Aumento del apetito: efecto desconocido del cambio a horario de invierno
Esta medianoche comienza en Chile el horario de invierno, por lo que se deben atrasar los relojes en una hora, lo que según expertos genera una serie de desórdenes en el organismo humano, entre ellos un aumento del apetito.
La profesora Sussanne Reyes, integrante del Laboratorio de Sueño y Neurobiología Funcional del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, explica que "con el inicio del horario de invierno, es probable que el apetito se anticipe, especialmente el lunes, primer día laboral con este ajuste. Esto ocurre porque nuestro reloj biológico aún no se ha sincronizado con el nuevo horario".
A modo de consejo, la académica propone que "para evitar llegar a la hora del almuerzo o la cena con hambre excesiva recomendamos incorporar colaciones livianas a lo largo del día. Opciones como frutas, lácteos (yogur, leche) y una porción de frutos secos pueden ayudar a mantener niveles estables de energía y concentración".
También expone que "el cambio horario puede provocar una disminución transitoria en el rendimiento cognitivo, especialmente en tareas que requieren atención, memoria y toma de decisiones. Este efecto se atribuye a la desincronización de nuestro reloj biológico interno, que se relaciona con la reducción de las horas de sueño".
La especialista explica además que el impacto en la salud es diferente al adelantar o retrasar la hora: "Adelantar la hora (horario de verano) suele relacionarse con efectos más disruptivos sobre el sistema circadiano en comparación con retrasarla, debido a que se reduce el número de horas de sueño y a un mayor desfase entre el reloj biológico y los horarios externos. Existe evidencia que indica que el reloj biológico interno no se ajusta al horario de verano aun después de varios meses".
Diferente es lo que viviremos ahora que se atrasa el reloj: "Aunque también implica un proceso de reacomodación fisiológica que afecta la homeostasis del sueño, podría ser menos perjudicial desde el punto de vista circadiano porque se favorecería la sincronización de nuestro reloj biológico interno al exponernos a luz natural matutina y a la oscuridad en horarios menos tardíos. Existe evidencia sobre una reducción en el riesgo de mortalidad por cualquier causa en el horario de invierno".