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Residuos como fuente de energía

"La fracción orgánica, tanto domiciliaria como industrial, puede convertirse, mediante soluciones tecnológicas de biodigestión, en una fuente de energía eficiente y confiable". Andrés Jensen Velasco, Gerente Corporativo Ambipar Environment
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En el Día Mundial de la Energía, surge la reflexión sobre cómo potenciar el uso de fuentes alternativas y renovables, con impacto positivo en los esfuerzos en torno a la sostenibilidad y a una economía que avanza hacia la carbono neutralidad.

Además de las fuentes renovables como el viento (energía eólica), agua (hidroelectricidad) o el sol, la sociedad genera una cuarta fuente "renovable" de energía: Los residuos. ¿Por qué renovable? Porque, a pesar de los esfuerzos de minimización, reutilización y reciclaje, aún existe una proporción relevante de materiales residuales de la que es necesario hacerse cargo. Por una parte, están los orgánicos que, solamente en los residuos domiciliarios corresponden a más del 50% de la generación total, mientras que al mismo tiempo aparece la fracción potencialmente reciclable, que contiene en promedio entre un 20% y un 30% de materiales no reciclables.

Su destino, lamentablemente, por mucho tiempo ha sido la disposición final no controlada o, con un poco de suerte, el relleno sanitario. Precisamente son en estas componentes orgánica y fracción no reciclable donde los residuos ofrecen la oportunidad de avanzar hacia una generación de energía limpia y sostenible.

La fracción orgánica, tanto domiciliaria como industrial, puede convertirse, mediante soluciones tecnológicas de biodigestión, en una fuente de energía eficiente y confiable, a través de la generación eléctrica y/o simplemente de calor. Por otra parte, la fracción no reciclable que resulte de la clasificación de, por ejemplo, envases y embalajes, ofrece su potencial calorífico para ser convertida en combustible, internacionalmente denominado Combustible Derivado de Residuos (CDR), que se ha consolidado como una fuente sostenible de energía térmica para la industria del cemento, al desplazar el uso de combustibles fósiles como el carbón o el petcoke, con los consiguientes beneficios ambientales tanto en la gestión sostenible de residuos como en la disminución en emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta tecnología, que combina una gestión eficiente de residuos con la disminución en la demanda de combustibles fósiles, es denominado Co-procesamiento, y es recomendada por la ONU a través de la Convención de Basilea, como una opción sostenible de valorización de la fracción no reciclable de los residuos.

Es así entonces que, en el Día Mundial de la Energía, ¡los residuos dicen presente! Lo que no resta importancia ni energía, valga la redundancia, a los esfuerzos de minimización en su generación, ni al respeto irrestricto a la jerarquía para la gestión de residuos.

Seguridad en eventos masivos

Los hechos registrados en el primer día del Festival de Antofagasta, no pueden volver a ocurrir si es que queremos evitar hechos graves. No era difícil prever que la presencia del cantante nacional "Pailita", quien es uno de los más populares del momento, superara con creces el aforo definido. De hecho, llegó más del triple de espectadores que lo permitido.
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La realización de actos masivos suele encerrar una serie de situaciones que se deben considerar al momento de la organización, más si son de carácter gratuito. El antiejemplo, es lo que sucedió en la primera jornada del Festival de Antofagasta, cuando se debieron liberar los accesos para que ingresaran las miles de personas, especialmente jóvenes, las que presionaban las barreras de contención con el fin de entrar al show.

En la previa, en sesión de concejales, algunos de sus miembros manifestaron su preocupación por la seguridad. Primero, no entendían que se ampliara a tres días las jornadas festivaleras y se reducía de 100 a 80 los guardias de seguridad del evento. La respuesta, se definió un aforo de 8 mil 500 personas y la cantidad de guardias era acorde al aforo, lo mismo que otros aspectos que hacían segura la realización del espectáculo.

La realidad superó a las previsiones tomadas y de milagro no hubo situaciones graves que lamentar.

No era difícil prever que la presencia del cantante nacional "Pailita", quien es uno de los más populares del momento, superara con creces el aforo definido. De hecho, llegó más del triple de espectadores que lo permitido y ante esa avalancha no había otra salida que dejarlos entrar.

Una negativa hubiera terminado en tragedia. Lo malo es que había que anticiparse al fenómeno que se ha repetido en otras comunas con estos cantantes urbanos, como el que se presentó el domingo en el "Calvo y Bascuñán".

Acá hay organizadores que deben asumir responsabilidades ante los errores que ya fueron sancionados por las autoridades policiales y de salud, ante los serios incumplimientos detectados. Esto, que no pasó a mayores, debe ser analizado por el equipo de concejales antofagastinos para que no se repita en el futuro.

Aquí es preciso tener la altura de mira y no quedarse solo con la aprobación a espectáculos que fueron del gusto de la gente. Tiene que existir autocrítica, revisar los pasos dados y enmendarlos a futuro, para que si se está frente a una situación similar las decisiones sean las más correctas.

No es posible asegurar que no habrá inconvenientes o dificultades en la concreción. Siempre las habrá. Lo importante es minimizarlas y aprender de los errores para garantizar la seguridad de quienes buscan disfrutar de un show de calidad sin poner en riesgo su integridad física.

Un sector tecnológico sostenible, ¿qué nos falta?

"Y si bien estamos frente a avances tecnológicos, aún queda por hacer en términos de convertir la industria en una más respetuosa con el medioambiente". Guillermo Moya, Gerente general de NTT en Chile y Argentina
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Nos encontramos en la era de las grandes promesas, donde los gobiernos y las grandes corporaciones nos estamos comprometiendo a reducir nuestra huella de carbono e impacto ambiental con el fin de ayudar a frenar la crisis climática. Tratando de buscar sinergias entre todos, la tecnología ha ayudado a que las organizaciones avancen hacia un mejor futuro: a innovar, a competir, a construir planes de negocios sostenibles en el tiempo, y una digitalización que se ha visto acelerada por la pandemia.

Y si bien estamos frente a avances tecnológicos, aún queda por hacer en términos de convertir la industria en una más respetuosa con el medioambiente. Para eso es clave que, como actores del sector, logremos las metas Net Zero y aumentar nuestra circularidad para generar un impacto social y ambiental positivo. Sobre todo, considerando que los equipos y dispositivos informáticos aun suponen una parte importante de la huella de carbono y producción de residuos en el mundo.

En esa línea, es clave que -como sector- ubiquemos la economía circular al centro para prolongar la vida útil de los activos informáticos, además de aumentar nuestra capacidad de crear soluciones digitales en sintonía con las exigencias de la ciudadanía que está ávida de soluciones más sostenibles. Al respecto, un estudio desarrollado por GFK Chile a fines del 2022 determinó que el compromiso ambiental se posiciona como un potencial deseable de consumo entre los chilenos, donde un 74% declara que si una marca se hiciera responsable de su impacto ambiental compraría más de sus productos. Por eso, dejemos de entender la sustentabilidad como una tendencia, pues más bien es un punto de partida en la toma de decisiones que son cada vez más basadas en la ética y responsabilidad.

Bajo esa perspectiva, al igual que todas las industrias, la clave está en concentrarnos en nuestro core business, pero sin dejar de lado dichas exigencias. De hecho, quizás presenta nuestra mayor oportunidad para tener un impacto positivo a través del trabajo que hacemos con nuestros clientes, proveedores y partners, ayudando sus organizaciones respectivas a impulsar la sostenibilidad y apalancar su rendimiento empresarial de la mano de servicios inteligentes.

Para aquello, será imperativo seguir innovando en servicios de Internet de las Cosas (IoT) para dar con una gama de capacidades de gestión de energía, residuos y agua para ayudar a que reduzcamos nuestras emisiones de CO2 y nos ayudemos a conservar recursos sin afectar el rendimiento.

Si hoy estamos frente a la era de grandes cambios, eso nos exige forjar alianzas para que, en conjunto, encontremos soluciones en sintonía con estas demandas, pero a la vez también creemos empleos de calidad para asegurar un futuro tecnológico sustentable y sostenible en el tiempo.