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Reordenamiento Geopolítico Mundial

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Desde hace un tiempo a esta parte las Relaciones Internacionales se han ido poniendo de moda, los/as estudiantes me preguntan más sobre los actuales conflictos mundiales, y los medios dedican extensos espacios para discutir la agenda pública internacional. Sin duda, hay factores que inciden en esta 'moda global', por ejemplo, el conflicto Rusia-Ucrania y durante estos últimos días el ataque terrorista del grupo palestino Hamas al Estado de Israel. Este último nuevo episodio no sólo ha llenado los matinales con la presencia de especialistas y pseudo-expertos/as hablando del tema, sino que ha traído un replanteamiento sobre la configuración del mapa geopolítico.

Nos encontramos en una era histórica en la cual las cartografías hegemónicas del poder se están moviendo constantemente y los procesos geopolíticos están fuertemente determinados por la internacionalización de los fenómenos políticos, económicos y sociales de las naciones. Luego, los procesos que eran definidos desde lógicas nacionales e internas se vuelven internacionales. Esto explicaría en parte la preocupación actual por las 'nuevas guerras mundiales' de post-Guerra Fría. Si nos remontamos al siglo anterior, en la modernidad, los grandes conflictos bélicos derivaron en el nacimiento de una disciplina tan importante como la Diplomacia, en algunos momentos llamada diplomacia estratégica (Raymond Aron, 1962), el incremento del poderío militar nos condujo a un reordenamiento geopolítico que situó a los países del Norte como grandes potencias a nivel mundial.

Hoy, la situación es distinta, pues los estados que eran invadidos por el Norte industrializado o aquéllos que fueron la 'repartija' después de la Segunda Guerra Mundial, se toman revancha y generan serias crisis humanitarias, lo que Richard Haas (2008) denomina, la 'era de la no-polaridad'. Atrás quedaron las 'guerras quirúrgicas' como la invasión a Irak por parte de los aliados (liderados por Estados Unidos) y que pretendieron impactar blancos determinados, pero no población civil; o la transformaciones de beligerancias civiles en la intervención de los superpoderes como Afganistán, Yemen y Siria, entre otros.

Al principio del siglo XXI, los teóricos internacionales como Daniel Huntington dedicaron extensos artículos y libros para hablar del choque de las civilizaciones (2002). La eterna disputa entre Israel y Palestina (al menos desde la intervención de la ONU en 1948) como 'conflicto congelado' (Olga Lepijina, 2012) ha involucrado una pugna entre los valores culturales competitivos de Occidente y los principios islámicos-confucianos, y las tradiciones culturales son distintas e incluso antagónicas. Un conflicto que sin duda no tiene solución y tampoco la voluntad política genuina de resolverlo

Pierre de Senarcles (1991) señala que las relaciones entre países alternan la guerra y la paz, ya que ninguna autoridad puede imponer una ley soberana. Es aquí donde aparece el dilema de la seguridad, pues las naciones-estado desconfían unas de otras, especialmente si han sido avasalladas por estados más agresivos, que ven al mundo como un 'tablero de ajedrez', en el cual van moviendo las piezas paulatinamente para seguir ejerciendo un poder hegemónico. Así, el tratado de paz que debían suscribir Arabia Saudita e Israel, avalado por Estados Unidos (EOM, 07/10/2023) fue el detonante final de una 'diplomacia armada', que se venía ejerciendo por décadas, y un día después del 50 aniversario del ataque contra el estado israelita de parte de Egipto y Siria que inició la quera de Yom Kipur en medio oriente (1973).

En un modelo espiral, el aumento de la fuerza militar de un actor (Nación - Estado) así como la búsqueda o la firma de alianzas, puede llevar a otros estados a responder con medidas similares, produciendo mayores tensiones que pueden llegar a crear los conflictos, aun cuando ninguna de las partes realmente lo desee. El nuevo reordenamiento político entonces a través de la reactivación de las hostilidades en Oriente Medio nos lleva a pensar en la búsqueda de nacionalismos y el retorno de una nueva cartografía geopolítica (mundial). Chile seguirá en su lineamiento no activo o finalmente tomará posición por occidente, una cuestión ideológica preocupante.

Dra. Francis Espinoza F.

El nuevo reordenamiento político entonces a través de la reactivación de las hostilidades en Oriente Medio nos lleva a pensar en la búsqueda de nacionalismos y el retorno de una nueva cartografía geopolítica (mundial).

Un país de emprendedores

Lo que el país requiere es incentivar el emprendimiento con más planes de apoyo directo del Estado, pues su desarrollo es progreso para la nación como un todo.
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El emprendimiento es uno de los principales motores de la economía, impulsando significativamente el desarrollo productivo. Esta afirmación está respaldada por innumerables ejemplos, en países tan diversos como Australia, Sudáfrica, Irlanda, Colombia o Chile. El tema del emprendimiento está presente en todas aquellas naciones que buscan progresar y desarrollarse, apostando a fomentar esta característica entre sus ciudadanos; es decir, que incentivan emprendimientos en el ámbito privado, de la empresa privada.

Estamos hablando acá de la capacidad??de identificar y coordinar los recursos productivos y ponerlos al servicio de una idea, proyecto o innovación, con el fin de materializar un negocio. La simple estadística de muchos individuos emprendiendo en un país, habla de la salud social y económica del mismo.?Y resulta que en Chile existen 950.000 micro y pequeñas empresas formales (y una cantidad similar de informales), más otras 26.000 empresas medianas. Detrás de estas cifras hay una cantidad cercana a los dos millones de empresarios privados, quienes mediante un gran esfuerzo y sacrificio personal, sacan adelante sus negocios y contribuyen a generar el 80% del empleo nacional. Por otra parte, las 12.000 grandes empresas que existen en Chile representan el 1,2% del total de las compañías del país, pero generan el 84% de las ventas nacionales.

Todos estos emprendimientos, pequeños y grandes, contribuyen de manera extraordinaria al bienestar y riqueza de nuestra sociedad.???Algunas consecuencias y energías constructivas que generan los empresarios que están tras estas múltiples iniciativas en Chile son: empleo, competencia, variedad de productos y servicios, cooperación, innovación, avance científico y del conocimiento, educación, aporte a las artes y la cultura, entre otras. Estos beneficios se alcanzan incluso de manera mucho más eficiente y diversificada que las alternativas estatales, como lo sería el gasto público en infraestructura, transporte o salud. Sin embargo, habría que hacer hincapié acá en el hecho de que nuestra salud pública adolece de una permanente falta de recursos económicos, situación que impide una atención más expedita de todas las personas que requieren sus servicios. Porque si se trata de profesionalismo y excelencia en el trato de los usuarios, la salud pública chilena es lejos lo mejor que me ha tocado ver durante mis viajes y larga permanencia en el extranjero.

Ahora bien, sucede que en el último tiempo se ha instalado en Chile un debate que no solo minimiza el rol de los empresarios privados, sino que con demasiada frecuencia los impugna y pone en "tela de juicio" frente a la ciudadanía. No tiene mucho sentido centrar la discusión en una supuesta falta de probidad o sensibilidad social del empresariado, pues ello puede conducir a situaciones complicadas que son sumamente perjudiciales para una sociedad emprendedora y dinámica como la chilena. Lo que el país requiere es incentivar el emprendimiento con más planes de apoyo directo del Estado, pues su desarrollo es progreso para la nación como un todo.

Jose Miguel Serrano