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Francis Ford Coppola, tras su regreso a Cannes: "Dentro de veinte años estaré aquí"

CINE. El realizador incluso reflexionó sobre la muerte tras el estreno de "Megalópolis", película autofinanciada que le dedicó a su mujer recientemente fallecida.
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Francis Ford Coppola es uno de los grandes genios del cine y eso se sentía antenoche en la rueda de prensa en Cannes en la que presentó 'Megalópolis'. Un respeto casi reverencial de los periodistas que el maestro cortó con una humildad desarmante al decir: "Por favor, llámenme Francis, no señor Coppola".

A sus 85 años, Coppola sigue pensando en nuevas historias -"dentro de 20 años estaré aquí"- pero también reflexiona sobre su vida y si algo reconoce es que ha hecho siempre lo que ha querido.

"Nunca me ha importado", respondió consultado sobre si no sentía miedo por haber arriesgado su dinero -120 millones de dólares- para producir 'Megalópolis', que se presentó minutos antes en la competencia de Cannes, 45 años después de haber ganado la Palma de Oro del festival con 'Apocalypse Now'.

Puso 20 millones de dólares para sacar adelante sus viñedos cuando la crisis financiera de 2008 y ahora el vino le permitió producir esta película que tenía en la cabeza desde hace cuatro décadas.

"Sofía y Roman -sus hijos- no necesitan mi fortuna", dijo, y agregó que "el dinero no importa, lo que importan son los amigos, que nunca te dejan tirado".

Así que se lanzó sin pensarlo a poner en imágenes esa historia que quería contar, una locura que ha recibido más malas críticas que buenas pero de la que Coppola se mostró hoy claramente satisfecho porque es el resultado de lo que quería hacer.

"Es como sentía que la película tenía que ser", afirmó Coppola sobre su historia futurista en la que Nueva York se ha convertido en Nueva Roma y en la que hay una lucha abierta entre el alcalde Cicero (Giancarlo Esposito) y un empresario visionario llamado Caesar Catilina (Adam Driver), sobre cómo se debe reconstruir la ciudad.

La industria endeudada

La película, reconoce, está muy fuera de lo que se hace hoy en día tanto por parte de los estudios como de las plataformas que están dominando el cine.

"Me temo que la industria cinematográfica se ha convertido más en una cuestión de contratación de personas para cumplir con sus obligaciones de deuda porque los estudios están muy, muy endeudados. Y el trabajo no es tanto hacer buenas películas, sino asegurarse de pagar esas deudas", señaló Coppola para quien el futuro no se ve optimista: "Empresas como Amazon, Apple y Microsoft tienen mucho dinero, por lo que podría ser que los estudios que conocimos durante tanto tiempo, algunos maravillosos, ya no estén aquí en el futuro".

Mientras, él trata de disfrutar del cine tal como lo ha vivido y aseguró que tras la gala en la que el filme fue largamente ovacionado, sintió "alivio y alegría".

Es un filme excesivo tanto en su contenido como en su forma y contiene una crítica clara contra el fascismo porque, como dijo, "cualquiera que haya vivido los horrores de la Segunda Guerra Mundial, no quiere que se repitan de nuevo" y en eso considera que los artistas tienen un papel importante que jugar, arrojando luz sobre los temas importantes.

El director de la saga 'El padrino' (intentó en todo momento que los periodistas hicieran preguntas a los miembros del equipo que lo acompañaban -Driver, Esposito, Laurence Fishburne o John Voight-, pero apenas lo logró.

Ni siquiera cuando afirmó que la película es en realidad el resultado de una colaboración de todo el equipo.

Ese fue uno de los pocos momentos en los que habló Driver para resaltar la generosidad de Coppola. "Una persona que tiene una idea tan clara desde hace tantos años podría no haber dejado colaborar a nadie, pero lo hizo".

Y su hermana, la actriz Thalia Shire, resaltó que "Francis siempre "te hace ir adelante y asumir riesgos" y tiene una enorme voluntad como cuando sufrió de polio con 9 años y no paro hasta volver a caminar.

Todo el equipo se mostraba rendido a un hombre que al llegar a la sala de prensa lo primero que hizo fue recordar que cuando presentó 'Apocalypse Now' en Cannes, llegó con su hija Sofía sobre los hombros.

Aunque no piensa en retirarse, sí reflexiona sobre la muerte, que tiene muy presente especialmente desde el fallecimiento de su mujer, Eleanore, hace poco más de un mes, a la que dedicó 'Megalópolis': "Cuando muera estaré pensando que hice cada película que quise hacer, que vi a mi hija ganar un Oscar, que hice vino... no tendré tiempo ni de darme cuenta".

'Los hiperbóreos', el 'ovni' chileno en Cannes que se rebela contra la era de los contenidos

CANNES. Delirante apuesta en la Quincena de Cineastas.
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"La palabra contenido me recuerda a rellenar un pavo", asegura a Efe el director chileno Joaquín Cociña, quien firma, junto a Cristóbal León, 'Los hiperbóreos', un delirante viaje resistente a las clasificaciones que ha sido descrito como el "ovni" de este año en la Quincena de Cineastas de Cannes.

"Me encanta ser el ovni y me encanta que se reconozca que estamos haciendo el intento de hacer algo distinto. Como una manera refrescante de hacer cine y de ver cine", apunta por su parte León, un día después del estreno de la película.

Fue Julien Rejl, el director artístico de la Quincena de Cineastas (una de las secciones paralelas del Festival de Cannes), quien empleó ese término potencialmente extraterrestre para describir 'Los Hiperbóreos', al anunciarlo en abril.

Pesadilla de la historia

En 'Los hiperbóreos', protagonizada por la actriz y psicóloga Antonia Giesen, se entremezcla una suerte de visita al pasado reciente de Chile con la ciencia ficción, a través de escenas casi teatrales que utilizan desde el monólogo hasta las marionetas.

También hay elementos mitológicos, parodia del nazismo y bastante psicología. "Vendría a ser como una especie de sueño de la historia de Chile. O una pesadilla de la historia de Chile, si se quiere", opina León.

La premisa parte de una historia contada a Giesen por un paciente, conocido simplemente como 'el metalero' en la película, al que una voz en su cabeza cuenta una historia que se convierte en guion cinematográfico.

Pero esa voz es, en realidad, Miguel Serrano, un escritor, diplomático, explorador, ocultista y filósofo nazi chileno que vivió entre 1917 y 2009 y que promovió el supremacismo blanco.

"Nos gustan los personajes difíciles de definir -apunta Cociña-, porque obviamente es fácil definir que un nazi es malo, pero este es un nazi chileno que fue embajador de Chile en la India, que además es un muy prolífico escritor (...) A mí personalmente me gustan esas grietas en la lógica binaria del bien y el mal, o en la lógica binaria de la izquierda y la derecha".

Además, puntualiza León, con el actual ascenso de la extrema derecha en todo el mundo, ni siquiera es tan obvio decir "que un nazi es malo".

"(Serrano) era un personaje muy interesante, amigo de (Carl) Jung y amigo de Hermann Hesse. Por mi parte hay un genuino interés y, por otro lado, una repulsión, porque me parece que el pensamiento que promueve es monstruoso", agrega ese mismo realizador.