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Identidades

César Trabucco , Sociólogo
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Los pueblos, los países, las ciudades son particularmente prolíficos llegado el momento de construir su historia, la cual incluso sufre serias modificaciones en el tiempo fruto de aparición de nuevas fuerzas históricas en el escenario y el relato que ellas traen consigo

Roma tiene en la loba y Rómulo y Remo su punto de inicio, la partida mítica. En otros casos el inicio épico da origen a un asentamiento, dotándolo así de su simbología y enriqueciendo, el imaginario que permite a sus habitantes incorporar su vida a un proyecto colectivo dotándole de sentido la existencia muchas veces anónima. En el ejercicio de esta búsqueda hay hechos que facilitan la construcción del relato que da sentido al hacer cotidiano desde el "anda" imperativo al indio collo que da origen a Andacollo hasta "Peor es nada" que recurre al realismo como último recurso en la búsqueda de identidad.

En el caso de Antofagasta no tenemos un relato mítico que nos acompañe desde el inicio. Juan López que está en ese registro fue opacado por José Santos Ossa gran señor y raja diablos del negocio minero, cuyas acciones más heroicas y cercanas al mito fueron la firma de cheque y contratos. Así, nos quedó como recurso épico un desembarco de tropas en busca de proteger propiedades del capital inglés en el conflicto de 1879.

Luego nuestra condición de puerto nos fue regalando mitología urbana de bajo vuelo. Nos fuimos llenando de pequeños relatos inarticulados de lo cotidiano. Como puerto de tránsito hacia la plata, el salitre y el cobre, veníamos a la siga del puerto principal, Valparaíso, del cual copiamos entusiastamente sus haceres, incluida su música y volantines.

Después de un largo periodo como receptores de la migración salitrera, empampada y a la deriva, nos fuimos tiñendo acentuadamente de nostalgia, a la natural de los trashumantes europeos, se sumaba ahora la de los tránsitos internos, desde la región de Copiapó al sur, que traían sus dolores y esperanzas.

En la década del 90, del siglo pasado, con energía inusitada, nos lanzamos a la búsqueda de un relato que dibujara nuestro incierto futuro y nos situara en la historia como un camino coherente. Y comenzamos a mentir, a dejar que las Ruinas de Huanchaca se transformaran, de fracaso minero, en monumentalidad incásica.

Permitimos que un muelle privado se transformara en el histórico del desembarco, que pasáramos de puerto a capital de la minería, construyendo así una falsa personalidad, un tema digno de psicoanálisis.

Así, este puerto cada cierto tiempo se desnuda y muestra su verdadera cara, cuando permite que todo lo defina Santiago, incluso el nombre de quién debe liderar la descentralización. Allí surge nuestra verdadera realidad de satélite con ganas de ser estrella. Nuestra gobernación subordinada a una delegación.

Prioridad regional: estrategia y recursos

Nuestra región nunca ha tenido tanto dinero como hoy, pero estos -como nada en la vida- durarán para siempre, por lo tanto es fundamental la planificación. Avanzar con la Estrategia Regional de Desarrollo es urgente porque nos entregará un mapa de los problemas y posibilidades del territorio y ordenará nuestras inversiones.
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Nuestra región tiene varios desafíos y dificultades de envergadura, pero no cabe duda que el principal debe ser uno del que poco se habla: qué haremos con los millonarios recursos que están arribando al territorio producto de los acuerdos del litio, Royalty y otros.

Sólo por aspectos vinculados al contrato de SQM, Antofagasta recibió 190 mil millones de pesos, una cifra que se multiplicará en los años siguientes, generando una realidad inédita de holgura económica.

El problema importante es ¿en qué y cómo gastar los recursos?

El asunto aquí se vincula con una deuda de nuestro territorio: el atraso que tenemos en la construcción de la nueva Estrategia Regional de Desarrollo, instrumento que permitirá mapear las nueve comunas, identificar sus características y potenciales y definir en conjunto los espacios de posibilidad más interesantes de cara al mañana.

Esa estrategia es la que permite acotar, por ejemplo, dónde invertir, ya que se busca la coherencia en las decisiones y no una improvisación permanente. No nos sirve entrar en series episódicas o invenciones de última hora que resuelven coyunturas, pero no abren nuevos caminos hacia el mañana.

No cabe duda de que si ponemos en la balanza algunos énfasis puntuales, concordaremos en que la educación básica y media, la vivienda, la salud y la calidad de vida de nuestras ciudades, son urgencias.

Los recursos que hoy se tienen no serán eternos, de modo que debemos ser capaces de elegir sabiamente dónde invertimos y gastamos. Esto será definitorio para el futuro por lo que exige una discusión urgente para comenzar a tomar una senda que recoja y aborde nuestros problemas, pero especialmente esos espacios que pueden asegurar sostenibilidad para las siguientes generaciones.

Urgencia de políticas innovadoras

Cristian Rodríguez Salas , Director Instituto de Políticas Públicas UCN
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La reciente ola de violencia en la Región Metropolitana, donde 16 personas fueron asesinadas en solo tres días, expone una crisis de seguridad sin precedentes. Este escenario, marcado por el uso de armas de fuego y la actuación del crimen organizado, revela no sólo las fallas en las políticas actuales, sino también plantea un desafío crítico: la necesidad de una transformación en las instituciones, políticas y estrategias de seguridad pública.

El presidente Gabriel Boric ha reconocido la gravedad de la situación, anunciando una serie de medidas como el aumento de efectivos policiales, mayor coordinación de las policías, un mayor control migratorio y la construcción de una cárcel de seguridad. Sin embargo, estas respuestas, aunque necesarias, no abordan el problema de fondo. La crisis de seguridad en Chile requiere un enfoque integral y preventivo que considere tanto el fortalecimiento institucional como la implementación de políticas innovadoras basadas en experiencias exitosas en otros países.

Chile se encuentra en una encrucijada similar a la que enfrentaron Colombia y México en el pasado. Estos países han luchado durante décadas contra la violencia del crimen organizado, con resultados mixtos. La experiencia de Colombia muestra que una estrategia de seguridad efectiva debe ir más allá del aumento de la presencia policial. El país sudamericano ha logrado avances significativos en la reducción de la violencia mediante la implementación de políticas de seguridad ciudadana que incluyen programas de prevención del delito, rehabilitación de espacios públicos y promoción de la cohesión social.

México, por otro lado, ilustra los peligros de una estrategia que se centra exclusivamente en la militarización de la seguridad. La creación de una nueva cárcel de alta seguridad, como ha anunciado el Presidente Boric, es un paso importante, pero no suficiente. Es crucial reformar y fortalecer las instituciones encargadas de la seguridad pública, mejorando la coordinación entre la Policía de Investigaciones, Carabineros y el Ministerio Público.

La incorporación de tecnologías avanzadas, como el análisis de datos y la vigilancia inteligente, puede mejorar la eficiencia y efectividad de las operaciones de seguridad.

La región de Antofagasta, aunque actualmente distante de la violencia extrema que afecta a la Región Metropolitana, no está exenta de riesgo. La situación en Santiago debe servir como una advertencia temprana. Si las mismas políticas se mantienen, Antofagasta podría enfrentar una crisis similar.

Las medidas reactivas, aunque necesarias en el corto plazo, no resolverán el problema fundamental. Es crucial adoptar políticas innovadoras, basadas en experiencias internacionales exitosas, que aborden las causas profundas de la delincuencia y que fortalezcan las instituciones encargadas de la seguridad pública. Solo a través de un enfoque integral y preventivo será posible restaurar la paz y la seguridad en el país.