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Hallan la evidencia de consumo de vino más antigua de América en una isla de Puerto Rico

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Una investigación descubrió en una isla de Puerto Rico la evidencia más antigua de consumo de vino detectada en América y concluyó que las tradiciones culinarias de los indígenas puertorriqueños perduraron tras la llegada de los colonos europeos.

Así lo determinó el reciente estudio piloto de arqueología "Pruebas moleculares de nuevas formas de alimentación en el Caribe colonial temprano", publicado en Archaeological and Anthropological Sciences.

"Hallamos restos de vino en un tarro de aceitunas español muy antiguo, que constituye la evidencia más antigua de consumo de vino en América detectada hasta la fecha", explicó a Efe la directora del análisis científico, Lisa Briggs.

Los investigadores analizaron durante un año y medio los residuos orgánicos de 40 vasijas de cerámica de principios del periodo colonial (entre finales del siglo XV y principios del XVI) halladas en la isla de Mona, una reserva natural situada al oeste de Puerto Rico.

"La detección de residuos de vino en uno de los recipientes analizados es importante por dos razones: es la primera evidencia molecular de vino en América hasta la fecha y el descubrimiento del tarro de aceitunas español dentro de una cueva plantea la posibilidad de que en la isla se consumiera vino importado", apuntó el estudio.

Los arqueólogos destacan la relevancia del hallazgo porque ya sea "si lo consumían los europeos como la población indígena, se trata de una prueba directa de la importación de vino europeo a una pequeña isla del Caribe".

La investigación se realizó para esclarecer los aspectos del intercambio cultural entre las poblaciones indígenas y las primeras generaciones de colonos en las Antillas Mayores.

Las personas con infarto en el primer mes de confinamiento podrían vivir dos años menos

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Las personas que tuvieron un infarto en Reino Unido o España durante el primer mes del confinamiento podrían perder un media de dos años de vida, en comparación con quienes lo sufrieron antes.

Un estudio que publica la revista de la Sociedad Europea de Cardiología estudia el efecto en los dos países mencionados del primer mes de confinamientos en los pacientes que sufrieron un infarto de miocardio con elevación del segmento ST, en el que una arteria que suministra sangre al corazón está completamente obstruida.

La investigación analiza la situación en España comparando marzo de 2019 con marzo de 2020 (el confinamiento empezó el 14 de marzo de ese último año).

En Reino Unido, los pacientes con infarto podrían vivir una media 1,5 años menos.

"Las restricciones al tratamiento de afecciones potencialmente mortales tienen consecuencias negativas inmediatas y a largo plazo para las personas y la sociedad en su conjunto", indicó el responsable del estudio, William Wijns, de la Universidad de Galway, Irlanda, en un comunicado de la Sociedad Europea de Cardiología.

El análisis estima que, en España, los pacientes que sufrieron un infarto con elevación del segmento ST durante el primer mes del confinamiento pueden perder una media de 2,03 años de vida y alrededor de un año y siete meses en perfecto estado de salud.

Para este estudio, el equipo comparó la esperanza de vida prevista de los pacientes que sufrieron un infarto durante el primer mes de bloqueo con los que lo tuvieron en la misma época del año anterior y desarrollaron un modelo para estimar la supervivencia a largo plazo, la calidad de vida y los costes relacionados.

Las proyecciones de supervivencia consideraron edad, estado de hospitalización y tiempo hasta el tratamiento utilizando datos públicos de cada país.

Usando datos publicados, se estimó que en España en 74% de los pacientes con infarto de miocardio con elevación del segmento ST fueron hospitalizados antes de la pandemia, comparación con el 57% durante el confinamiento.

Los infartos de miocardio requieren un tratamiento urgente para abrir la arteria obstruida y restablecer el flujo de sangre oxigenada. Los retrasos provocan daños irreversibles en el músculo cardiaco.

Tres amputados por la guerra de Ucrania reciben sus prótesis biónicas en Italia

TALLER ORTOPÉDICO. Proyecto ya se ha aplicado en víctimas de otros conflictos.
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Agencias

Tres militares y un civil que perdieron sus extremidades por explosiones registradas en la guerra de Ucrania estrenaron en Turín, Italia, las prótesis biónicas que diseñó un centro ortopédico de esa ciudad.

El proyecto, del que se beneficiarán más ucranianos en el futuro, surge de la colaboración entre el Taller Ortopédico Maria Adelaide de Turín y Superhumans, una organización internacional cuyo fin es proveer las prótesis a los amputados en la guerra de Ucrania.

"El 14 de abril viajé a Leópolis para visitar el centro de Superhumans, dedicado a las prótesis y rehabilitación de los que han perdido sus extremidades en la guerra. Conocí a tres pacientes militares y un civil, tomé sus medidas y un mes después vinieron a Turín a probar sus prótesis", explica a Efe el director de la clínica, Roberto Ariagno.

El equipo de Superhumans contactó a Ariagno, ya que es un experto que ha prestado su servicio en otras guerras como el conflicto de Bosnia, donde trabajó junto a un equipo de Acnur, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.

"Todos han perdido los brazos por causa de guerra, en minas o por disparos", comenta el ortopédico.

Mykhailo, de 31 años, es uno de los beneficiados por este programa que viajó a Italia. Hace un año viajó desde la República Checa para unirse al ejército ucraniano en la cruenta batalla de Bajmut, en el oeste del país. Durante el combate, un tanque le arrancó un brazo y le hirió la cara.

En Turín aprendió a manejarse con su nuevo brazo, una prótesis mioeléctrica con control a través de los músculos pectorales y dorsales, aunque el proceso de adaptación es muy largo, admite Ariagno.

En cambio Ruslan, de 24, no es soldado. Vivía en el extranjero, pero regresó para renovar su visado en Ucrania, donde perdió todos los dedos de la mano por una mina, aunque los recuperó gracias a una prótesis mecánica.

"Aquí se han entrenado, pero luego deberán hacer rehabilitación en Leópolis", señala el ortopédico sobre los tres amputados que cuentan con las nuevas prótesis.

Miles de amputados

También viajaron a Turín dos técnicos ucranianos para aprender sobre las últimas prácticas en prótesis y rehabilitación, ya que, según Ariagno, se estima que hay "más de 15.000 personas que han perdido las extremidades en la guerra".

Atender al mayor número de esos heridos es el objetivo de Superhumans, que gracias a las donaciones que recibe de organizaciones y empresas de todo el mundo, puede especializarse en técnicas que rozan la ciencia ficción pero son la realidad de una guerra como la reconstrucción corporal, los trasplantes de piel y los exoesqueletos.

El 14 de abril de 2023, la organización abrió un hospital el Leópolis, al que acudió la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, y el ministro de salud, Viktor Liashko, además de Ariagno.

"La relación ha sido muy buena y esperamos seguir colaborando", dice satisfecho.