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Envejecimiento y formación

Dr. Luis Castillo F. , Decano Facultad de Cs. De la Salud, Universidad Autónoma, Francisco Suárez, Investigador Asociado CEDEUS y Profesor Asociado Pontificia U. Católica de Chile
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Uno de los problemas más urgentes es la escasez de especialistas en geriatría. En Chile, existen menos de 200 geriatras para una población creciente de adultos mayores, una cifra insuficiente para responder a la demanda. Además, la formación médica sigue enfocada en la atención aguda de enfermedades, cuando las patologías crónicas y degenerativas son las que predominan en la tercera edad.

Otro aspecto crucial es la capacitación de otros profesionales de la salud, como enfermeros, kinesiólogos y terapeutas ocupacionales, en el manejo integral de los pacientes mayores. Se requiere un enfoque interdisciplinario que fomente el envejecimiento activo, la prevención de enfermedades y la atención centrada en la persona. Sin estos cambios, el sistema de salud se verá sobrepasado por la creciente demanda de hospitalizaciones, rehabilitación y cuidados de largo plazo.

Además de la formación técnica, es necesario fortalecer las habilidades en trato humanizado y comunicación efectiva con los adultos mayores. La salud mental y el bienestar emocional son componentes clave en esta etapa de la vida, por lo que los profesionales deben estar preparados para abordar la soledad, la depresión y el deterioro cognitivo de manera integral.

Otro ejemplo es el área dental, donde también se requiere atención oportuna en el sector público y privado para las personas mayores. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, este grupo de pacientes enfrenta una alta prevalencia de enfermedades orales, tales como la caries radicular, la enfermedad periodontal avanzada, y el desdentamiento parcial o total, que impactan negativamente su calidad de vida.

Aunque la pérdida de piezas dentales ha disminuido en las últimas décadas, sigue siendo un problema crítico en los mayores de 65 años, donde se estima que un 40% de las personas mayores presenta ausencia total de dientes. Lo anterior agrava aún más el cuadro, considerando que la lista de espera para rehabilitación protésica en el sistema público es la más grande dentro de las especialidades odontológicas.

Las cifras del Censo 2024 convocan a tomar cursos de acción a las autoridades regionales y comunales, con el fin de implementar centros comunitarios para los mayores, a través de centros especializados para actividades de conversación y entretenimiento, lo que también favorece la salud mental.

Frente a este panorama, las universidades y centros de formación debemos reformular sus programas académicos, incluyendo asignaturas obligatorias sobre geriatría y gerontología en todas las carreras de la salud. Asimismo, el Estado debe incentivar la especialización en esta área mediante becas y mejoras en las condiciones laborales de quienes optan por trabajar con adultos mayores.

El envejecimiento de la población chilena es un desafío ineludible, pero también una oportunidad para construir un sistema de salud más inclusivo y preparado para el futuro. La formación de profesionales con competencias en geriatría y el fortalecimiento del enfoque preventivo serán claves para garantizar una vejez digna y saludable para todos.

La ampliación de la planta constituye un gran avance en materia de infraestructura y tecnología para enfrentar las consecuencias del cambio climático. Lo anterior toma mayor relevancia considerando que Chile es uno de los países que tienen mayor exposición a amenazas de origen natural y que, en 2024, según la Dirección General de Aguas, 44 comunas fueron decretadas en situación de escasez hídrica, afectando a más de 1,6 millones de personas. Hace 20 años que se han identificado efectos adversos sobre los recursos hídricos del país en términos de la cantidad, cambiando el tiempo de ocurrencia y la magnitud de los valores máximos de caudal. En este sentido, la desalación es positiva, ya que responde al problema de la oferta de agua, pero no se ocupa de su creciente demanda, especialmente en localidades alejadas de la costa.

En este escenario de sequía, es imprescindible mejorar la gestión hídrica tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda. Para regular esta última, por un lado, se deben impulsar políticas que eduquen a la población sobre un uso eficiente y consciente del agua. En ámbitos industriales, la agricultura es el mayor consumidor de agua y por ende se debe mejorar la eficiencia de sus procesos. En ambientes urbanos, se debe reducir el consumo de agua con hábitos tales como duchas más cortas, cerrar las llaves y lavarse los dientes con un vaso de agua, entre otros ejemplos. Asimismo, es necesario incorporar de forma más directa el valor de escasez en las tarifas para frenar el déficit hídrico. Por otro lado, es necesario revisar la infraestructura para minimizar pérdidas. Chile enfrenta importantes desafíos en el ámbito del Ciclo Urbano del Agua, siendo uno de los más relevantes el alto porcentaje de pérdida de agua en el sistema de distribución de agua potable (24,9%).

En cuanto a la oferta, los eventos de turbidez extrema son cada vez más frecuentes. Desde 1990 a 2018, se ha identificado un aumento de este tipo de eventos, alcanzando 2,9 por año. Estos eventos, en casos extremos, como en 2016, obligan a las plantas de tratamiento a detener sus procesos de producción de agua potable, dejando sin suministro a la población. Así, es clave que se incremente la red de monitoreo de las cuencas para contar con información que permita mejorar la gestión hídrica. Por todo lo anterior es que se debe seguir avanzando en el uso de múltiples fuentes alternativas de agua, como la reutilización de aguas grises y la desalación -incorporando tecnologías innovadoras como la destilación-, siempre desde un punto de vista sustentable.


de profesionales de la salud


La solución a la escasez


está en nuestras manos

Chile está experimentando un proceso acelerado de envejecimiento poblacional que traerá consigo una serie de desafíos en materia de salud. Actualmente, el 14% de la población tiene 65 años o más, y se proyecta que para 2050 este grupo supere el 30%. Este cambio demográfico requiere una transformación en el sistema de salud y, en particular, en la formación de sus profesionales.

Tras la inauguración de la ampliación de la Planta Desaladora Norte, Antofagasta se convirtió en la primera ciudad, sobre los 500 mil habitantes, a nivel nacional y regional, en abastecerse en su totalidad con agua proveniente del mar. Si bien este proyecto inició en 2003, en ese entonces cubría apenas 15% de la demanda, ahora logrará satisfacer el 100%.