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Adam Castillejo, de "dos sentencias de muerte" a esperanza de cura del VIH

BUENOS AIRES. El llamado "paciente de Londres" es el segundo en el mundo en sanar.
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Adam Castillejo, el segundo caso en el mundo de cura del VIH, cuenta que tras superar dos 'sentencias de muerte', la del sida y la de un cáncer, resolvió dar a conocer su identidad para llevar esperanza, batallar contra la discriminación y alentar la investigación científica sobre el sida.

Castillejo, nacido hace 44 años en Venezuela y residente desde su adolescencia en Londres, fue diagnosticado de VIH en 2003, una experiencia que a Efe recuerda como "difícil" y "cargada de estigmas, odio y resentimiento".

Su segunda "sentencia de muerte", como él la define, llegó en 2012: un linfoma de Hodgkin en etapa IV, también un duro golpe pero ante el cual, a diferencia del sida, sintió el acompañamiento y la compasión de otras personas.

"Ambas experiencias fueron duras. Una, recibiendo odio, con miedo a que la gente se diera cuenta de que tenía VIH. Y la otra con gente a mi lado que me apoyaba, me ayudaba. Fue difícil entender que yo era la misma persona pero con tanto odio y rechazo, por un lado, y tanto amor y compasión, por otro", cuenta Castillejo.

Cuidados paliativos

Castillejo estuvo cuatro años con quimioterapia. En 2015 le dieron seis meses de vida y lo enviaron a cuidados paliativos. El equipo médico que lo atendía no quiso hacerle un trasplante de células madre de médula ósea "sólo porque tenía VIH". "Por ser VIH, habían decidido la muerte para mi", recuerda.

Decidió que aquella no sería la última página de su historia y buscó alternativas. Otro equipo accedió a tratarlo, encontró un donante y le comunicó la gran noticia: "Adam, no sólo te podemos curar del cáncer; queremos tratar de ver si curamos también el VIH".

En ese punto de inflexión en su historia personal y de la ciencia, Adam se convirtió en 'el paciente de Londres', cuya curación se anunció en 2019.

Un año después, decidió salir a la luz pública y dar a conocer su identidad.

"Siendo 'el paciente de Londres', soy parte de la historia de la humanidad: en 100 años estaré en los libros. Pero permanecer en el anonimato no era parte de mi ADN. Entendí que ahora tengo que luchar por mi comunidad, ayudarla. Mi mensaje es que no pierdan la esperanza, porque yo nunca la perdí", afirma Castillejo.

Chef de profesión, ahora organiza cenas para recaudar fondos para la cura del VIH y se convirtió en 'orador motivacional' y se lo conoce como 'embajador de la esperanza'.

"La vida, el universo, me puso en este lugar, y yo quiero usar esto de una manera positiva, ayudando al prójimo. Era mi destino", asegura.

Castillejo es la segunda persona del mundo en curarse del VIH. El primero fue el denominado 'paciente de Berlín', en 2008. Hay otros cinco casos registrados, todos curados tras haber recibido un trasplante por diversos tipos de cáncer (linfomas y leucemia).

Descubren cómo las estrellas de mar se quedan sin brazos para escapar de los depredadores

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La autotomía, la capacidad de un animal de desprenderse de una parte de su cuerpo para eludir a los depredadores, es una estrategia de supervivencia bien conocida en el reino animal. Ahora, un equipo de científicos descubrió cómo las estrellas de mar logran esta extraordinaria hazaña de conservación.

Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres identificaron una neurohormona responsable de desencadenar esta autoamputación. El hallazgo se publica en la revista Current Biology.

Los lagartos que se desprenden de su cola son un ejemplo bien conocido de la autotomía, pero los mecanismos que subyacen a este proceso siguen siendo un gran misterio, describe un comunicado de la universidad. Los científicos desvelaron "una pieza clave del rompecabezas".

Estudiando la estrella de mar europea 'Asterias rubens', identificaron una neurohormona parecida a la hormona de la saciedad humana, la colecistoquinina, como reguladora del desprendimiento de los brazos.

Cuando esta neurohormona se libera en respuesta al estrés, como el ataque de un depredador, estimula la contracción de un músculo especializado en la base del brazo de la estrella de mar, lo que provoca su desprendimiento.

Ana Tinoco, miembro del grupo de investigación, señala que estos hallazgos arrojan luz sobre la compleja interacción de neurohormonas y tejidos que intervienen en la autotomía de las estrellas de mar, "aunque es probable que otros factores contribuyan a esta extraordinaria capacidad".

Las estrellas de mar poseen increíbles capacidades regenerativas que les permiten recuperar con el tiempo las partes perdidas.

Maurice Elphick, catedrático de la Queen Mary y quien dirigió el estudio, resalta: "Esta investigación no solo revela un aspecto fascinante de la biología de las estrellas de mar, sino que también abre puertas para explorar el potencial regenerativo de otros animales, incluidos los humanos".

Investigadores descubren un componente que ayuda a acelerar el metabolismo

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Un grupo de investigadores internacionales descubrieron un componente en el sistema nervioso periférico humano que ayuda a acelerar el metabolismo y que puede contribuir a nuevos tratamientos contra la obesidad, más simples y más baratos.

Realizado por científicos de la Universidad de Oxford y del Centro de Investigación en Obesidad y Comorbilidades de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), el estudio describe cómo ese componente actúa en el gasto energético y calórico por medio del neuropéptido Y (NPY).

Responsable de pasar información entre una neurona y otra en el cerebro, este neurotransmisor es ampliamente estudiado por los científicos en relación con el sistema nervioso central.

No obstante, su acción sobre los nervios periféricos (fuera del cerebro y la médula espinal) y su capacidad para actuar en las células grasas (adipocitos), nunca se habían investigado.

Como este nuevo componente no actúa en el cerebro, sino en el sistema nervioso periférico, "abre una nueva perspectiva para el desarrollo de medicamentos que pueden ser más simples, más eficientes e incluso más baratos para tratar la obesidad", asegura Licio Velloso, investigador principal de Unicamp y uno de los autores del estudio, que fue publicado en revista Nature.

Según el experto, a diferencia de los más recientes fármacos para el tratamiento de la obesidad, que actúan en el cerebro, el nuevo enfoque terapéutico no necesitaría ser una molécula de gran tamaño ni que esta superase la barrera hematoencefálica, que es la que protege el cerebro, lo que simplificaría "enormemente" el acceso y desarrollo de un nuevo fármaco.

Además de comprobar la existencia del nuevo componente, los investigadores de la Universidad de Oxford demostraron que el neurotransmisor actúa sobre un tercio de los nervios simpáticos de todo el cuerpo, promoviendo la producción de nuevas células adiposas vinculadas con la termogénesis, pues queman energía y producen calor.

A diferencia del tejido adiposo blanco, que almacena el exceso de calorías consumidas, los adipócitos marrones tienen un papel benéfico desde el punto de vista metabólico pues utilizan la grasa almacenada para liberar calor.

"De esta manera, el equipo de Oxford comprobó que, cuando el nervio se conecta a una célula mural a través de una sinapsis, libera NPY y activa la diferenciación de la célula mural, que se convierte en precursora del tejido adiposo marrón, algo muy importante para un mayor control metabólico", explicó Velloso.