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Celine Dion expone en un documental su conmovedora lucha contra el dolor

GENTE. La cantante sufre un mal que padece una persona en un millón y aplaca hasta con 80 mg de Valium al día.
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Efe

La de Celine Dion no es la primera gran voz que se quiebra, pero el documental en el que registró su actual lucha contra la extraña enfermedad que padece por recuperarla sí es una pieza nada habitual en el "star system" por su honestidad, sin ocultar momentos de gran vulnerabilidad.

"Ya no puedo con más mentiras", afirma en esa producción que está disponible en Prime Video bajo el título de 'I am: Celine Dion' y en la que reconoce por ejemplo que, a causa del síndrome de persona rígida que comenzó a sufrir hace 17 años, la medicación necesaria para paliar el dolor y subir a actuar hubo de ir igualmente en aumento.

Así cuenta que llegó a tomar "entre 80 y 90 miligramos de Valium diarios". "Y eso solo de Valium", subraya la canadiense, que revela también cómo cada vez fue más necesario apelar a trucos diferentes para ocultar su dolencia al público a medida que iba perdiendo el control de la voz.

"Hacía trampas, como darle golpes al micrófono como si fuese culpa del sonido. A veces teníamos que parar el show para cambiarme de ropa, pero ya no volvía", rememora sobre noches en las que las medicinas dejaban de hacer efecto en plena actuación.

El documental, de aproximadamente 90 minutos, es el colofón a una serie de revelaciones que Dion ha ido ofreciendo a sus seguidores durante los últimos años para explicar su ausencia de los escenarios.

Aunque se mantiene estoica, las lágrimas fluyen sin poder evitarlo durante gran parte del metraje y muestra con desesperación cómo le repercute en su otrora virtuosismo vocal ese síndrome. "Yo creo que era buenísima, hice cosas espectaculares", solloza al recordar el mayor agudo de su carrera con 'All By Myself'.

'I am: Celine Dion' está lejos de ser un recorrido pormenorizado de los logros y canciones de la artista ganadora de cinco premios Grammy, pero se incluyen varias actuaciones memorables que, por contraste, hacen más angustiosa su situación actual.

"no voy a parar"

El documental arranca fuerte, con una intervención médica en una habitación de hotel, una escena grabada mientras la cantante yace en el suelo, incapaz de responder siquiera a preguntas por el dolor. Inmediatamente se pone contexto: sufre un síndrome que solo afecta a una o dos personas entre un millón.

"El año pasado me puse tan mal que no podía ni caminar. Perdía el equilibrio y me dolía mucho. Sigo sin poder usar la voz. Echo mucho de menos la música, pero también a la gente", afirma.

Dion abre las puertas de su casa, donde escucha a menudo grabaciones de María Callas, de la que guarda un collar que le regaló su difunto marido, René. "Espero que la Callas me dé fuerzas", se le oye decir.

Comparte escenas íntimas con dos de sus hijos, visita un depósito donde guarda buena parte de los modelos más espectaculares que ha vestido en las alfombras rojas y acude regularmente a su fisioterapeuta, que sigue de cerca todos sus avances.

En ese punto, la artista lleva dos años sin cantar, pero decide volver a exponerse ante el micrófono de un estudio de grabación. "No sé si voy a poder hacerlo, pero no puedo vivir con la duda", argumenta, mientras pelea con su garganta. No canta tan fluido como antes, pero sale airosa.

Y entonces, otra crisis. Es probablemente el momento más crudo de todo el documental, con la artista completamente rígida, incapaz de controlar su propio cuerpo, hasta que con ayuda de su equipo vuelve a ser ella misma.

"El viaje no ha terminado. Hay que seguir dando pasos", le consuela su médico, ante una Celine Dion a la que hacer lo que adora, cantar, le puede provocar esas crisis por la sobrestimulación cerebral.

Suena entonces 'Who I Am' de Wyn Starks y la intérprete de 'My Love Will Go On' vuelve a levantarse. Con resolución, afirma: "Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, me arrastraré. No voy a parar".

Nicolás Giacobone: "somos perversos por naturaleza"

LIBROS. El argentino habla de su última novela, "Los impotentes".
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El escritor argentino Nicolás Giacobone aborda el tema de la 'cultura de la cancelación' en su última novela, 'Los impotentes', en la que aparece una suerte de "Lolita invertida", para reflejar que los seres humanos "somos perversos por naturaleza".

En 'Los impotentes' (Seix Barral) Pan abandona el hogar materno después de tres décadas de convivencia y decide revelar al mundo la verdad como hijo adoptivo de Emilia Mayer, una renombrada escritora, que, en realidad 'compró' al menor y que acabó manteniendo una relación enfermiza con la víctima.

Tras el escándalo y para tratar de recuperarlo, Emilia escribe su última y mejor novela bajo el nombre de Pan.

En una entrevista con Efe, Giacobone, ganador de un Oscar al mejor guión por la película 'Birdman', ha dicho que, en referencia al título, que sus personajes principales "tienen en común alguna incapacidad".

Recuerda que en el proceso de descubrimiento previo a la escritura, "antes de saber el título o el concepto, pongo el ojo en lo que los personajes carecen, más que lo que tienen, y eso se traslada a los seres humanos: nos define más lo que nos falta".

En la novela, trufada de referencias literarias, se alude a 'Lolita' y de ahí que se hable de la relación entre Emilia y Pan como una "Lolita invertida", si bien, advierte, "hay algo de esa inversión que no tiene que ver con la cuestión de una mujer adulta con un joven, sino que se genera porque la relación surge de la necesidad de compañía y no de una seducción".

Y añade: "Lo que generan las relaciones no es perverso, se llega a la perversión porque los seres humanos somos perversos por naturaleza".

Giacobone reconoce que el cine le ha ido enseñando a "desarrollar mejor las historias, tener en cuenta al lector, en el sentido de que las tramas tienen que moverse siempre adelante o aprender a saber qué escenas no llevan a ningún lado y que solo las mantienes porque están bellamente escritas".

Ganar el Oscar, por la cinta dirigida por el cineasta Alejandro González Iñárritu, representó tener más trabajo, pagar el arriendo, vivir cómodo y poder viajar a cambio de escribir oraciones.

Su trabajo continúa con el próximo proyecto del mexicano, con quien "además de colaboradores somos amigos".