Correo
Consejo Constitucional
Este miércoles se instalará el Consejo Constitucional. El ambiente parece ser de desesperanza. Si lo ponemos en términos futbolísticos, hay personas que ya dieron por perdido el partido y otros se conforman con empatar y seguir con la actual Constitución, pero todavía hay quienes creemos que los seleccionados pueden dar todo para remontar las expectativas y producir algo que nos una más como sociedad.
Quiero recordar que los consejeros tienen un contundente mandato popular al que responder. A ellos les deseamos lo mejor, pero también esperamos que hayan aprendido las lecciones de la experiencia reciente y que en esta oportunidad se inclinen por el diálogo y los buenos acuerdos por encima de las polémicas o las diferencias que puedan tener. Chile necesita dejar atrás este capítulo lleno de tensiones y desencuentros. Llevarnos la pelota para un lado no sirve. Por el bien de nuestro país, sólo queda desearles mucho éxito y ofrecerles toda nuestra ayuda desde la sociedad civil.
Samira Chahuán Akle
Isapres
lSoy titular de un crédito que no demandé, otorgado en un juicio del que no he sido parte, el que está siendo ejecutado por terceros sin mi representación, lo que me privará de mi sistema de salud con el cual estoy conforme, causándome un daño irreparable.
No se ha invocado un fundamento atendible para esta decisión de crear y ejecutar un crédito sin la voluntad del acreedor, salvo que se valide el recurso de protección como medio para hacer filantropía, o labor social, con derechos de terceros. Lo estimo mal habido. Por fortuna, es un derecho que sólo mira mi interés particular y no está prohibida su renuncia. De no mediar una solución, renunciaré a mi excedente (UF 303.10), si hubiese consenso en apoyar así la sobrevivencia de la salud privada. Podemos hacerlo.
Mario Cortés Cevasco
Números que no cuadran
La pasada Cuenta Pública del Presidente Boric fue, en resumidas cuentas, una larga lista de promesas de campaña sin cumplir, pero con un detalle: la gran culpable del incumplimiento de aquellas nobles promesas fue la malévola oposición, que rechazó la milagrosa reforma tributaria; una reforma tributaria que eventualmente haría milagros económicos, con billetes que se multiplicarían por arte de magia. Pero la realidad es que prometer que una reforma tributaria que aumenta los impuestos a las mipymes haría crecer las arcas fiscales no es verídico en lo absoluto, lo real e empírico es que el aumento de impuestos no significa principalmente un recaudo mayoritario de ingresos tributarios, pero es un hecho que significa un mayor gravamen para aquellas microempresas que hacen funcionar la economía nacional. Por ende, prometer, por ejemplo, en materia educacional que la deuda histórica de los profesores estaría solucionada, como así también el CAE, es un cuento de hadas de mal gusto, porque simplemente los números no cuadran.
Felipe Jara S. Fundación para el Progreso
Negacionismo
A pesar de lo que la intención sugiere, sancionar la práctica del "negacionismo" a 50 años del golpe de Estado es una forma de atentar contra los derechos humanos, pues imposibilita el debate que mantiene vivas las razones que impiden su violación, perjudicando la vida democrática y la posibilidad de auscultar racionalmente nuestro pasado.
Esto lo digo en mi condición de abogado, habiendo presentado más de un centenar de querellas por violaciones sistemáticas a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura de Pinochet y convencido que éstas son una mancha sobre nuestra conciencia colectiva que no debe olvidarse a riesgo de repetirlas.
No obstante, al pretender usar el Código Penal para proteger una verdad histórica se olvida que sin la libertad de disentir no es posible crear una conciencia común y castigar a quien no esté de acuerdo con ella es un asunto grave, pues la lectura que hagamos sobre nuestro pasado no puede ser fruto de la fuerza de un grupo sobre otro, ni menos de pretender transformar los materiales de la historia en dogma.
El delito de negacionismo implica la imposición de una verdad oficial y la construcción de una figura cuya ambigüedad, además de dar lugar a una gran incertidumbre, amenaza con erguirse en factor de censura y autocensura por parte de los administradores de lo políticamente correcto.
Ojalá Chile no ingrese en esta vía como desde hace muchos años hicieron los países de Europa, los cuales al día de hoy deploran la cada vez más creciente imposición de un discurso oficial dominante que ha visto -como en los perores tiempos de la inquisición- desfilar a universitarios e intelectuales en los tribunales de justicia bajo el único cargo de expresar ideas que se apartan del canon oficial.
Rodrigo Díaz Yubero