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Inseguridad que rebasa los límites

Un pistolero enfurecido atacó la Comisaría de Calama y luego dio muerte a una persona antes de ser abatido por Carabineros. Hay quienes piden militarizar las comunas, pero no será la solución final si es que no se ataca el origen que está en el crimen organizado y en los grupos y clanes delictivos.
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La noche del martes en Calama debe ser una de las más violentas del último tiempo, cuando un pistolero enardecido atacó la Comisaría, para posteriormente asesinar a un ciudadano en el terminal de buses, antes de caer abatido por la policía al resistirse al arresto. Pocos son los registros anteriores de hechos similares y la población atemorizada reaccionó con marchas, "cacerolazos" y un paro total que debiera concretarse mañana en la capital del Loa.

Los homicidios y el uso de armas de fuego para cometerlos era una situación que se repetía. Hoy se cuentan 11 asesinatos y todos ellos en un contexto de mucha violencia, lo que hacía pensar que la situación se estaba volviendo incontrolable.

Los vecinos habían manifestado que se sentían atemorizados y vulnerables. Muchos de ellos se organizaron para resguardar sus bienes y protegerse de la delincuencia que, a estas alturas del problema, no distinguía sectores ni horarios para atentar contra la tranquilidad de los barrios.

La espiral no se detenía ni siquiera con los anuncios de intervención que llegaban desde el gobierno. No se veía un retroceso, es más se notaba una actitud desafiante de quienes estaban decididos a que el clima de inseguridad y de temor siguiera imperando.

Y todo tuvo su desenlace en un episodio que partió justo contra quienes otrora infundían respeto y no eran blancos de ataques, como carabineros.

En qué momento se perdió la tranquilidad el respeto por las instituciones de seguridad y principalmente por la vida, no vale mucho preguntarse aquello ante lo que hoy experimentamos. Más bien la pregunta tiene que atender a qué hacer para que la violencia no siga escalando y se apropie de las ciudades, algo que antes veíamos con distancia como ocurría en países vecinos.

Hoy la tenemos instalada entre nosotros y no solo en Calama, la región y el norte han caído presa de grupos delictuales y del crimen organizado.

La ausencia del Estado era evidente. Todas las acciones y medidas se tomaban con mucho retraso y sin la efectividad requerida. Aún no estamos en los niveles de zonas como en México o ahora en Ecuador, pero los homicidios han aumentado como lo registran las estadísticas y es un patrón que se ha dado en otras latitudes que hoy señalamos como las violentas.

Es necesario que la anunciada intervención sea pronto, ahora que aún es tiempo. Hay quienes piden militarizar las comunas, pero no será la solución final si es que no se ataca el origen que está en el crimen organizado y en los grupos y clanes delictivos.

SML en una nueva etapa

"Por lo tanto, es fundamental incluirlas en la narrativa de la lucha por la democracia, la verdad, los derechos humanos y la justicia en Chile". Mario Mejías Naredo, Director regional Servicio Médico Legal (SML)
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El Servicio Médico Legal (SML) es un organismo asesor en la administración de justicia, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Próximo a cumplir 108 años desde su fundación, el SML tiene un rol importante en la sociedad chilena y por ello desde que asumió su excelencia el Presidente de la República S.E Gabriel Boric Font es que hemos puesto en marcha un cambio importante en nuestro sello y es que buscamos una institución con mirada feminista. A nivel local nuestra delegada presidencial Sra. Karen Behrens Navarrete ha puesto énfasis en que todos los servicios relevemos el rol de la mujer.

Este 2023 se cumplen 50 años del golpe militar y posterior dictadura, la que fue un periodo oscuro en nuestra historia, donde miles de personas fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos. Entre ellos, un gran número de mujeres sufrieron la pérdida de sus seres queridos.

Es importante tomar en cuenta que la experiencia de estas mujeres no se puede entender de manera aislada, sino que está influenciada por sus roles de género y las dificultades específicas que esto les trajo. En la época, a menudo se esperaba que las mujeres fueran cuidadoras principales de su familia, lo que les puso en una situación particularmente vulnerable durante las épocas de más violencia.

Además del dolor, estas mujeres sintieron la responsabilidad de preservar la memoria de sus seres queridos y buscar justicia, lo que les llevó a tener un papel activo crítico en la lucha por los derechos humanos. No podemos olvidar que muchas de estas mujeres han sido silenciadas y marginadas por la historia oficial. Por lo tanto, es fundamental incluirlas en la narrativa de la lucha por la democracia, la verdad, los derechos humanos y la justicia en Chile.

El rol del SML para con esas mujeres es aportar con la mayor cantidad de pruebas y/o evidencias para conseguir justicia, que es la base para tener políticas de no repetición. Esperamos que la conformación de nuevos equipos de identificación y cursos de capacitación, actualización y formación de profesionales en protocolo de Estambul, protocolo de Minnesota y derechos humanos, sean la base para seguir trabajando con honestidad y trasparencia ofreciendo respuestas claras y precisas en torno a violaciones a los derechos humanos cometidos por agentes del estado.

Pese a las dificultades, los funcionarios y las funcionarias del SML han demostrado un gran compromiso social, que cuenta con el respaldo de las autoridades, quienes han apoyado proyectos de reposición de oficinas y adquisición de equipamiento que permite entregar un mejor servicio y calidad pericial a los usuarios de nuestra región.

Finalmente, que la comunidad sepa que nuestros equipos siempre estarán disponibles para asesorar al sistema de justicia, estableciendo nuevos lazos con instituciones como tribunales, fiscalía, defensoría, policías e instituciones civiles, capacitando y trabajando por un Chile que avanza con verdad y justicia.

Sobre la violencia de género: el caso de Jordhy Thompson

"Las mujeres víctimas de violencia de género no necesitan ser apuntadas con el dedo, ser juzgadas como culpables de las agresiones, requieren ayuda, apoyo y empatía".
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Hace unas semanas se hizo viral un video donde el joven jugador de fútbol Jordhy Thompson, perteneciente a los registros de Colo Colo, golpeaba a su polola a la salida de un centro de diversión nocturno. Esta semana la pareja del jugador hizo pública una denuncia a través de su cuenta en Instagram respecto de nuevos actos de violencia del jugador hacia su persona.

En este contexto, los usuarios de redes sociales reaccionaron molestos y decepcionados por el accionar del futbolista, el que, al parecer, tiene internalizados este tipo de actuaciones de violencia machista. Sin embargo, las críticas en redes sociales y también de personas cercanas al jugador de fútbol apuntaron a la joven agredida, acusándola de ser partícipe de una relación tóxica y tolerar este trato denigrante. El propio entrenador del plantel profesional de Colo Colo, Gustavo Quinteros declaró a los medios de comunicación que estos hechos dan cuenta de "una relación enfermiza, culpa de ambos".

Al respecto, es necesario volver a recordar que las situaciones de violencia de género son sumamente complejas, en dónde existe un espiral de violencia que reconoce una fase de tensión, una fase de agresión y una de reconciliación o luna de miel. Cada una de estas fases se encuentra marcada por ciertas características que evidencian la tremenda vulnerabilidad de la mujer víctima de violencia inserta en este contexto. Hay estudios que demuestran que no resulta fácil para una mujer que se encuentra en este círculo de violencia romperlo o escapar de él. Una de las principales razones es, lo que los psicólogos han descrito como el síndrome de indefensión aprendida. En virtud de este síndrome, las mujeres que han sufrido por un tiempo prolongado malos tratos, en forma inconsciente muchas veces tienden a normalizar estas vejaciones y de alguna manera se paralizan ante ellas.

No es que a la mujer agredida "le guste que le peguen y la humillen", solo que están insertas en una situación sin los medios y herramientas para escapar de ellas.

Por lo mismo, juzgar este comportamiento, atribuir culpa a la mujer agredida como lo ha hecho el Sr. Quinteros, es contribuir a perpetuar esta situación de violencia, exacerbando en la mujer una responsabilidad que no tiene. Posiblemente la mujer agredida, si, además es responsabilizada por la violencia que sufre, terminará ocultando los abusos y el agresor tendrá más libertad para continuar en la misma dinámica.

Las mujeres víctimas de violencia de género no necesitan ser apuntadas con el dedo, ser juzgadas como culpables de s agresiones, requieren ayuda, apoyo y empatía.

Evelyn Vicencio Rojas

Acadèmica Escuela de Derecho, UNAB