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Región presenta mayor proporción de atenciones de salud mental de población migrante en el país

SALUD. En opinión de expertos una de las causas se vincularía a la alta vulnerabilidad social que enfrentan parte de los colectivos extranjeros.
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Claudio Cerda Santander

La alta incidencia de problemas de salud mental, agudizados tras la pandemia, hoy también se extienden con un alto impacto en miembros de colectivos extranjeros debido al proceso de "pérdidas" emocionales que incluye el proceso migratorio, según reconocen expertos. Una contingencia a las que se agregarían las barreras para acceder a este tipo de prestaciones.

Según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (Deis) del Ministerio de Salud (Minsal), en 2022 se registraron 391.535 ingresos a programas de salud mental. De este total, 7.044 correspondieron a población migrante (1,80%). A nivel de regiones, este registro lo encabeza porcentualmente la Región de Antofagasta (9,81%). Más atrás se ubican Arica y Parinacota (7,38%) y Tarapacá (7,08%).

Para la psicóloga Catalina Bosch (48), nacida en Cuba y con residencia en Chile hace 30 años, la población migrante a nivel mundial experimenta riesgos en relación a su salud mental. Una realidad que, afirma, debe abordarse con mayor premura en el país debido al actual panorama migratorio, agrega la integrante de la Comisión de Salud de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes.

"Estos riesgos de salud mental están categorizados como duelos migratorios o también denominado como síndrome de Ulises, que son sintomatologías o procesos asociados al estrés profundo que han vivido, tanto en los países de origen por las condiciones adversas a las que muchas se ven expuestos; como también por los obstáculos y desafíos que enfrentan en las travesías, y también en el país de acogida. En la medida que todos esos lugares y situaciones se den estresores importantes, la posibilidad de desarrollar estos cuadros de estrés muy fuertes, como son el síndrome de Ulises, se elevan de manera significativa", dice.

"El duelo migratorio, además, es el proceso por el que atraviesan las personas cuando migran. Tiene que ver con todas las pérdidas. No solo la pérdida de los seres queridos, que quedan en el país de origen; sino también de los recuerdos, de los bienes materiales, de la cultura, del idioma, del lenguaje y del paisaje. Esas son situaciones que específicamente afectan a la población migrante en particular. En muchos casos esto va a requerir acompañamiento y atención; especialmente en aquellos casos, en que estos estresores en el país de acogida son muy significativos. Como, por ejemplo, la irregularidad migratoria, la pobreza, el desempleo, la incertidumbre, la falta de redes de apoyo, la xenofobia, la criminalización, la discriminación, que son experiencias tremendamente estresantes y en algunos casos incluso traumáticas. Esto requiere de un abordaje multifactorial e integral, porque no solo pasan por un tema emocional; sino que también económico, social, de vivienda, etc", agrega Bosch, también representante en la Mesa Regional Metropolitana de Salud y Movilidad Humana y además consultora y relatora en temas de salud, migración e interculturalidad.

Ingresos a programas

Según los datos del Deis, los ingresos al programa de salud mental en migrantes a nivel país registran un aumento continuo, pese a la marginal cobertura para este segmento de la población. Una tendencia reflejada en las más de 7 mil atenciones del año pasado, comparadas a las registradas en 2021 (4.621 atenciones), 2020 (2.810) y 2019 (3.879). Un panorama similar ocurre en la Región de Antofagasta, al comparar los ingresos al programa de salud mental de población extranjera del año pasado (1.218), comparado a 2021 (1.009), 2020 (511) y 2019 (780).

Barreras de acceso

Según Bosch hoy las posibilidades que enfrenta Chile para responder a las demandas de salud mental en la población en general no resultan óptimas. "Sabemos que la pandemia y que la crisis económica ha generado condiciones propicias para el desarrollo de muchos cuadros de ansiedad, de depresión y estrés, que requerirían de atención en algunos casos especializada. Y los servicios de salud no dan abasto para responder a esa demanda, especialmente los del sector público, que tienen que atender a gran parte de la población. Mucha de esta población, por las mismas condiciones que causaron los problemas de salud mental no están en condiciones de pagar por los servicios. Por lo mismo, hay una demanda muy importante y significativa, y no hay posibilidad de atender aquello", agrega Bosch.

"En estricto rigor las personas migrantes, tanto en condición de regularidad y de irregularidad migratoria, podrían tener acceso a la red de salud, pero hay barreras de acceso, que pueden no ser necesariamente en relación a la norma, sino al desconocer cómo funciona el sistema de salud; o no disponer de los tiempos para pedir las horas de atención", precisa.

Pacientes extranjeros

Vicente Carrasco Ulloa, psiquiatra adulto y jefe de la Unidad de Salud Mental del Servicio de Salud Antofagasta, afirma que el número de atenciones para la población extranjera en la región se relaciona al alto número de residentes migrantes.

"El porcentaje es alto, pero no es una cifra que nos sorprenda, ya que en los últimos años hemos visto cómo ha aumentado la población migrante en nuestra región, así como el uso que han hecho de nuestro sistema sanitario. En esta misma línea, la comuna de Antofagasta es la segunda a nivel nacional con mayor cantidad de población extranjera. El 13,9% de la población beneficiaria inscrita en los establecimientos de atención primaria de salud de la comuna es migrante", afirma.

"Los equipos de salud y salud mental han tenido que adaptarse, a través de un enfoque intercultural, considerando aspectos de la cultura de los países de origen de esta población. La atención de salud cumple los mismos estándares para población migrante y no migrante, sin embargo, la población extranjera presenta problemáticas particulares, principalmente en cuanto al soporte social que necesitan, por lo que se requieren estrategias de abordaje intersectoriales", añade Carrasco Ulloa.

"Hay barreras de acceso, que pueden no ser necesariamente en relación a la norma, sino al desconocer cómo funciona el sistema de salud".

Catalina Bosch, Comisión de Salud Coordinadora Inmigrantes