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El FMI mejora su previsión para Latinoamérica

CRECIMIENTO. Preocupa mucho Argentina y a nivel global hay un avance "débil".
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó al alza sus previsiones de crecimiento para Latinoamérica y el Caribe gracias a un avance superior a lo esperado de las mayores economías de la región, Brasil y México.

En la revisión de sus previsiones económicas mundiales, el FMI cree que Latinoamérica crecerá 1,9% en 2023, tres décimas sobre lo que predijo en abril. Para 2024 mantiene 2,2% para el conjunto de la región.

A nivel global, la economía crecerá 3% este año, un pronóstico mejor que el anterior, aunque el FMI cree que este avance es aún "débil" y avisa de riesgos globales como la persistente inflación, futuras vulnerabilidades en el sistema financiero o que China crezca menos de lo esperado.

El Fondo de hecho ve que el mercado inmobiliario chino se está comportando peor de lo esperado, porque han bajado la confianza y las expectativas de los consumidores.

Para la primera economía mundial, Estados Unidos, el FMI eleva en dos décimas, hasta 1,8%, el crecimiento de este año, y reduce en una décima, hasta 1%, el de 2024.

El crecimiento latinoamericano estará este año y el próximo bastante por debajo del de 2021, en el que repuntó hasta 7%, o el 3,9% de 2022.

Según explicó a Efe el director de Investigación del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas, la demanda interna en la región sigue siendo "relativamente fuerte", aunque se espera que este año se debilite.

Recordó que esta región fue la primera en aplicar una política monetaria restrictiva para combatir la inflación: sus bancos centrales reaccionaron mucho antes de que lo hicieran la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. o el Banco Central Europeo (BCE), y eso hizo que sintieran antes los efectos de las subidas de tasas.

Por eso, aunque se ha logrado que baje la inflación en la región, la ralentización es producto de un año y medio de política monetaria restrictiva.

La mejora en la proyección de crecimiento es gracias, sobre todo, al mejor comportamiento de Brasil y México, para los que prevé ahora 2,1% y 2,6%, respectivamente.

El informe no incluye los datos individualizados del resto de países de la región, pero sí empeora drásticamente su previsión para Argentina y ahora calcula una caída del 2,5%.

Lula ofrecerá cargos a partidos de centro derecha para garantizar gobernabilidad

BRASIL. Presidente también explicó que se someterá a una cirugía porque "no quiero seguir con dolor. nadie consigue trabajar con tanto dolor todo el día". Sobre los puestos en el Ejecutivo, ya está en negociaciones con el PP y Republicanos.
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El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió ayer que está negociando el apoyo de los tradicionales partidos de centroderecha a su Gobierno a cambio de cargos en el Gabinete para garantizar la gobernabilidad.

"Es normal que, si esos partidos quieren apoyarnos, también quieran participar del Gobierno, y hay que buscar un lugar para acomodarlos y, de esa forma, darle tranquilidad al Gobierno en las votaciones que nos interesan en el Congreso", dijo el progresista en su transmisión semanal por redes sociales.

El Gobierno de Lula ya cuenta con el respaldo de importantes partidos de centro y centroderecha, como el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), que le permiten tener una débil mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

El Congreso aprobó hasta ahora los principales proyectos propuestos por el jefe de Estado, como la reforma tributaria, pero en las votaciones necesitó del apoyo del legisladores de los partidos de centroderecha que aún no integran el Ejecutivo.

La intención de Lula es sumar a los partidos que componen el llamado "centrao", como es conocido el conjunto de formaciones de centro y de centroderecha que dominan el Congreso y que tienden a alinearse de acuerdo con las ventajas que le ofrezca el Gobierno de turno.

El mandatario admitió que está negociando específicamente con el Partido Progresista (PP) y con Republicanos, dos de los que apoyaron la fracasada campaña a la reelección del ultraderechista Jair Bolsonaro y el último liderado por pastores de influyentes iglesias evangélicas.

Dijo igualmente que está negociando con los dirigentes del Partido Social Democrático (PSD) y del Unión Brasil, que no apoyaron ni a Lula ni a Bolsonaro en las elecciones de 2022, pero que cuentan con dirigentes que se han caracterizado por ser duros opositores al Gobierno del progresista, como el senador y exjuez Sergio Moro.

"No quiero conversar con el 'centrao' como organización. Quiero conversar con el PP, quiero conversar con el Republicanos, con el PSD y con el Unión Brasil", dijo el mandatario, pero aclaró que será el jefe de Estado el que decida los ministerios que ofrecerá a los partidos que decidan apoyar a su Gobierno y que no aceptará las presiones de esas tiendas, que han manifestado apetito por puestos importantes y que manejan abultados presupuestos como el de Salud o el de Desarrollo Social.

"No es el partido que quiere venir al Gobierno el que escoge el ministerio. Quien escoge el ministerio es el presidente de la República; quien indica ministros y quien ofrece carteras es el presidente de la República. Y me parece plenamente posible. Vamos a discutir eso en los próximos días. No estoy preocupado. Aún no concluí ninguna conversación con nadie", afirmó.

Dieta y ejercicios

Lula abordó también su estado de salud, luego de la infiltración a la que se sometió el fin de semana por dolores en la cadera.

El mandatario señaló que eterá a una operación para tratar los problemas que sufre en la cabeza del fémur "porque no quiero seguir con dolor. Nadie consigue trabajar con tanto dolor todo el día. A veces siento que estoy de mal humor y es visible que estoy nervioso e incómodo, y no quiero convertirme en la persona mañosa con la que nadie quiere hablar".

"Pero tengo muchas cosas que hacer y no quiero parar", agregó el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) de 77 años.

Lula afirmó que en su agenda hay programadas varias reuniones internacionales a las que no quiere faltar, como la Cumbre del Brics, el G20 o la Asamblea General de la ONU, y que el único momento en que tendría un espacio libre es en octubre.

Agregó que se está preparando para someterse a la cirugía ese mes y que por eso inició una dieta más severa y a hacer ejercicios de musculación debido a que ya no puede caminar ni en el andador.

Dijo igualmente que durante el tiempo que necesite para recuperarse de la operación Brasil será gobernado interinamente por su vicepresidente, Geraldo Alckmin, pero que está tranquilo porque confía mucho en la capacidad de su compañero de fórmula y debido a que el "engranaje" de su Gobierno ya está "funcionando muy bien".

Lula explicó que siente dolores permanentes en la cadera y que los médicos le explicaron que se trataba de un problema en la cabeza del fémur provocada por la artrosis.

"Pero estoy como el futbolista que no quiere decirle al técnico que está con dolor para que no lo mande al banquillo. Tengo ese problema hace mucho tiempo y el médico me dijo que quien tenía que decidir cuándo tengo que operarme soy yo debido a que sólo yo sé el límite de mi dolor", aseguró.

El domingo, Lula acudió a un hospital de Sao Paulo para someterse a una infiltración y que, como los médicos le advirtieron, ese procedimiento le permitió permanecer sin dolores 12 horas pero las molestias volvieron el lunes con más fuerza.