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Camino al Centenario: 96 años al servicio de la comunidad

"La seguridad es un piso básico para el desarrollo social, es el pilar en el cual se construye cualquier otra política pública". Gral. Gonzalo Castro Tiska, Jefe de Zona Región de Antofagasta
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Nuestro Aniversario número 96 nos encuentra con un profundo dolor en nuestros corazones, pareciera que no terminamos de secar nuestras lágrimas ni cerrar las heridas, cuando vemos como la delincuencia nos ha arrebatado en sólo 23 días a un tercer camarada. Ellos eran padres, esposos hijos y hermanos, pero más que nada, eran tres nobles chilenos.

Estamos seguros que estas dramáticas muertes han impactado profundamente en las emociones y la conciencia no sólo de nosotros, los Carabineros, sino que de toda la sociedad, la que pareciera que empieza a comprender la importancia y magnitud del desafío de trabajar sistémicamente por un país seguro.

Como lo he planteado en otras columnas, la seguridad es un piso básico para el desarrollo social, es el pilar en el cual se construye cualquier otra política pública, sin seguridad no hay desarrollo posible para un país.

En ese orden de ideas, es evidente que el fenómeno delictivo ha evolucionado hacia otros más violentos, ésto de la mano del surgimiento de bandas y crimen organizado, en los cuales sus miembros poseen una valoración de la vida diferente a lo que historicamente conocíamos en nuestra sociedad.

El desafío de Carabineros de Chile es entonces responder a los requerimientos de prevención y seguridad que demanda la ciudadanía. Este desafio nos exige un esfuerzo de gestión relevante, apuntando a un salto cualitativo en nuestras capacidades, visión que se plasma en nuestro Plan Estratégico de Desarrollo Policial 2021-2028, "Carabinero del Centenario".

Esta hoja de ruta es la base de nuestro proceso de reforma y modernización, justamente apunta a "Responder a las demandas de orden y seguridad de la comunidad, con una gestión policial de alta efectividad, profesional, colaborativa, transparente y respetuosa de los DD.HH.", proceso que no implica abandonar nuestra doctrina o desconocer nuestra historia de casi 100 años, nacimos por la demanda de seguridad y creemos que hoy en día está más presente que nunca.

Somos resilientes e incansables, buscando ser mejores cada día… eso merece nuestro país, porque sabemos y entendemos que la comunidad nos necesita, pero con la misma convicción entendemos que el desafío en la construccion de una sociedad segura solo tendrá éxito mediante el trabajo colaborativo, coordinado y sistémico de todas las instituciones, órganos, poderes del estado y por su puesto la sociedad en su conjunto.

Los Carabineros estamos dispuestos a seguir trabajando duro y sin tregua hasta el límite de nuestras capacidades, entregado incluso la vida si fuese necesario, y eso la sociedad bien lo sabe, no es letra vacía en nuestro juramento, tal como lo demostraron, los Suboficiales Alex Salazar, Rita Olivares y Daniel Palma.

Finalmente agradecer a la ciudadanía en su totalidad y particularmente a la comunidad de la Región de Antofagasta, las innumerables muestras de pésame, afecto y valoración de las cuales hemos sido objeto en las últimas semanas, sumado a los resultados en las diferentes encuestas de opinión que nos posicionan dentro de los primeros lugares en confianza, son un aliciente en nuestra entrega diaria, esten seguros que no los decepcionaremos.

La reivindicación social de Carabineros

"La confianza como valor, es una poderosa herramienta con la que hoy debe contar Carabineros"
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Hoy se conmemora un nuevo aniversario de Carabineros de Chile, institución que este año cumple 96 años de vida. Como toda larga historia, sabemos sobre la evolución que ha experimentado, con cambios que para bien o para mal, fueron generados por profundas crisis que reflejan los distintos momentos históricos del país, enfrentando muchas veces complejos escenarios.

Durante los últimos años, la sensación de inseguridad o temor de los chilenos se convirtió en una cruda realidad. Hoy nuestra sociedad convive con altos niveles de inseguridad y un grado de violencia no conocida anteriormente, hecho que nos motivó a depositar todas nuestras esperanzas en la labor que realiza la institución policial, para devolvernos la paz y la tranquilidad que tanto anhelamos recuperar.

Hace algunos días se publicó la encuesta Plaza Pública Cadem, la que informa que la aprobación de Carabineros llegó a 79%, la más alta registrada desde que la institución fuera medida por primera vez en 2015. Y no sólo eso, arrojó que un 95% de la población está por la aprobación al uso de armas de servicio por parte de los uniformados frente a hechos de violencia, un 46% más que la registrada en noviembre de 2019.

Asimismo, el 58% afirmó que la institución policial no cuenta con las atribuciones necesarias para el combate de la delincuencia, lo que se traduce en un grave problema en el combate de este flagelo. Las cifras hablan por sí mismas y son la muestra del Chile que hoy vivimos en materia de seguridad.

Es la clase política, a través de políticas de Estado, la que debe dotar a Carabineros, no sólo de los implementos materiales para cumplir su labor en forma efectiva y segura, debe también proporcionar un claro respaldo político, administrativo y jurídico, para que en el marco de la ley y ceñidos a estrictos protocolos profesionales, sientan el total y más completo apoyo de todas las autoridades y por cierto de toda la ciudadanía y puedan de esta forma cumplir sin temor su acción policial.

La confianza como valor, es una poderosa herramienta con la que hoy debe contar Carabineros para seguir adelante con convicción desarrollando la trascendental labor de resguardar la seguridad de todos los habitantes del país. En los momentos más complejos hemos volcado toda nuestra atención y valoración hacia quienes cumplen con esa función, por eso nuestro apoyo y reconocimiento es total hacia una institución que nos da esperanza para lograr la construcción de un Chile más seguro, con menos violencia, libre y en paz.

Carabineros, refleja y debe reflejar lo mejor de nosotros como sociedad y ciudadanos.

Ricardo Tuane

Fundador de Unidos por Chile

Las barras bravas y su espiral delictiva

Mayoritariamente jóvenes son los que se agrupan bajo los colores de un club deportivo y liberan sus angustias, rabias y necesidades cometiendo vandalismo y delincuencia. Si bien este tipo de hinchada no es más que el reflejo de una sociedad violenta, es necesario poner especial atención como se hizo en otros países que controlaron con éxito a estas agrupaciones
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Hace poco un equipo de periodistas deportivos se preguntaba respecto a las razones que tuvo el gobierno para no poner un foco específico en el vandalismo y delincuencia que proviene de las barras bravas de equipos de fútbol. Aseguraban que debió ser incluido en los planes antidelincuencia que liderará el aparataje estatal en distintas comunas del país.

Y esta posición se entiende si analizamos los últimos acontecimientos ocurridos al interior de los estadios del país y en sus inmediaciones. De hecho, las sanciones hacia los clubes se repiten cada fin de semana, sin que ello logre mermar los hechos de violencia.

Una situación que pareció incontrolable, tras publicarse las imágenes de un cortejo fúnebre que ingresó hasta el mismo estadio Monumental, sin la autorización del club. Pese a que allí no hubo violencia, fue precisamente porque no hubo resistencia de parte de los guardias de seguridad del recinto, porque el objetivo era ingresar a cómo diera lugar, para cumplir la última voluntad del hincha de Colo Colo.

Parecía surrealista, pero lo que sostiene a este tipo de agrupaciones es un código que los lleva hasta los extremos, primero para liberar su ira contra la sociedad y segundo por los colores del club que los une.

Siguiendo con la cavilación de los comentaristas, es muy posible que desde el gobierno se piense que el plan Estadio Seguro es suficiente para controlar a estos barristas. La experiencia nos pone los pies en tierra y nos hace coincidir que poco es lo que se ha avanzado.

El vandalismo y la delincuencia siguen. Y, claramente, requerirá de una intervención mayor.

Ya lo dijo el expresidente de la ANFP, Harold Mayne Nichols, quien criticó con dureza los resultados de esta plan, que a su juicio, lo único que ha logrado es alejar a los buenos hinchas desde los estadios. Y no sólo por temor, también por la sensación de impunidad que impera, debido a que sobre ellos cae el peso de las restricciones mientras que los barristas gozan de una extraña impunidad.

Si bien este tipo de hinchada no es más que el reflejo de una sociedad violenta, es necesario poner especial atención como se hizo en otros países que controlaron con éxito a estas agrupaciones. Y todo se basó en sofisticar los sistemas de vigilancia en los estadios y aplicar penas ejemplarizadoras a quienes rompen la tranquilidad en los estadios y alrededores. Es posible.