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La Unesco celebra el éxito de Ruanda en la protección de los gorilas de montaña

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La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, celebró los "grandes progresos conseguidos" por Ruanda en la protección de los gorilas de montaña, que muestran que es posible salvar a los grandes simios pese a su situación "alarmante" en otras regiones.

Durante una visita a Ruanda la semana que termina, Azoulay resaltó que en esa nación africana se comprueba que "es posible salvar a estos primos cercanos de los seres humanos poniendo a las comunidades locales en el centro de la estrategia de conservación".

"La situación mundial de los grandes simios es crítica. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos lo antes posible si queremos evitar que algunas especies desaparezcan para siempre", señaló la experta, de acuerdo con un comunicado transmitido por su organización.

La directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura no dejó de hacer hincapié en la responsabilidad de los países desarrollados, que tienen que reforzar los "mecanismos de solidaridad" con las naciones que albergan a los grandes simios.

Asimismo, resaltó que las estrategias de protección de la biodiversidad deben ir "a la par" con las respuestas a las necesidades de las comunidades locales, cuyo saber y experiencia ancestral en el cuidado de la naturaleza debe también "reconocerse mejor".

El viaje de Azoulay a Ruanda se produjo coincidiendo con el 40° aniversario de la designación del Parque de los Volcanes como reserva de la biosfera de la Unesco y, durante su estancia, la política francesa se entrevistó con autoridades, científicos y guardas forestales, entre otros.

La Unesco considera a Ruanda un "ejemplo" de éxito en cuanto a conservación, con un modelo que se apoya en las reservas de la biosfera del organismo y que crea un "círculo virtuoso" en el que los ingresos turísticos se reinvierten a la vez en los parques nacionales y en la mejora de las condiciones de vida de los habitantes de la zona.

El gorila de montaña vio su población mermada en el siglo XX a causa de la deforestación y otros problemas, pero en los últimos cuarenta años su situación ha mejorado. De los 250 que quedaban en estado salvaje en 1980, su número ha pasado a un millar actualmente.

Tres zonas protegidas por la Unesco albergan al 80% de ellos: la reserva de la biosfera de los Volcanes (Ruanda), la Selva impenetrable de Bwindi (Uganda) y el parque Virunga (República Democrática del Congo).

Las lecciones de Tokio a 100 años después del Gran Terremoto de Kanto

TRAGEDIA. Más que los derrumbes tras ese sismo de magnitud 8,2 Richter, el 87% de los muertos y desaparecidos se produjo a causa de los incendios posteriores.
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Efe

Cien años después del Gran Terremoto de Kanto, de magnitud 8,2 Richter, Tokio es una de las mejores materializaciones de las lecciones aprendidas por Japón ante sus frecuentes desastres naturales, que se centran en un elemento clave: un urbanismo resiliente.

Al margen de los evidentes daños que puede causar un sísmo de aquellas dimensiones sólo por la sacudida, el 87 % de los 105.385 muertos y desaparecidos de aquel 1 de septiembre de 1923 perecieron por la contingencia más temida en estos casos, los incendios.

La mitad de la capital japonesa y buena parte de la vecina Yokohama ardieron bajo los fuegos que se propagaron hasta 46 horas, avivados por la influencia de un tifón de vientos fuertes y cambiantes y un sistema de presión baja que confluyeron para embravecer las llamas y crear hasta un inusual remolino de fuego.

Fue a partir de entonces cuando el país empezó a esbozar un tipo concreto de "ciudades antiincendios" que mantiene actualmente, empezando por la adopción de materiales ignífugos para la construcción de edificios, explica el profesor Takaaki Kato, del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio.

La capital japonesa volvería a ser devastada en los bombardeos del ejército estadounidense a finales de la Segunda Guerra Mundial. Los incendios fueron de nuevo determinantes en el nivel de destrucción.

Veinte años después, en pleno boom de construcción de Tokio, surgieron las primeras teorías de que un terremoto similar al de 1923 podría producirse en la zona en décadas siguientes.

"Empezó entonces a considerarse una planificación urbana para mitigar desastres", señaló Kato en una conferencia organizada con motivo del centenario de la catástrofe, en la que explicó que esta teoría respalda la idoneidad de "prepararse para mitigar un potencial desastre, en lugar de responder una vez ya haya ocurrido".

Urbanismo resiliente

Desde que Tokio acometiera su reconstrucción ha puesto énfasis en la planificación urbanística, dice Kato, integrante de varios comités gubernamentales sobre prevención de desastres.

Actualmente existen tres pilares. El primero es la habilitación de áreas de evacuación, que han proliferado durante las pasadas décadas y que cada residente debe conocer en su vecindario.

El segundo es la planificación urbanística en bloques separados por espacios amplios como avenidas o canales que sirvan de cortafuegos y, por último, la propia concepción de estos bloques para que sean a prueba de incendios, "de modo que incluso en condiciones muy desventajosas se pueda detener el avance del fuego".

Un ejemplo característico de esta planificación visible en Tokio es la construcción de grandes bloques de viviendas o edificios altos en primera línea de terrenos residenciales, de tal modo que estos colosos rodean a otras viviendas más bajas, sirviendo de "pared" para impedir la entrada o la salida de las llamas a otros bloques.

Este tipo de planificación urbana facilita que "incluso en un escenario en el que el fuego sortee esas barreras, como último recurso hay un centro de evacuación donde protegerse", dice Kato. Actualmente existen suficientes para toda la población.

Colaboración

Japón se asienta sobre la convergencia de varias placas tectónicas, lo que hace que sufra frecuentes movimientos sísmicos. Su extensa experiencia también con otros desastres naturales lo convierten en un país con un alto entendimiento de la evaluación de riesgos y la formulación de contramedidas de forma flexible.

Otro doloroso caso es el terremoto y tsunami de 2011, que llevó al país a poner en marcha varias iniciativas nuevas, entre ellas el denominado Plan de Gestión de Desastres en Distritos, que implica a la ciudadanía a la hora de diseñar medidas de preparación y respuesta.

"Como resultado, las características locales de cada distrito se reflejan en el plan y buena parte de la comunidad local conoce sus detalles", explica Kato.

A esta participación ciudadana se suma la del sector privado. Cuando aconteció el terremoto de 2011, las calles y áreas comerciales de las ciudades se abarrotaron de gente que buscaba refugio, lo que obstaculizó el funcionamiento de muchas empresas.

A raíz de ello se adoptó el Plan de Seguridad del Renacimiento Urbano, cuyo objetivo es evitar esas situaciones. Las empresas tienen sus propios planes de continuidad de negocio y la idea es que estos proyectos privados se integren y ajusten a los de los distritos, creando una simbiosis beneficiosa.