No todo es por decreto
Agustín Mariano , Presidente de Campocoop, Raúl Caamaño, Profesor Universidad Católica de Temuco
Es verdad, es muy verdad. Una persona, o una comunidad de personas no cambia porque así se decreta, porque así se legisla, porque así se reglamenta. Los cambios en las usanzas, en las costumbres, en los hábitos no se instalan así como así, porque así se indica en un decreto. Los cambios no se instalan por inveterados cánones, tales como: "Anótese, comuníquese, publíquese y archívese", o "Regístrese, comuníquese y archívese"; no, así no.
Los cambios toman tiempo, mucho tiempo, años de años, generaciones si no. Los cambios se generan espontáneamente, ad casum, no necesariamente ad causam, tampoco ad processum y, quizás, ad nostram voluntatem.
Una sociedad no cambia por la emisión de un decreto, el cambio no ocurre por mandatos ni acuerdos legislativos cupulares, no tiene que ver con una fecha específica del inicio de cumplimiento de una ley o decreto, más bien se da por cambios de conducta societarios, culturales y son más lentos, pueden abarcar toda una generación y más.
Que quede claro, los cambios, los verdaderos cambios, esos que se enclavan en las raíces de una sociedad, traspasan un ciclo temporal breve, no son cuatro años ni seis, son muchos más años. Toman tiempo, son verdaderos paradigmas, perfectamente puede ser la superación o mejora del anterior, o generación de nuevos paradigmas, de uno nuevo.
La aspiración al cambio en una sociedad, ciertamente, comienza en uno, es propio de la persona y, de pronto, se transforma en acción, se ponen en movimiento, adquieren dinamismo, vida. Y la dirección que adoptan estos cambios es de una dimensión lineal, horizontal, más bien, no vertical, nunca.
Otro aspecto por considerar, los cambios son propios de cada persona, se anhelan, primero, en solitario, luego se irradian, se comparten, y no necesariamente son propiedad de un movimiento o grupo determinado. El dínamo del cambio es privativo de las personas, el cambio se abraza, se aprehende y, luego, solo luego de una profunda reflexión y mucho debate.
Y, en política, es raro esto, los cambios son pequeños y se efectúan lo más lento posible, pues de hacerlos de modo radical, el alboroto, la confusión serían mayores, causarían conmoción.
Curiosamente, hoy, se llama cambio a caminar rápido por el mismo camino y en la misma dirección. Y más curioso aún, la palabra cambio asusta, estremece.
No se preocupen, es natural, los cambios van a la par con ciclos de vida más o menos marcados de nuestra propia existencia, no es de otro modo.
Capisci?
Cooperativas para un desarrollo sostenible
Hace algunas semanas se celebró el Día Mundial de la Tierra, una fecha de gran relevancia por el contexto en que hoy vivimos. Cuidar el planeta y sus ecosistemas es responsabilidad de todos y fechas como estas siempre son buenas para recordarlo.
El desarrollo económico e industrial ha generado dramáticas consecuencias para La Tierra. Según proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la temperatura media del planeta podría aumentar hasta en 1,5°C por encima de los niveles preindustriales durante la próxima década. Las consecuencias negativas de cruzar esa línea son innumerables, lo que nos pone en una situación altamente preocupante y con la obligación de tomar acción ahora.
Por eso, desde el sector cooperativo queremos alzar la voz en esta materia. Las cooperativas se rigen por sus principios, que resumen un objetivo de desarrollo sostenible para una economía social. El séptimo principio se refiere a la preocupación por las comunidades locales y el medioambiente, temas que están incrustados en lo más profundo de la entidad cooperativa.
Esto hace que sean una alternativa sustentable y con responsabilidad social en el desarrollo de múltiples industrias. Por ejemplo, en el ámbito agrícola, los efectos del cambio climático afectarán la productividad y la seguridad alimentaria en todo el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ante esta amenaza, las cooperativas de pequeños y medianos agricultores son una solución a este problema, operando con conciencia ambiental, cuidando la biodiversidad y, sobre todo, trabajando territorialmente para las comunidades locales para garantizar la seguridad alimentaria de estas.
Desde la Asociación Nacional de Cooperativas de Chile estamos comprometidos en impulsar este modelo económico, pues sabemos que responde a las principales preocupaciones de la sociedad. Es importante destacar que las cooperativas buscan el bienestar de todos sus participantes y de las comunidades en las que se desarrollan. Todo eso incluye cuidar el medioambiente, porque es lo que hoy nos pide el mundo y las futuras generaciones.
No sólo somos una alternativa sustentable en el ámbito agrícola, sino también en otras industrias como la sanitaria, eléctrica u otras. En este Día Mundial de la Tierra es importante preguntarse ¿cómo continuamos el desarrollo industrial cuidando el medioambiente? No basta con compromisos y promesas del sector privado y público, sino que se necesita un modelo social y económico que tenga como uno de sus pilares el cuidado del planeta. Y ese es el modelo cooperativo.
Es urgente que, tanto a nivel mundial como también en Chile, se comience a priorizar y fomentar el desarrollo de cooperativas, ya que son una respuesta socialmente responsable a las necesidades y exigencias de la sociedad actual. El planeta no puede seguir esperando, debemos actuar ahora y desde el sector cooperativo estamos dispuestos a ser la bandera de cambio.