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El hidrógeno verde: ¿oro verde o engaño ambiental?

Pedro Herrera , Doctor en Ciencias Administrativas, académico de la UCN
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En la búsqueda por abrazar el futuro energético "verde", Chile ha apostado fuerte por el hidrógeno verde como su caballo de batalla en la carrera hacia la descarbonización. Sin embargo, tras la retórica reluciente de los políticos y empresarios, se esconde una realidad más opaca y cuestionable.

La fiebre del oro verde ha inundado los discursos gubernamentales, prometiendo ser un país pionero en la producción de hidrógeno en Latinoamérica. Sin embargo, detrás de esta narrativa de progreso y sostenibilidad, se oculta una historia de sacrificio ambiental y social, que afecta el ecosistema marino de Hornitos, Mejillones y la Región de Antofagasta.

Desde la instauración del modelo neoliberal en 1980, esta política depredadora ha encontrado terreno fértil en Chile. Gobiernos de la Concertación, así como administraciones de Piñera, han continuado alimentando este modelo extractivista, poniendo en peligro los ecosistemas y comunidades locales en aras del crecimiento económico.

Ahora, con el actual gobierno de Boric, esta política parece haber alcanzado nuevos niveles de profundización. A pesar de las promesas de cambio y renovación, las comunidades costeras como el pueblo originario camanchaco de Hornitos en Mejillones se encuentran aún más vulnerables frente a la voracidad de la industria extractivista energética.

Estos pescadores, arraigados en una profunda relación con la naturaleza, el mar, la flora y la fauna marina, no sólo defienden su sustento, sino también la integridad de su entorno. Su lucha no es solo por la supervivencia económica, sino por preservar un modo de vida que se remonta a generaciones.

La seducción del hidrógeno verde no puede cegarnos ante sus verdaderos costos. Para extraer el hidrógeno se usará en principio agua de mar, la que previamente debe ser potabilizada, para ello será necesario usar muchas desalinizadoras las que regresaran al mar cantidades gigantescas de salmuera dañando el ecosistema marino. Como si fuera poco el hidrógeno no puede ser almacenado en estado gaseoso, de modo que será licuado como amoniaco, uno de los químicos más tóxicos existentes, si un barco tiene una derrama de amoniaco su impacto puede ser peor que una derrama de petróleo. Si bien se nos vende como la panacea para la descarbonización, ¿a qué precio llegará este supuesto progreso? ¿Acaso no es el desarrollo sostenible incompatible con la explotación desenfrenada de recursos y la marginación de comunidades locales?

Es hora de cuestionar el relato oficial y exigir transparencia y responsabilidad en la transición hacia una economía supuestamente verde. No podemos permitir que el disfraz de "oro verde" oculte las verdaderas consecuencias de nuestros actos. Chile merece un futuro sustentable, pero no a costa de sacrificar su patrimonio natural y su gente.

En conclusión, el hidrógeno verde no puede ser la excusa para repetir los mismos errores del pasado, vulnerando los derechos humanos de los pueblos originarios. Es hora de aprender de nuestras lecciones y construir un futuro donde la sostenibilidad y la equidad sean las verdaderas protagonistas. La verdadera riqueza de Chile no reside en sus recursos naturales, sino en el cuidado y respeto hacia su gente y su entorno.

Reflexiones desde la oscuridad en Chile

Roberto Puentes Kamel , CEO startup Club de la Felicidad
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En momentos de profundo dolor y desolación, la reflexión se convierte en un refugio para el alma, un espacio donde buscamos respuestas a las preguntas que surgen en medio del caos. Mientras la V región se vio azotada por incendios devastadores y, al mismo tiempo, enfrentamos el fallecimiento del ex presidente Sebastián Piñera, una nube negra parece posarse sobre nuestro país, cargándolo de una sensación amarga.

En este contexto, ¿te has sentido culpable por estar bien mientras otros sufren? ¿O acaso experimentas una creciente desesperación al notar cómo Chile, día tras día, se vuelve más crítico frente a las tragedias que nos afectan? Y es que en palabras del filósofo Frank Martela, la bondad es una necesidad psicológica básica. La fatiga empática, ese sentimiento de impotencia al no poder hacer más por quienes sufren, nos embarga en momentos como estos. Sin embargo, transformar esta empatía en compasión, en acciones concretas, puede marcar la diferencia. ¿Podría ser esta virtud la piedra angular sobre la cual reconstruir nuestro futuro?

Es inevitable recordar episodios pasados, cuando en el contexto del terremoto de 2010, con un grupo de personas partimos rumbo a Curepto y alrededores a ayudar como fuera posible. Las carreteras llenas de grupos de personas encaminadas rumbo a ayudar a quien lo necesitara. Cientos de iniciativas surgieron por meses que permitieron acompañar y ayudar a los damnificados a salir adelante.

¿Por qué en situaciones extremas aflora lo mejor de nosotros? ¿Acaso nuestro juicio crítico nos impide reconocer nuestras bondades en tiempos de quietud o tranquilidad?

La compasión y la bondad no solo mejoran nuestro bienestar personal, sino que también fortalecen los lazos de solidaridad que nos unen como sociedad. Es momento de desafiar el statu quo y mantener viva la llama de la bondad que surge en nuestras experiencias más extremas.

En medio de la oscuridad, la bondad puede ser la luz que guíe nuestro camino hacia la reconstrucción y la esperanza. Estos tiempos difíciles nos recuerdan la importancia de ser compasivos, de tender una mano amiga a quienes más lo necesitan, y de cultivar la bondad y la compasión como motores de cambio y unidad en nuestro querido Chile.

Valorar a los adultos mayores

Las personas mayores, al vivir más y mejor, siguen siendo parte fundamental del sistema económico.
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Según la proyección 2023, con datos del Censo 2017 del INE, Antofagasta tiene 92.816 adultos mayores de 60 años y estos representan el 13.0% de la población de la región durante el pasado año. El envejecimiento real de la población regional presenta desafíos de diversa índole.

Por ejemplo, China, que lleva la delantera en políticas orientadas a la tercera y hasta cuarta edad, ha planteado con fuerza la importancia de desarrollar nuevos mercados económicos orientados a sus personas mayores, como la guía enfocada al desarrollo de la "Economía Plateada" elaborada por ese país, cuyo foco es la mejora de los servicios de atención para las personas mayores, la ampliación de la oferta de productos, la mejora de los niveles de calidad de vida y desarrollar nuevas industrias.

¿Qué es la economía plateada? A mediados de enero, la Oficina General del Consejo de Estado chino presentó una guía con una serie de medidas orientadas al desarrollo de la denominada "economía plateada". Entre las propuestas se encuentran la mejora del sistema de cuidados para adultos mayores, reformas en los planes financieros para los jubilados e incluso el desarrollo de investigaciones "antienvejecimiento". El documento establece cuatro bases: la mejora de los servicios de atención al adulto mayor; ampliar la oferta de productos para la tercera edad y mejorar los niveles de calidad; desarrollar nuevas industrias diversificadas; y fortalecer la protección del adulto mayor.

Y es que este concepto -el de "Economía Plateada"- tiene como foco la consideración de las personas mayores como consumidores de productos y servicios, además de su inclusión en actividades -las laborales entre ellas- en las que puedan seguir contribuyendo. En otras palabras, la "economía plateada" entiende que hoy las personas mayores, al vivir más y mejor, siguen siendo parte fundamental del sistema económico.

A nivel local, mucho se podría avanzar en esta materia. Primero, hacer ciudades amables para la población mayor, ahí es fundamental mejorar e invertir en infraestructura pública. Segundo, muchos de ellos aún tienen mucho que dar en el ámbito laboral. Por ejemplo, en el rubro del comercio su experiencia podría marcar la diferencia . El llamado es a valorar a nuestros adultos mayores.