Correo
Acción y honestidad
El escándalo de Democracia Viva es un claro recordatorio de la hipocresía de nuestra actual clase política. Las acusaciones de malversación de fondos, tráfico de influencias y nepotismo golpean nuestras instituciones con fuerza devastadora. Los autoproclamados faros de la moral y la ética revelaron estos días sus verdaderas caras, llenas de ambiciones y codicia, dañando aún más la ya débil confianza pública.
No puedo dejar de pensar en San Agustín, quien decía que cuando los bienes morales son destruidos, la corrupción florece. Necesitamos líderes comprometidos con la ética y la moral, que puedan resistir sus tentaciones e intereses personales. ¿No fueron estos mismos "políticos emergentes" los que prometieron un cambio? Sus promesas incumplidas demandan un mayor rigor crítico. Es hora de ver si pueden rescatar algo más que sus propios intereses.
A juzgar por estas últimas revelaciones, la ironía es inevitable. Aquellos que se presentaban como símbolos de un futuro mejor hace no muchos años, parecen haberse olvidado de sus propias promesas. Es hora de exigir acción y honestidad, no sólo palabras.
Jorge Caradeux Estay
Acto de justicia
Aunque wanderino impenitente, leí con interés y emoción la nota que con motivo del aniversario de Everton se realizó al exarquero Carlos Espinoza, último sobreviviente de los elencos campeones de los años 1950 y 1952. En particular, me hizo mucho sentido su proposición de que el estadio Sausalito lleve el nombre del insigne jugador René Orlando Meléndez Brito, piedra angular de esos dos campeonatos. Creo que sería un acto de justicia que nuestros tradicionales rivales deberían estar llamados a concretar.
Rodrigo Sepúlveda Úbeda
Escenario económico
Tres mensajes relevantes deja el último IPoM. Como primer punto, vemos que la economía ha seguido una trayectoria de ajuste necesaria para resolver "los desequilibrios macroeconómicos acumulados". Así, las presiones inflacionarias han ido cejando y las expectativas de inflación se han anclado en 3% en el horizonte de política (24 meses), y tanto la inflación general como la subyacente deberían situarse en dicho valor en 2024.
La inversión seguirá mostrando un pobre desempeño. Se ha señalado que hay "bajos niveles de inversión para los trimestres venideros y las expectativas de los empresarios siguen en terreno pesimista, en particular las de la construcción".
Al mismo tiempo, hay riesgos significativos que provienen de la situación macrofinanciera global. Esto podría desencadenar "episodios de alta volatilidad, reducir la liquidez y fomentar la salida de capitales desde el mundo emergente" (importante entonces el reciente incremento del RCC). En otras palabras, vamos aterrizando, pero mientras nos aproximamos a la pista hay turbulencias que podrían sacarnos de la ruta del control de la inflación.
Rodrigo Montero Decano Facultad de Administración y Negocios, Universidad Autónoma de Chile
Catástrofe y alimentación
El Niño llegó dando un respiro a la sequía (lejos de ser superada aún), pero dejando graves daños humanos y productivos. En el mundo rural, junto con las casas, el temporal arrasó con siembras e infraestructura clave para la producción de alimentos entre las regiones de Valparaíso y Biobío.
¿Por qué fue tan devastador? Se alinearon factores naturales y humanos. En plena cordillera cayeron intensas lluvias en vez de nieve -que es lo que ocurre regularmente en esta época del año-, haciendo que el agua escurriera a gran velocidad y volumen hacia los distintos cauces. Por otra parte, las cuencas sin vegetación, las construcciones en laderas, las actividades extractivas de áridos y los basurales clandestinos deterioraron la capacidad del suelo de retener la capa superficial, arrastrando toneladas de lodo a centros poblados y agrícolas.
Y es que aún no entendemos que esto no se trata de una emergencia puntual, sino, según la ciencia, de condiciones estructurales producidas por el cambio climático. Tenemos que prepararnos con decisión y poner la adaptación como una prioridad país, que con un correcto ordenamiento territorial, integre infraestructura crítica, sistemas de producción y construcciones adecuadas al clima extremo que ya estamos viviendo. Será inevitable mejorar los sistemas de infiltración de acuíferos, aumentar embalses y tranques y tener una ley de riego que fomente las obras civiles.
No se trata de proyectos disruptivos, sino de obras diseñadas con una visión sostenible que permitan a la naturaleza sortear estos eventos y a las comunidades abastecerse de agua y alimentos. En esta materia, Chile cuenta con una Ley de Cambio Climático y planes sectoriales de adaptación elaborados con amplia colaboración público-privada que hay que poner en marcha. Es hora de actuar.
María Emilia Undurraga Marimón Decana Facultad de Ciencias de la Naturaleza, U. San Sebastián