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El Proyecto de Royalty Minero

"Este proyecto tiene como objetivo una justicia territorial distributiva, que permita a las regiones de una vez por todas, apropiarse de sus ganancias". Macarena Barramuño González, Seremi de Minería Región de Antofagasta
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El Royalty de la minería es el cobro que realizará el Estado de Chile, como dueño de los minerales y de los recursos naturales no renovables, para la explotación minera de la empresa privada en el territorio nacional. Este proyecto no es nuevo, desde hace algunos años se han ido impulsando una serie de esfuerzos por plasmar un impuesto adecuado a la actividad minera nacional, el cual ha sido ampliamente resistido, pero no por esto menos necesario, sino por el contrario, resulta una necesaria urgencia su aprobación.

Resulta una prioridad del gobierno del presidente Boric avanzar en la aprobación de este impuesto, dadas las características particulares del proyecto que se encuentra en tramitación, puesto que posee un fuerte ímpetu regional, ya que parte de la recaudación obtenida a través de este esfuerzo tributario será destinado directamente a las regiones y comunas de nuestro país.

De esta forma, las regiones, como la nuestra, declarada región minera, recibirá, luego de decenios de explotación los beneficios de la minería para poder invertir en el desarrollo regional que tanto necesitamos.

A la fecha, la mayoría de los impuestos de las diversas actividades económicas de las regiones, son pagados directamente en las oficinas centrales de las empresas, en la ciudad de Santiago, beneficiando a la capital en desmedro de las regiones que es donde se realizan efectivamente estas actividades económicas.

Este proyecto tiene como objetivo una justicia territorial distributiva, que permita a las regiones de una vez por todas, apropiarse de sus ganancias y que éstas sean utilizadas para invertir en mejorar la calidad de vida de la población de las regiones y comunas que tanto hemos sufrido los embates de la excesiva centralización del país, postergando nuestro desarrollo, en desmedro de la zona central del país.

Para ello, estos recursos podrán ir en total beneficio de las personas, mejorando la infraestructura de los servicios y entregar prestaciones dignas en cuestiones básicas que promuevan el bienestar de nuestros habitantes.

Las formas de ejecución de los fondos obtenidos a través del Royalty se reflejarán en el Fondo Regional para la Productividad y el Desarrollo, Fondo para las Comunas Mineras y Fondos de Apoyo para la Equidad Territorial.

Todos estos instrumentos serán políticas efectivas que nos permitirán avanzar como gobierno en transformar nuestras regiones en espacios más habitables y con mayores niveles de bienestar. Un Royalty minero sí es necesario para alcanzar la justicia territorial.

La violencia está matando las escuelas

"Hablar y acordar compromisos profundos para cuidarnos unos a otros. Ejercer la autoridad, de verdad. Si esto no lo paramos nos devorará a todos".
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¿Por qué la violencia escolar se ha venido instalando y es activa protagonista de la vida nacional? Peleas. Insultos, pandillas armadas. Bullying físico y cibernético. Aterrante inseguridad en el lugar donde los padres confían a sus hijos. Alumnos que no quieren ir a clases, padres que no los mandan. Colegios en vías de desintegración. Nuestra sociedad está enferma de violencia. Padece este mal desde hace tiempo. ¿Qué esperamos para las escuelas? ¿Nos extraña?

Los niños y jóvenes son fácil presa del contagio de la violencia, terminan replicándola. Llevan a sus escuelas lo que ven. En la casa, el vecindario, los trayectos, la locomoción colectiva, las instituciones, las autoridades, los medios. Los rayados urbanos. Los portonazos, encerronas y asaltos. Los insultos y agresiones. La destrucción de lugares públicos y privados. Los comportamientos enajenados de conductores, que se toman las calles, empujan al que va adelante, torean al del lado. Pantallas y redes sociales atestadas de funa. Una delincuencia desatada e impune. Noticias cargadas de irreverencias. Y en estas semanas, esto ha escalado hasta la muerte de varios carabineros, desprotegidos por la misma sociedad, que los ha abandonado.

Miramos con pavor las guerras. Las vemos lejos, ajenas. Pedimos por la paz. Pero las tenemos dentro de nuestras vidas. Un cáncer que arrasa con todo lo que tiene por delante. También con las escuelas. No existen campañas, programas, intervenciones escolares, acciones del ministerio de educación, que no pasen por un trabajo profundo e integral a nivel país. Desde las autoridades, las instituciones, los ciudadanos de a pie. Los medios. Necesitamos una tregua. Paremos con esto y trabajemos juntos por la paz. El largo confinamiento, la ausencia de presencialidad escolar, han exacerbado los comportamientos disruptivos. Pero a estas alturas puede ser un lugar común, al que irreflexivamente se acude como excusa, y que ya no resiste más. La pandemia participó, no cabe duda. Sin embargo, este fenómeno es más profundo. El país pide a las escuelas lo que los mismos ciudadanos y sus autoridades no cuidan y protegen.

Estamos tapizados de protocolos y procedimientos. Procesos en curso, investigaciones y recursos, declaraciones y testigos. Sentencias y apelaciones, multas. ¿Qué sacamos? Eso no cambiará la violencia. Se necesitan gestos pequeños y grandes, magnánimos. De todos. Dar las gracias, pedir por favor, pedir perdón, ceder el paso, pedir permiso, servir a los demás, saber escuchar. Sanar a los enfermos de la violencia, dejar curarse. Hablar y acordar compromisos profundos para cuidarnos unos a otros. Ejercer la autoridad, de verdad. Si esto no lo paramos nos devorará a todos. La escuela es el último bastión de una civilización, si se destruye arrastrará con ruina a todo lo demás. Sin educación, no hay civilización. Aún estamos a tiempo. Por aquí pasa la reactivación educativa.

Manuel Dannemann Correa

Magister en Psicología Positiva

Un buen destino para nuevos recursos

Es muy probable que las regiones cada vez reciban más recursos y deberán demostrar la madurez para administrarlos en beneficio de sus territorios. Antofagasta sigue con los microbasurales esparcidos por toda la extensión de la comuna, con un exvertedero que sigue recibiendo escombros y desechos, aparte de los incendios provocados.
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Una de las discusiones que antecedieron las leyes que apuntaban a entregar una mayor autonomía a las regiones, fue la capacidad de los gobiernos regionales para administrar una mayor cantidad de fondos y el peligro de la corrupción. Tal vez no fue una de las más debatidas, porque se entendió que el modelo de intendencias regionales había demostrado que era viable y que fuera de Santiago existían las suficientes capacidades para que las nuevas y más abultadas partidas de dinero tuvieran un buen destino, uno que favorecería a los habitantes de los distintos rincones del país.

A poco más de un año de esta nueva institucionalidad regional, los temores de quienes en su momento plantearon sus dudas toman sentido. No por las cifras exhibidas por los distintos gobiernos regionales, los que durante todo el año estuvieron muy por debajo del estimado en ejecución presupuestaria y al final del año todos estuvieron cerca del 100%, gracias a los ajustes que se definieron para facilitar las adjudicaciones de obras.

No obstante, el ciudadano de a pie -como se le suele llamar- siente y ve poco avance en sus respectivas comunas. Ven que hay recursos y estos aún no están dispuestos para su bienestar.

Basta con ver los problemas básicos en las ciudades, por ejemplo, con la disposición de las basuras que es una de las caras más visibles y que hoy está muy al debe.

Antofagasta sigue con los microbasurales esparcidos por toda la extensión de la comuna, con un exvertedero que sigue recibiendo escombros y desechos, aparte de los incendios provocados. Se supone que hay proyectos de cierre y tratamiento de los suelos contaminados, pero el avance no se ve.

Las zonas céntricas de las ciudades cabeceras de la región siguen sin entregar una identidad que las distinga y resalte sobre otras.

Se estima que con el "boom" del litio y la aprobación de un nuevo royalty a la minería hará que nuestra región cuente con recursos frescos y en gran cantidad. Lo lamentable es que se desconoce cuál será la estrategia para utilizarlos y entregar un destino adecuado que sirva para modernizar las ciudades y resolver problemas básicos que aún viven las comunas menos pobladas y sectores rurales.

Sería muy positivo ver cuáles son los objetivos para las distintas ciudades de la región, qué dicen los gobiernos regionales y los comunales y, especialmente, los habitantes que esperan más y mejores lugares qué habitar.