La política como espectáculo
Ricardo Díaz Cortés , Gobernador regional de Antofagasta
Es innegable que toda persona que logra cierta notoriedad pública, por ejemplo, al adquirir un cargo de elección popular, posee una tribuna no menor que le permite influir en la ciudadanía. No todos escriben columnas en este prestigioso medio, somos solo algunos los que tenemos ese privilegio. Sin embargo, todo privilegio debe venir aparejado de responsabilidades.
Cuando los griegos, según Hannah Arendt, establecieron la democracia, lo hicieron sobre la base de la isonomía (la igualdad ante la ley) y la isegoría (todos tienen el derecho a participar). La democracia parte del supuesto que todos tenemos derecho a expresar nuestra voz para incidir en la vida pública. Pero según la filósofa esto venía aparejado de la responsabilidad de usar esa voz para enunciar algo que valga la pena ser escuchado. Algo que vaya en beneficio de todos.
Hoy en día podríamos preguntarnos si lo que decimos los políticos vale la pena escucharlo o si todos los jóvenes que escriben estas columnas vale la pena leerlas.
Porque ocurre que a veces se hacen discursos que no tienen que ver con la realidad o con la resolución de los desafíos que enfrentamos. Por ejemplo, cuando sólo se comentan situaciones sin propuestas, sin soluciones o se piden renuncias al voleo frente a cada problema, sin ver si esa renuncia entorpece o entraba más aún la situación.
Hace poco estábamos en una mesa tratando de resolver el tema de la concesionaria del Hospital Regional de Antofagasta, que todos conocemos no ha logrado dar respuesta ni atención de calidad a los usuarios y luego de 8 años, los gremios de la salud por fin tenían la oportunidad de revisar el contrato de concesiones suscrito por el MOP y modificarlo. Las partes estaban de acuerdo. Pero hoy sabemos que dicha jefatura ya no sigue y al parecer se vuelve a fojas cero. Si bien la ministra me informó (y ahora lo comunico a todos) que este lunes me reuniré con el nuevo director para garantizar que lo avanzado permanezca, igual habrá un tiempo de retraso mientras la nueva autoridad asume el cargo en propiedad.
Los liderazgos se caracterizan por lograr orientar el curso que ha de seguir una comunidad. Nosotros en el GORE, junto al CORE, hemos impulsado la estrategia minera para organizarnos y definimos desafíos para el desarrollo local. O hemos impulsado el corredor bioceánico para diversificar nuestra matriz productiva. Estamos potenciando la astronomía, el desarrollo satelital y aeroespacial, las energías limpias, el litio; dirigiendo la región hacia un mejor desarrollo.
¿Es mucho pedir que todas las autoridades políticas asumieran ese tipo de liderazgo y orientaran sus discursos a resolver los problemas y no solo a relatarlos, a vociferarlos? Un político está para solucionar lo que la ciudadanía necesita y no para hacer espectáculo repitiendo los problemas que ya tenemos. Porque al final del día si se les ha dado la tribuna para exponer, han de usarla para hallar soluciones y no seguir siendo parte del problema.