Crisis carcelaria se agudiza en Ecuador: enfrentamiento entre bandas rivales más de 30 muertos
GUAYAQUIL. El hecho se llevó a cabo en la Penitenciaría del Litoral, la prisión más grande de ese país. Reos contaban con armas de guerra para atacar.
La violencia en las cárceles de Ecuador volvió a golpear con crudeza este martes al país, tras conocerse que la última masacre ocurrida en la Penitenciaría del Litoral, su prisión más grande y poblada, dejó al menos 31 presos asesinados y 14 heridos, a la vez que en 13 prisiones los reclusos hacían huelga de hambre y retenían a 137 guardias en seis de ellas.
El enfrentamiento entre dos de las bandas rivales que se disputan el control interno de las cárceles ecuatorianas comenzó desde la noche del sábado en la Penitenciaría, situada en Guayaquil, y se prolongó durante tres días con disparos y explosiones hasta que este martes un contingente de unos 2.700 policías militares ingresó a la prisión.
La Policía y las Fuerzas Armadas entraron después de que el presidente, Guillermo Lasso, decretase el estado de excepción del sistema penitenciario para detener una situación casi sin precedentes, con incidentes en trece de las 35 cárceles del país.
Hasta ayer solo se tenía conocimiento de seis fallecidos y once heridos, pero el balance real de la matanza no se pudo saber hasta que lograron ingresar a la cárcel las fuerzas del orden y retomar el control entre los reclusos.
De acuerdo al decreto que declaró el estado de excepción en todas las cárceles de Ecuador, el enfrentamiento confrontó a "Los Tiguerones" y a "Los Lobos", dos de las bandas criminales que desde 2020 han protagonizado una serie de masacres carcelarias en varias prisiones donde han sido asesinados más de 450 reos.
La Penitenciaría, que actualmente alberga a unos 5.600 reclusos, ha sido escenario de algunas de las peores masacres, como dos en 2021 que se saldaron con 123 y 65 asesinados, respectivamente, y esta con 31 muertos se suma ahora a ellas, sobre todo por la crueldad hacia las víctimas, que incluyó linchamientos y decapitaciones.
Como en anteriores ocasiones, los presos contaban con un amplio arsenal de armas blancas y de fuego, desde machetes a fusiles de asalto.
También se encontraron en su poder drogas como cocaína y marihuana.