El Día de la Madre es una celebración para expresar gratitud y reconocimiento hacia las mujeres que ejercen roles de cuidados y maternales. Junto con eso, es indispensable reflexionar en un tema que a menudo queda en las sombras: los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la necesidad de incorporar educación sexual integral y la falta de información.
La maternidad ha sido durante siglos un pilar de la narrativa cultural idealizada como el máximo objetivo de la experiencia de las mujeres. Sin embargo, esta visión debe ser resignificada y planteada desde una perspectiva de derechos humanos. Es necesario reconocer la complejidad del rol de ser madre y los retos que enfrentan las mujeres en este camino.
Desde esa perspectiva, la idealización de los símbolos de la maternidad crea expectativas a veces poco realistas. Se presenta como un viaje de felicidad y plenitud, mientras que gran parte de las mujeres enfrentan dificultades emocionales, físicas y económicas que no necesariamente coinciden con ese relato. La carga mental y física puede resultar abrumadora y a menudo no se reconoce socialmente generando sentimientos de aislamiento y frustración por parte de ellas.
Nuestro mensaje desde el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género es continuar trabajando con políticas públicas que fomenten la autonomía necesaria para que las mujeres decidan sus proyectos de vida. Programas como Mujeres Derechos Sexuales y Reproductivos o Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, tienen entre sus propósitos atender condicionantes familiares que repercutan positivamente en los puestos laborales remunerados, y hacer que cada decisión sexual y reproductiva sea tomada desde el conocimiento, con una afectividad que se traduzca en consentimiento.
Desde esta institucionalidad hemos avanzado promoviendo los derechos sexuales y reproductivos como un paso hacia la eliminación de las brechas de género, mediante políticas públicas que garanticen la igualdad en el acceso a servicios de salud reproductiva, con iniciativas que promuevan la educación sexual, en un entorno donde se respete la autonomía y dignidad de cada mujer.
Repensar los roles de género contribuye a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Reconocer la diversidad de experiencias y desafíos que enfrentan las madres es fundamental para promover un enfoque que valore la autonomía, el apoyo y la dignidad de todas. La maternidad no debe ser un destino inevitable para nuestro género, sin tener en cuenta el bienestar físico y emocional de una mujer, sus proyectos de vida y discriminaciones de tipo culturales.