Calidad de vida de adultos mayores
El tsunami social en desarrollo nos obliga a generar políticas públicas y un equipamiento urbano acorde a un país que envejece a pasos agigantados. En Antofagasta hay poco más de 60 mil adultos mayores, un número que sigue aumentando.
Los últimos antecedentes muestran un cambio radical en la relación población joven-tercera edad, que obliga a la reflexión en la forma en que la sociedad debe enfrentar un futuro más que preocupante de aquí a un par de años.
En la Región de Antofagasta, la población de personas de 65 años o más asciende a 61.760 personas. De este grupo, 34.480 son mujeres y 27.280 son hombres. Adicionalmente, se estima que en la región hay 28.237 adultos mayores que están ocupados en el mercado laboral local. Hace dos décadas los jóvenes constituían un 24 por ciento de la población y la tercera edad superaba el ocho por ciento; hoy, según el Censo 2024, la situación cambió radicalmente.
Este fenómeno se veía venir y el discurso en todos los ámbitos, incluyendo la política gubernamental, era prepararse para ese futuro. El desafío, en todo caso, es gigantesco, considerando que las parejas retrasan cada vez más el momento de tener hijos y el promedio de niños por matrimonio es cada vez más bajo, lo que implica preeminencia del grupo de la tercera edad.
El asunto no es solo resolver el acceso a edificios públicos y de servicios, que mantienen un déficit importante; bloques habitacionales de menos de cinco pisos no cuentan con ascensores; en muchos lugares no hay atención preferente, etcétera.
En el ámbito de la construcción, tanto privada como por cuenta del Estado, no se levantan casas o departamentos con puertas que permitan el paso de sillas de ruedas. O baños que cuenten con elementos de seguridad para discapacitados y personas mayores, todo lo cual las empresas deben considerar y levantar viviendas inteligentes, lo mismo que plazas y sitios de descanso, nada de lo cual se ha abordado.
La mayor deuda, eso sí, radica en la mentalidad ciudadana para entender la realidad del adulto mayor y actuar en consecuencia.