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Dan de alta al actor israelí de 'Fauda' que fue herido en Gaza

GUERRA. Idan Amedi dijo: "Volveré a cantar, a actuar. Si Dios me da fuerzas, volveré a luchar por mi país".
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El cantante israelí y actor de la serie de éxito 'Fauda', Idan Amedi, fue dado de alta ayer del hospital Sheba Tel Hashomer, en la urbe de Ramat Gan, donde había sido internado el pasado día 8 de enero tras ser gravemente herido como reservista en la guerra de la Franja de Gaza.

"Mi cuerpo está herido, pero mi espíritu está más fuerte que nunca", afirmó Amedi en una rueda de prensa. "Volveré a cantar, a actuar. Si Dios me da fuerzas, volveré a luchar por mi país", añadió.

Amedi es una de las caras más conocidas de la serie televisiva 'Fauda', donde interpretó durante cinco temporadas al soldado Sagi Tzur de una unidad de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

En su primera aparición pública desde que fue herido en combate en Jan Yunis, en el sur del enclave palestino, Amedi envió sus condolencias a las familias de los 24 soldados israelíes muertos en Gaza este martes, a quienes dijo que "sus hijos e hijas" son sus "héroes".

El actor deberá continuar su rehabilitación desde casa, después de ser herido en una explosión y operado de urgencia, aunque los médicos dijeron que la lesión no había afectado su médula espinal.

"Tengo una larga recuperación por delante, me hirieron gravemente", dijo Amedi. "El solo hecho de estar frente a ustedes es un milagro", añadió el actor, que también recordó a las 136 personas que siguen cautivas en Gaza y pidió al Gobierno israelí mayores esfuerzos.

"El Estado de Israel tiene muchas herramientas para abordar esta cuestión a muchos niveles. Países nos necesitan para todo tipo de cosas, desde energía hasta mediación... Creo que todavía (Israel) no han hecho todo en su mano", dijo.

El pasado 12 de octubre, en medio del llamado a filas de más de 300.000 reservistas, Amedi publicó un video vestido de uniforme militar en el que anunciaba: "Esto no es una escena de Fauda, es la vida real".

Desde entonces, sirvió en la unidad de ingenieros, encargados de descubrir túneles de Hamás, donde se cree que los islamistas guardan armamento y donde podrían estar las personas secuestradas en el ataque terrorista del 7 de octubre que desencadenó la ofensiva bélica.

Little Richard, el documental que busca reivindicar al "arquitecto" del rock n' roll

CINE. La película rstuvo preseleccionada a los Oscar, pero quedó en el camino frente a filmes como "La memoria infinita".
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Su raza, orientación sexual y personalidad extravagante impidieron que el legendario Little Richard, uno de los pioneros del rock and roll, obtuviera en vida el reconocimiento que merecía, según el documental 'Little Richard: I am everything', dirigido por Lisa Cortés.

La película fue una de las 15 preseleccionadas al Oscar al mejor documental, la categoría donde estará "La memoria infinita", de Maite Alberdi, pero finalmente no estuvo entre las cinco nominadas.

"La gente que ha estado analizando los orígenes del rock and roll y que puso a Elvis en el trono creo que simplemente no profundizaron lo suficiente, estaban cegados por su propia perspectiva y no tuvieron en cuenta los hechos históricos, la verdad", dijo a Efe la cineasta.

Cortés analiza la influencia del cantante, compositor y pianista estadounidense en la música, pero también en la moda y la cultura popular como uno de los primeros ídolos adolescentes, a través de testimonios de John Waters, Tom Jones, Mick Jagger, Paul McCartney o Nile Rodgers, entre otros.

"Fue el primero en salir maquillado, arrancarse la camiseta y jugar con las normas de género", subraya.

Para la directora, una de las productoras de la oscarizada 'Precious' (2009) y autora también del documental 'All in the fight for democracy' (2020), era importante contar con esos testimonios como prueba de lo "diferente, importante y revolucionario" que fue Little Richard.

"Mucha gente desconoce por ejemplo la relación que tuvieron los Rolling Stones en sus inicios con él", dice en referencia a la época en que la banda británica teloneó al autor de canciones como 'Tutti frutti' o 'Long Tall Sally'.

En el documental, Jagger cuenta que aprendió de él a comportarse como una estrella en el escenario y a interactuar con el público; el cineasta y pionero del kitsch John Waters asegura que Little Richard le inspiró como artista rebelde y que el característico bigote fino que luce es un homenaje a él.

El documental recorre los momentos más significativos de la vida de Little Richard (1935, Georgia, EEUU), marcados por una firme educación religiosa que entraba en conflicto con sus tendencias sexuales -podía salir de una orgía para irse a leer la Biblia, según uno de los testimonios de su entorno- y por el rechazo paterno, un pastor adventista que lo echó de casa cuando supo que era gay.

Richard Wayne, ese era su verdadero nombre, se dedicó durante años a liberar sus pasiones reprimidas y a cantar por la calle, hasta que un matrimonio que regentaba un club le acogió. Allí vio actuar a Sister Rosetta Tharpe, cantante de gospel y guitarrista, que lo sacó al escenario por primera vez.

"figura fundacional"

Cortés aprovecha esa influencia para reivindicar también a Tharpe como figura "fundacional" de la música popular estadounidense, tampoco suficientemente reivindicada.

En sus comienzos, Little Richard actuaba travestido, con el nombre Princess Lavone, en locales de ambiente 'queer', tolerados aunque ilegales, en plena época de segregación racial, hasta que grabó su primer demo en 1955 y consiguió ser fichado por Specialty Records.

Como herencia de esos inicios con letras más que subidas de tono, el propio músico cuenta que al principio la mítica 'Tutti frutti' era una canción que hablaba de sexo anal, pero la disquera le pidió cambiar la letra y así nació uno de los estribillos más famosos del rock, "auamba buluba balambambú".

Cortés sostiene que a los americanos blancos no les gustaba ver cómo sus hijos adolescentes -un concepto que nació entonces tal y como lo entendemos ahora- enloquecían con la música hecha por afroamericanos y de carácter sensual y sexual, por lo que se inventaron a figuras "aceptables" como Elvis o Pat Boone, quienes cantaron canciones de Little Richard.

"Mi música derribó los muros de la segregación", dice un Little Richard al que le tocó entregar varios premios a otros colegas antes de lograr el reconocimiento para sí mismo. Pero no tenía problema en aprovechar ese altavoz para reivindicarse él mismo como "arquitecto" e "inventor" del rock and roll.