Educando en las Ciencias
"Existen muchas razones, que evidencian la necesidad de enseñar ciencia en la escuela, razones de tipo social, político, económico y de índole personal".
Necesitamos aprender cómo identificar y resolver problemas, cómo utilizar procesos de pensamiento del más alto orden, adaptarnos a los cambios vertiginosos de la ciencia, la cultura y la sociedad, donde el espacio destinado a la acumulación del conocimiento debe ser reemplazado por el pensamiento crítico, la conducta valórica y la capacidad de planificar, ejecutar y controlar el propio conocimiento.
Debemos aprender a respetar códigos éticos, manejar nuestros estados afectivos y nuestras motivaciones, tanto para superar conflictos como para trabajar bajo presión, desarrollar nuestra capacidad de liderazgo, el espíritu crítico, la creatividad y cómo y cuándo aprender más destrezas. Debemos aprender a enfrentar una realidad cambiante, con valores y principios sólidos y criterios claros y flexibles.
No cabe la menor duda que estos aprendizajes tienen lugar en la escuela, es la escuela la institución que tiene la misión de preparar al ser humano para la vida, de dotar a los individuos desde las edades más tempranas de los rudimentos que necesita para enfrentarse a un mundo cada vez más cambiante y complejo. Todas las asignaturas del programa estudiantil tienen una alta cuota de responsabilidad en ello y la enseñanza de las ciencias no es ajena a estas exigencias.
En la actualidad, no existe, prácticamente, una actividad humana en la que no sea necesario utilizar algún tipo de conocimiento de las ciencias y cada vez es más necesaria la integración de estos conocimientos, su abordaje interdisciplinario, multidisciplinario o transdisciplinario.
Existen muchas razones, que evidencian la necesidad de enseñar ciencia en la escuela, razones de tipo social, político, económico y como acabamos de ver de índole personal; la necesidad de desarrollar en nuestros niños y jóvenes una actitud científica y creadora ante la vida, que los capacite para mejorar la sociedad.
Por lo mismo, debemos equipar a los niños, adolescentes y jóvenes, no solo con determinados conocimientos científicos, sino también de métodos propios del quehacer científico, que es y debe ser un elemento esencial de la cultura general integral que los prepara para enfrentarse de la mejor manera posible a un mundo complejo. Puede parecer obvio, pero frecuentemente olvidamos que es el espíritu científico el que hace posible construir mentes críticas desde una edad temprana. El niño aprende a mirar desde un ángulo diferente, a hacer preguntas, a encontrar respuestas observando, analizando y encontrando una demostración para probar lo que ve o lo que sabrá por intuición.
Si tuviéramos que resumir en una sola frase, la esencia de la renovación que hoy necesita la enseñanza de las ciencias en la escuela chilena, sería no sólo transmitir conocimientos, sino generar las posibilidades para que el alumno produzca y reconstruya esos conocimientos en una mente analítica que hará un estudiante consciente y motivado.
Rubén Rojo Maturana
Director gerente de CICITEM