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Catalina Pérez I

El hecho que Catalina Pérez haya sido desaforada y siga recibiendo dieta parlamentaria del fisco es una burla hacia los chilenos de a pie.

Juan Valle


Catalina Pérez II

"Cómo quieren que no lo quememos todo". ¿Se acuerdan de esa frase de la señorita Pérez en 2019?

Andrea González P.


Fraccionamiento pesquero

Si los datos falsos fueros presentados por error entonces son ineptos y deben irse. Si fue intencional es peor y deben irse. Ambos escenarios deben implocar la salida de los responsables.

Jorge Ramos


Trabajo y personas mayores

Chile envejece, pero no necesariamente con derechos. Una de las expresiones más crudas del abandono institucional hacia las personas mayores es la precariedad laboral que enfrentan: quienes aún pueden y quieren seguir trabajando lo hacen, en su mayoría, bajo condiciones informales o sin remuneración alguna. Según datos del INE, las personas mayores de 65 años son el grupo etario con mayor tasa de informalidad laboral en el país, alcanzando un 56,9%.

En paralelo, existe una barrera estructural silenciosa pero poderosa: el viejismo laboral. Esta forma de discriminación se basa en estereotipos y prejuicios que asumen que las personas mayores son menos productivas, más lentas, tecnológicamente incapaces o "una carga" para las organizaciones. Esos estereotipos no solo limitan su acceso al empleo, sino que justifican despidos, impiden ascensos y naturalizan su exclusión del mundo laboral.

A esto se suma, forma de trabajo aún más invisibilizada: el trabajo no remunerado de cuidados, especialmente realizado por mujeres mayores.

En Chile, el 87,6% del cuidado de personas dependientes en hogares con personas mayores recae en una mujer, y en el 98,6% de los casos es una única cuidadora. Muchas de ellas son mujeres mayores, cuidadoras de cónyuges, hermanas, nietos o incluso otras personas mayores.

Entre la informalidad que empobrece, la discriminación que margina y el trabajo de cuidados que esclaviza sin nombre ni sueldo, las personas mayores, y particularmente las mujeres, viven una vejez marcada por la injusticia estructural. No es casual: es el resultado de políticas públicas que por décadas han tratado la vejez como un problema individual y no como una responsabilidad social. Este gobierno ha empujado con fuerza una reforma previsional y ha sentado las bases para un Sistema Nacional de Cuidados, reconociendo, por fin, que en Chile cuidar también es trabajar. Pero aún falta voluntad política para que estas transformaciones dejen de ser promesas y se conviertan en derechos garantizados.

Chile será el país más envejecido del Cono Sur hacia el 2050. No estamos hablando de un escenario lejano: ya estamos llegando tarde. Si de verdad queremos transformar esta realidad, urge reformas con perspectiva gerofeminista, que reconozca y remunere el trabajo que sostiene la vida. No podemos seguir construyendo país sobre el sacrificio silencioso de las personas mayores..

Agnieszka Bozanic Leal


Ley Cenabast

Como farmacéuticos somos testigos de cómo el acceso a medicamentos puede marcar la diferencia entre una buena adherencia al tratamiento o una grave complicación de salud. En Chile, según un estudio de la Universidad Católica y la CIF del 2024, a pesar de que el gasto en salud en Chile entre el 2014 y el 2022 pasó de un 7,8% a un poco más del 10% del PIB, esto no se ha traducido en una disminución del gasto de bolsillo en salud de las personas -especialmente en medicamentos- donde las estadísticas muestran que estamos cerca del 62%, siendo uno de los más altos dentro de los países de la Ocde

En este contexto, la Ley Cenabast, en vigor desde abril de 2020, representa un punto de inflexión necesario y esperanzador para muchas familias de escasos recursos en nuestro país. Esta ley permite que las farmacias privadas -especialmente las independientes o de menor tamaño- puedan acceder a los medicamentos que adquiere la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast), a precios significativamente más bajos.

Esta ley es una estrategia de acceso inteligente. Primero, porque permite nivelar la cancha entre farmacias comunitarias de barrio y grandes cadenas, fortaleciendo al canal tradicional, ese que muchas veces está más cerca del paciente. Segundo, porque actúa directamente sobre el principal dolor que limita el acceso a terapias de primera generación a los usuarios: el precio del medicamento.

Y no es solo teoría. Un ejemplo concreto y emblemático ha sido el caso de la levotiroxina, medicamento esencial para personas con hipotiroidismo, que gracias a Cenabast puede llegar a costar hasta un 85% menos en farmacias adheridas. Estos ahorros no solo alivian el bolsillo del paciente, también mejoran la adherencia, la continuidad terapéutica y, por ende, los resultados en salud pública.

Tenemos una responsabilidad activa en esta estrategia. Por eso, debemos promover activamente el uso informado de esta ley, ayudar a los pacientes a identificar farmacias adheridas y seguir insistiendo en políticas públicas que pongan el foco en el acceso efectivo a medicamentos.

Christian Vicencio