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Científicos descubren que El núcleo interno de la Tierra es menos sólido de lo que se creía y que está cambiando

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El núcleo interno de la Tierra es menos sólido de lo que se pensaba y puede haber experimentado cambios estructurales en su forma durante las dos últimas décadas, que estaría localizados cerca de su superficie.

Lo más probable es que los cambios cerca del límite del núcleo interno sean el resultado de una deformación viscosa, cambiando su forma y desplazándose en el límite superficial del núcleo interno, indica un estudio publicado en Nature Geoscience.

La causa más clara del cambio estructural es la interacción entre el núcleo interno y el externo, considera el equipo de investigación, según el autor principal de la investigación, John Vidale, de la Universidad del Sur de California (EE. UU.).

"Se sabe que el núcleo externo fundido es turbulento, pero no se había observado que su turbulencia perturbara a su vecino, el núcleo interno, en una escala de tiempo humana", explicó Vidale. El estudio muestra además por primera vez que "probablemente" el núcleo externo perturba al interno, agregó el geólogo, y son unos cambios que pueden ayudar a mejorar la comprensión de sus propiedades y estructura.

El núcleo interno sólido de la Tierra se cree que desempeña un papel importante en el mantenimiento del campo magnético del planeta. Investigaciones anteriores han propuesto que el núcleo interno ha sufrido cambios de rotación o de forma a lo largo del tiempo, pero no ambos simultáneamente.

La Tierra está formada por varias capas: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno, este último situado 5.000 kilómetros por debajo de la superficie. Este núcleo interno está anclado por la gravedad dentro del núcleo externo líquido fundido y hasta ahora se pensaba que era una esfera sólida.

Un estudio reciente demostró que el núcleo interno pasó de rotar más rápido a hacerlo más despacio que el resto de la Tierra en torno a 2010.

El nuevo estudio utilizó datos de ondas sísmicas -incluidos 121 terremotos repetidos de 42 lugares cercanos a las islas Sandwich del Sur de la Antártida ocurridos entre 1991 y 2024- para dar una idea de lo que ocurre en el núcleo interno.

Mientras que las propiedades de las ondas sísmicas generadas por los pares de terremotos que atravesaron el núcleo interno son coherentes, aquellas que solo lo rozaron son diferentes, lo que, según los autores, se explica mejor por los cambios temporales en la forma del núcleo interno.

EE.UU. y Reino Unido no firman la texto sobre una IA ética

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Estados Unidos y el Reino Unido no firmaron la declaración emitida ayer por la cumbre de París sobre la inteligencia artificial (IA), que pide que la aplicación de esta tecnología sea abierta y ética.

Un total de 60 países y entidades supranacionales, como la Unión Europea (UE), se sumaron a la declaración, que establece que una de las grandes prioridades debe ser "velar para que la IA sea abierta a todos, inclusiva, transparente y ética".

Entre los firmantes figuran los 27 Estados de la Unión Europea (así como la propia UE), China, India, Japón, Australia, Canadá, Brasil, Chile y el Vaticano.

Poco antes del acuerdo alcanzado, el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, dejó claro en la cumbre la oposición de la administración de Donald Trump a un enfoque basado en la regulación y a una gobernanza global de la tecnología.

Afirmó que "una regulación excesiva de la IA podría matar a un sector en plena eclosión" y que tiene "implicaciones revolucionarias", antes de lamentar que a veces "nuestras respuestas tienden a ser demasiado cautas, de aversión al riesgo".

Menos del 1% de las personas puede detectar falsificaciones generadas por IA, según un estudio

ALERTA. El trabajo de la multinacional iProov revela poca conciencia de los usuarios ante los deepfakes.
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Ignacio Arriagada M.

En plena era digital, la manipulación de imágenes, audios y videos ha alcanzado un nivel de sofisticación y realismo sin precedentes gracias al uso de técnicas de inteligencia artificial (IA). Este tipo de contenido, denominado mundialmente como deepfake, muestra algo que, a la vista y oído de cualquier persona, parece verdadero y real. Sin embargo, es totalmente falso.

A medida que los deepfakes se vuelven más auténticos y su viralización aumenta por redes sociales, se ha convertido en un reto detectar si ha sido creado por la IA. Así lo confirma un estudio realizado por iProov, proveedor mundial de soluciones científicas para la verificación biométrica de identidad, que indica que menos del 1% de las personas pudo distinguir con precisión el contenido real del falso en todos los estímulos, que incluían imágenes y videos.

Resultados

El estudio contó con la participación de 2.000 habitantes de Estados Unidos y del Reino Unido, de entre los 18 y 65 años y más, a quienes se les expuso una serie de contenidos reales y deepfakes. Los principales hallazgos fueron los siguientes.

-La detección de deepfakes falla: solo 0,1% de los encuestados logró identificar correctamente todos los estímulos deepfake y reales en este estudio, en el que se preparó a los participantes para que buscaran el contenido falso.

-Generaciones mayores, las más vulnerables: el trabajo encontró que el 30% de las personas de 55-64 años y el 39% de los mayores de 65 años nunca habían oído hablar de los deepfakes, lo que es una importante brecha de conocimiento y una mayor susceptibilidad.

-Videos, los más preocupantes: los videos son particularmente desafiantes, ya que solo el 9% de los participantes pudo identificar todos los deepfakes. Esta vulnerabilidad genera serias preocupaciones sobre la posibilidad de fraude basado en videos, como suplantación de identidad en videollamadas o en escenarios en los que se utiliza la verificación de video para verificar la identidad.

-Los deepfakes están por todas partes, pero no se comprenden: si bien la preocupación por el contenido audiovisual falso está aumentando, muchos desconocen esta tecnología. Uno de cada cinco de los encuestados (22%) nunca había oído hablar de esto antes del estudio.

-El exceso de confianza está muy extendido: a pesar de su bajo rendimiento, los consultados mantuvieron una confianza excesiva en sus habilidades para detectar deepfakes (más de 60%), al margen de si sus respuestas eran correctas o no. Esto fue así en el caso de los adultos jóvenes (de 18 a 34 años).

-La confianza se ve afectada: las plataformas de redes sociales se consideran caldo de cultivo para deepfakes. De hecho, Meta (49%) y TikTok (47%) son los lugares donde más se encuentran deepfakes en línea, según advierte iProov. Esto, a su vez, ha reducido la confianza. En ese contexto, el 49% de los entrevistados confía menos en las RR.SS. tras enterarse de la existencia de deepfakes y solo uno de cada cinco de ellos denunciaría una sospecha en esas plataformas.

-Se necesitan mejores mecanismos de concientización y denuncia: menos de un tercio de las personas entrevistadas (29%) no toman ninguna medida cuando se encuentran con una presunta falsificación profunda, lo que probablemente se debe a que el 48% de ellos dice que no sabe cómo denunciar, mientras que a una cuarta parte no le importa si ve una presunta deepfake.

-La mayoría de los consumidores no verifican activamente la autenticidad de la información en línea: a pesar de la creciente amenaza de la desinformación, solo uno de cada cuatro de los participantes busca fuentes de información alternativas si sospecha que se trata de una falsificación profunda.