En Chile, el cáncer cervicouterino sigue siendo un problema de salud pública significativo. Según datos del Ministerio de Salud y la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer, cada año se diagnostican aproximadamente 1.500 casos nuevos y alrededor de 600 mujeres fallecen debido a esta enfermedad. Es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres jóvenes en el país, después del cáncer de mama.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una buena parte de las mujeres sexualmente activas sufrirán cáncer de cuello uterino en algún momento de su vida. Por ello, el pasado miércoles 26 de marzo se conmemoró el día de la prevención de esa patología, con diversas actividades destinadas a informar a la población sobre la importancia de que se efectúen en forma periódica controles ginecológicos, considerando que es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres mayores de 35 años, en todo el mundo.

Esta enfermedad es causada por el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se contagia por contacto sexual. Desde el año 2014, el Ministerio de Salud de Chile incluyó dentro del Plan Nacional de Inmunización la vacuna contra el VPH en dos dosis, para niñas de cuarto y quinto básico en todos los colegios. Sin embargo, los estudios indican que los hombres trasmiten el virus, pudiendo ser portadores sin tener conocimiento de esta condición, por lo que se sugirió la vacuna también para los niños. La aparición de este cáncer es más frecuente entre los 35 a 55 años.

Desde el inicio de esta campaña en 2014, se han aplicado más de un millón de dosis de vacunas en este grupo objetivo y no se han presentado efectos adversos de consideración, por lo que se trata de una vacuna segura, que requiere de dos dosis.

La Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, ha señalado que hay que establecer acciones de educación y entregar información relevante para evitar este tipo de patología.

Una parte importante de la derecha chilena lee con fruición los libros, columnas y entrevistas de Axel Kaiser, quien es el gurú del ala más extrema de dicho sector político. Axel, tal como su hermano Johannes, aboga, entre otros cambios radicales, por una drástica reducción del Estado. Al respecto, en una columna de hace unos años atrás, en contradicción de lo que proponen estos personajes, cité como ejemplo la importante participación del estado de países desarrollados, tales como Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, en áreas económicas tan diversas como telecomunicaciones, automotriz, petróleo, energía, farmacéutica, etc.

Ahora bien, a inicios del gobierno militar, los Chicago Boys impusieron su ladrillo económico, el cual dio el vamos al neoliberalismo, dando origen al mercado de capitales y pregonando que el mercado no requeriría de controles, pues se regularía solo. Con el tiempo, hemos comprobado que tal aseveración era una falacia, tal como lo dejaron claro, entre muchos otros casos, La Polar y las colusiones de las farmacias, pollos, supermercados, papel higiénico, gas y oxígeno, transporte marítimo e interregional de pasajeros, asfaltos, laboratorios, alimentos de salmón, etc. ¿Qué le parece?

En uno de sus libros, Axel Kaiser hace un llamado a la derecha chilena a preocuparse de rescatar a intelectuales locales de la coaptación, según él, que tiene sobre dichos ciudadanos la izquierda. La verdad sea dicha, la mayoría de los grandes intelectuales y artistas chilenos, como Mistral, Huidobro, Neruda, Arrau, Matta y Parra han profesado un pensamiento social solidario. ¿Tan equivocados estarían estos?

Otrosí, en la mayoría de sus ponencias, el personaje precedente se refiere a la igualdad, como un objetivo perverso de fuerzas políticas progresistas. Este majadero discurso solo tiene el propósito de infundir miedo, en aquellos incautos que asumen que un gobierno de tal orientación, propiciaría, entre otros desvaríos, medidas extremas contra la propiedad privada. Quienes hemos sido testigo de la evolución de aquellas naciones que abrasaron la ideología marxista, donde la igualdad era su leitmotiv, hemos podido comprobar que esta doctrina fue una utopía histórica fracasada. Lo que Kaiser esquiva, es hablar de la desigualdad, porque obviamente no le conviene, ya que la desigualdad es el peor índice que exhibe el país y poco hemos avanzado en los últimos tiempos.

La última estupidez de la ultraderecha, es atribuirle domicilio político de comunista a Hitler, como si éste no hubiera iniciado el camino de su caída, intentando invadir Rusia. Mas bien, si algún movimiento político se acerca al nacismo sería la extrema derecha, ya que ésta sigue la línea de Goebbels, el ministro de propaganda del régimen, al predicar: "miente, miente que algo queda". La verdad es que Kaiser y sus afiebrados adláteres, hoy dan manotazos al aire por si algo cae, un espectáculo digno de Fellini.