la vida es más rápida, sin embargo, siempre encuentro tiempo para hablar de mi tierra. En Canal 13 me conocían como 'el de Calama', siempre en la buena onda, ya que en cada lugar que voy hablo de Cobreloa y siempre recluto nuevos hinchas para el club", explicó al respecto.
Mientras que, en el norte chico, la psicóloga Valescka Palta Huerta, radicada hace cinco años en La Serena, confidencia que "ser de Calama es bastante místico, uno siempre se encuentra con calameños y conecta inmediatamente. Una de los recuerdos más presente de mis compañeros de universidad al terminar el año, ya que todos sabían que yo me devolvía a Calama, que me pedía melones calameños -como broma obviamente-, lo que si pedían era choclos calameños o pululos".
"También recuerdo que viajaba a Santiago y a Valparaíso, donde era típico terminar en el departamento de algún calameño rodeado de otros calameños, y típico en algún momento de la reunión todos cantábamos el himno de Calama, además de comenzar a contar historias y anécdotas de la ciudad", sentenció tajantemente.
Loínos por el mundo
Aunque no tan solo hay loínos repartidos a través del territorio nacional, sino que también en el extranjero, como es el caso particular de Luis Alihuanca Carvajal, ingeniero mecánico de profesión (28 años), y actualmente radicado en Australia. "No vivo en una de las ciudades más concurridas. Pero, igual me han dicho muchas veces que hace años no veían una polera de Cobreloa", demostrando que siempre hay algún compatriota "patiperro".
En cierta ocasión, recuerda que concurrió al partido del Miami Heat en Florida, "no me cobraron el estacionamiento en el estadio por la polera de Cobreloa. Luego al arrendar un auto me preguntaron si era de Calama por mi polera y me cobraron la mitad", ya que siempre se puede encontrar con compatriotas o conocedores de esta zona desértica.
"En Australia siempre hablo de Calama, y todos ya quieren conocer mi ciudad, antes de decir que soy chileno siempre digo que soy calameño", señaló orgulloso de sus orígenes este profesional loíno.
De igual manera, la ingeniera comercial y relatora inglés experto, Ornella Marioni, quien residió por tres años en Inglaterra invitada por la tía de Cambridge a los 17 años para estudiar una licenciatura. "Independiente del lugar que resida, siempre me sentiré identificada y atraída al norte de Chile, es más, hoy en día resido en Santiago, pero debo irme de vacaciones al norte, a Calama, Antofagasta e Iquique para sentirme mejor, no hay cielo más hermoso que el nortino".
También permaneció por dos años en el Viejo Continente, específicamente en Italia específicamente la ingeniera civil industrial, Alejandra Villarroel, quien indicó que "me fui por temas de estudios y adquirir otros conocimientos, en Calama a veces las cosas se ven más lejanas y poder ir desde una ciudad tan remota a Europa, es algo que uno siempre sueña hacer".
Aunque reconoce que en el último tiempo con la tecnología también cambió la forma de interactuar. "Uno siempre cuenta de dónde es, con Calama me pasaba que no sabían mucho dónde estaba, y yo les explicaba, luego les mostraba fotos. Uno habla de los choclos, las llamas e incluso a Italia me llevé una zampoña".
"Mostraba la música andina, cantaba el himno y gritaba con Cobreloa, cuando uno se junta con gente de Calama surge el ser calameña, la gente en Italia siempre estaba con ganas de poder visitar el norte de Chile", concluyó dejando en claro que siempre se identifica con la tierra que la vio nacer, al igual que el resto de los loínos que por diferentes motivos han tenido que dejar la ciudad.